La ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de París 2024, fue testigo de un evento sin precedentes: la irrupción de Tom Cruise en el corazón del Stade de France.
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Más allá de ser una estrella de cine, Cruise se convirtió en el protagonista de una puesta en escena que fusionó el deporte, el espectáculo y la promoción.
Olímpicos y Tom Cruise: ¿Por qué estuvo en el evento?
Su entrada, digna de una de sus películas de acción, lo mostró descendiendo desde las alturas del estadio, un claro guiño a sus arriesgadas acrobacias en la saga Misión Imposible.
La elección de Cruise no fue casualidad. Como embajador de la industria cinematográfica estadounidense, su figura representó un puente entre la tradición olímpica y la cultura popular.
Vestido con un traje a medida y con una determinación muy clara, Cruise descendió desde las alturas del Stade de France en una maniobra que solo él podría ejecutar. Con la elegancia y precisión que lo caracterizan, se deslizó por el aire hasta aterrizar en el centro del estadio, donde lo esperaba una motocicleta.
Esta entrada impresionante, digna de una película de acción, estableció el tono para una presentación inolvidable.
A bordo de su motocicleta, Cruise recorrió el estadio mientras la multitud lo aplaudía de emoción. Su presencia carismática y su energía contagiosa crearon una atmósfera impresionante que unió a los espectadores de todo el mundo.
Con un gesto decidido, tomó la bandera olímpica y la alzó en alto, simbolizando la transición de los Juegos Olímpicos de París a los de Los Ángeles 2028.
Sobre la duda de si le pagaron algo al actor para estar allí, aún no se conoce ese detalle, sin embargo, los medios franceses destacan que su presencia en los juegos hizo parte de una eufórico evento de cierre, lejos de ser un intercambio comercial o contratación.
Los Juegos Olímpicos, como máximo evento deportivo a nivel mundial, se han convertido en una plataforma ideal para promocionar marcas, películas y, en este caso, una ciudad que será sede en el futuro.
Al tomar la bandera olímpica y transportarla hasta Los Ángeles, ciudad que albergará los Juegos en 2028, Cruise se convirtió en un relevo simbólico, conectando dos ediciones históricas del evento.
Sobre la clausura, Le Parisien escribió “como estos partidos ya ganados, pero donde la euforia, el perfeccionismo y la conciencia del momento excepcional dictan no relajarse, brillar hasta el pitido final”.
