Powerpaola, el grito de libertad en una viñeta
Sucedió en uno de los vagones del metro de París:
-¿Cómo te llamas?
-Paola.
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-¿Cómo? ¿Power?
-No, me llamo Paola.
Paola chapuceaba el francés y a él, inmigrante africano, también se le entendía poco. Para responder la pregunta, en un pedazo de papel ella escribió su nombre y se lo entregó. El hombre lo leyó con la rapidez de profesor que llama a lista, le pidió prestado el lapicero y se puso a garabatear algo. Ahora era él quien se iba a hacer entender. Se lo devolvió. Powerpaola, leyó ella. A partir de entonces, o al menos cerca de aquel instante, Paola Gaviria empezó a firmar sus dibujos como la bautizó aquel pasajero. La perla le cayó mientras realizaba una residencia artística, durante sus años iniciales de formación. Un actor fortuito marcó su manera para que la recuerden: Powerpaola y punto.
Se puede leer en varias entrevistas la génesis del seudónimo. Para quienes conocen sus trazos, es una referencia obvia. Pero la vida de esta dibujante colombo ecuatoriana está lejos de lo obvio. Precisamente su cotidianidad, que empezó a dibujar en 2009 en el blog historietasreales, es el hilo conductor de su obra. "Mi primera novela gráfica trata de la brusquedad del primer cambio de ambiente, de cuando a los 13 años me fui de Quito a Cali. Fue muy duro darme cuenta de que la vida como uno creía que era no es así", dice Powerpaola desde Buenos Aires, su casa hace tres años. Su experiencia en la capital del Valle se convirtió en un espejo en que los lectores se reflejaron. Los sedujo la naturaleza nómada de su autora, protagonista de un mundo muy personal y a la vez familiar, en un contexto que tiene la agresividad de un tren que se deja abordar si aprovechas el instante. ¿Quién no se ha sentido abrumado con la realidad? En la Cali de los 90, adolescentes hablaban de ir a bailar y se mostraban sensuales y atrevidos para una quiteña formada en un colegio de monjas. Nada era obvio o, de pronto, sí: "hay otras maneras de vivir y, al mismo tiempo, se vive igual", sostiene ella.
«La única manera que mantenerse vigente es no parar. Me demoré tres años haciendo Virus Tropical y la gente la lee en menos de una hora» Paola Gaviria.
Con Virus Tropical se dio a conocer. Su relación con el dibujo había empezado antes de la universidad. Esbozaba personajes en libretas, les ponía mensajes, creaba un ambiente único para ella y para las amigas a las que les enviaba cartas. "Unas cosas me salían en palabras y otras en dibujo, mostraba el detalle de las cosas que no sabía expresar con letras", confiesa. Hace seis años, decidió mostrarse de un modo distinto. "Como a mi no me gusta tomarme fotos y subirlas a Internet, me pareció interesante esta manera de presentarme al mundo. Fue así como nació Virus tropical", explica.
Los que la leyeron sintieron el grito de libertad en una viñeta. Con esa potencia continuó apostando por complejidad de las historias gráficas. Su vida la llevó a hacer más libros y a publicar con frecuencia historietas en su blog powerpaola.blogspot.com.co. "Me demoro un mes pensando las historietas y tardo un día haciéndolas. Lo más difícil es dar con una idea. Me siento más cómoda haciendo historias de largo aliento. Cuesta mucho trabajo lograr que el lector pueda llevarse algo de una tira".
Powerpaola vive en Buenos Aires porque en esa ciudad es feliz haciendo lo que hace. Tiene trabajo, anda en bicicleta, cuenta con servicio de salud gratuito y se alimenta de las propuestas de sus colegas. Dibujar la adaptación al cine de Virus Tropical y Todo va a estar bien, su próxima novela gráfica, son dos de los proyectos que tiene sobre la mesa. Anticipa que en Todo va a estar bien no tiene ganas de ser tan explícita, que apostará por un ritmo de narración más lento. Frases de personas que le cambiaron el rumbo de su vida, como cuando sin muchas razones le dijeron que tenía que dejar su trabajo, serán la guía de la protagonista Powerpaola. Otra vez la cotidianidad como corriente en la planta de sus pies.
«Me demoro un mes pensando las historietas y tardo un día haciéndolas. Lo más difícil es dar con una idea. Me siento más cómoda haciendo historias de largo aliento». Paola Gaviria.
Los días de un artista pueden ser igual de sedentarios a los de un recepcionista de banco, incluso peor porque no tienen horario. Powerpaola se consagra a lo que hace, casi que no toma descanso. Lo reconoce sin lucir pretenciosa, puede dibujar de nueve de la mañana a diez de la noche, de lunes a domingo. En lo que va de 2015, pica de izquierda a derecha con sus dibujos. Es consciente de que necesita despegarse del lápiz y los colores. Sabe más que cualquiera que las historias están de la ventana para afuera. "Si uno se dedica a esto todos los días, nunca va a tener una crisis de creatividad. La única manera de mantenerse vigente es no parar, casi que debes tener estado físico para hacerlo. Me demoré tres años haciendo Virus Tropical y la gente la lee en menos de una hora".
Para algunos autores podría ser injusto que su creación se devore en minutos, pero para Paola Gaviria no. Tiene claro que la vida trae sus cosas.
Nadie sabe para quién crea, como el inmigrante que escribió en el papelito un seudónimo en el metro de París.
En España, Argentina y Colombia editaron Virus Tropical, novela gráfica que será llevaba al cine por Timbo Estudio.
Libros publicados:
- Virus Tropical
- La Madremonte
- Costuras
- Por dentro
-QP