“Yo pienso que el éxito es la recompensa al trabajo serio, honesto y responsable. No debe ser visto como una meta, más bien debe ser visto como una consecuencia. En el campo familiar y en el campo profesional para mí van de la mano y es posible alcanzarlos en forma simultánea.
En el campo familiar es formar a los hijos para que sean personas de bien, que aporten a la sociedad, que sean felices y tengan la capacidad de desarrollar sus proyectos de vida. En mi campo profesional, el éxito es tener una marca de estilo de vida, reconocida internacionalmente.
Para algunas es más importante la vida profesional; para otras, la vida familiar. Esa es una decisión muy personal, pero creo que la mujer de hoy debe buscar triunfar en los dos campos, ya se ha demostrado que es posible. No hay que renunciar a la carrera para dedicarse a la familia, ni tampoco hay que aplazar la decisión de formar una familia o abandonarla para triunfar profesionalmente. En mi caso, Mauricio ha sido un gran soporte y apoyo. Mi esposo es discreto y no le gusta el protagonismo, lo que genera un buen balance.
Recuerdo con cariño y nostalgia mi primera experiencia con el éxito. Fue cuando empecé a ver que los productos que estaba creando, unas camisetas con apliques, que gustaron mucho. La gente que no me conocía empezaba a pedirlos. Esa fue una sensación de alegría que no olvido, que permanece en mi corazón. Y a pesar que he tenido momentos difíciles en mi carrera, porque nada es fácil, no me gusta hablar de fracasos. Soy una mujer optimista por naturaleza. Siempre veo los obstáculos como nuevas oportunidades. Y tengo mis claves para el éxito, que me las repito y se las digo a mi equipo y a mis hijos: pasión, perseverancia y disciplina. Porque en la vida nada te regalan, incluso he tenido que sacrificar cosas por el éxito, que en definitiva es ser dueña de mi tiempo.
Para mí, el éxito es una esencia inspiradora. Cuando triunfas estimulas a muchas personas, demostrando que sí es posible. Tiene un efecto dominó. Las personas exitosas abren puertas y rompen esquemas, de una forma que allana el camino, lo pone más fácil a los que vienen detrás. Pero hay que tener cuidado porque hace daño cuando se confunde con la fama o se convierte en obsesión. El éxito es un logro propio, una satisfacción personal. En cambio, la fama es una apreciación de terceros. Y en esta era de las redes sociales sucede frecuentemente, porque confunde éxitos y méritos con popularidad. El éxito es cuestión de resultados, no de cantidades de likes y seguidores.
Hay mucha gente exitosa de admirar, pero se me viene a la cabeza el francés Bernard Arnault, hombre de negocios. El propietario del grupo de artículos de lujo LVMH ha tenido la visión para crear un imperio que ha redefinido la industria de la moda. Con su talento cambió el mercado para siempre. Su nombre ya quedó registrado en la historia de los negocios, la moda, el arte y la filantropía”.
Foto: Andrés Espinosa