
Piper Chapman, interpretada por Taylor Schilling, proviene de una familia neoyorquina adinerada, conservadora y tradicional. Es aparentemente una mujer tranquila que lleva una vida normal junto a su futuro esposo, Larry Bloom (Jason Biggs). Todo cambia cuando Chapman es condenada a pasar quince meses en la Prisión Federal Litchfield, de Nueva York, por transportar dinero del narcotráfico diez años atrás junto a su ex novia traficante, Alex Vaus (Laura Prepon).
La serie, que cuenta con dos exitosas temporadas al aire, se estrenó en junio del 2013 y fue creada por Jenji Kohan, escritora de la también aplaudida serie Weeds y quien este año fue incluida en la lista de las cien personas más influyentes del mundo según la revista Time.
La historia se basa en la autobiografía de Piper Kerman: Orange is the New Black: Crónica de mi año en una prisión federal de mujeres, y abarca más que el drama de una «niña bien» porque también trata la realidad de las mujeres que viven en la cárcel. Los problemas y razones que las llevaron a ser privadas de la libertad se evidencian en escenas dramáticas con el toque exacto de humor y cinismo. Al mismo tiempo, se toca, muy de cerca, la corrupción del sistema carcelario de Estados Unidos, las injusticias y los abusos que se viven diariamente dentro de las instalaciones.
En prisión, a Chapman la acompañan reclusas como la divertida Nicky (Natasha Lyonne), una chica lesbiana muy coqueta a la que su adicción a la metanfetamina le cuesta su libertad; Miss Claudette Pelage (Michelle Hurst), una misteriosa mujer haitiana que trabajó desde muy pequeña como mucama, y cuya condena apunta a varias versiones; Red (Kate Mulgrew), chef de la mafia rusa, respetada por las reclusas y líder más allá de la cocina; y, para darle más picante, la ex amante de Piper, Alex.
Más allá de contar los dramas de mujeres criminales, Orange is the New Black es una serie que ha traspasado límites. Dentro de sus doce nominaciones, incluidas Mejor comedia, Mejor actriz de comedia y Mejor guion, está la de Mejor actriz invitada, gracias a Laverne Cox (Sophia Burset, la peluquera de Litchfield), el primer transexual en competir por un Emmy y quien en la serie interpreta un hombre que se cambió de sexo. Allí se narra sin tapujos la transición de Marcus, un bombero, a Sophia. El capítulo, llamado Lesbian Request Denied, (Pedido lésbico denegado) fue dirigido por la reconocida actriz Jodie Foster, quien está nominada a Mejor dirección.
No todo ocurre tras las rejas. Afuera transcurre la vida de Larry Bloom, el novio de Piper. Es un periodista que aceptó el pasado oscuro de su chica y que, en vez de darle la espalda, le propuso matrimonio semanas antes de que ella fuera a prisión. Como si fuera poco, Bloom debe soportar la idea de que su futura esposa convivirá los próximos quince meses con su ex novia, una traficante de drogas.
Según el diario español El País, «en Orange is the New Black no hay hueco para personajes femeninos simples. Al contrario, es una oda a las mil facetas del llamado género débil y cómo se ayudan (o ponen la zancadilla) entre ellas para sobrevivir en un entorno hostil».
Desde ya, los amantes de Orange is the New Black esperan la llegada de la tercera temporada, confirmada por Jenji Kohan para el próximo año.
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Foto: Tomada de Netflix