
Juliana Ríos con su obra 'El norte fue el sur'. / Foto: Cortesía
La exposición El norte fue el sur documenta la experiencia de recorrer durante 30 días, primero, el paisaje de Sitka (Alaska), y segundo, el del caribe colombiano (desde el Cabo de la Vela hasta Mompox, pasando por el Parque Tayrona).
Como resultado de sus viajes y de sus búsquedas, Juliana Ríos (la autora), logró plasmar (en más de 200 acuarelas pintadas entre los 5 y los 42 grados centígrados, y dos videos sincronizados que permiten ver la acción de pintar), el constante cambio de lo cotidiano en ambos lugares.
En una época donde lo digital domina el mundo, este proceso de creación fue una experiencia casi épica. Pintar bajo la lluvia dentro de un bosque húmedo en Sitka o hacerlo a 40 grados de temperatura en el desierto en la Guajira, suponen un estado de dificultad que implica aprender a solucionar problemas y enseña a viajar más ligero, tanto de equipaje, como de miedos y preocupaciones.
El caribe colombiano tiene muchas similitudes con Sitka Alaska. Por ejemplo, ambas regiones tienen el mar al lado de la montaña, son zonas pesqueras y cuentan con una gran presencia indígena. Los increíbles colores que se ponen en el amanecer en Mompox sobre el Rio Magdalena, no tienen nada que envidarles a los amaneceres después de la Aurora boreal.
Una conversación con Juliana
Como observadora atenta de diversos paisajes, ¿cómo ves la relación de lugares protegidos con el turismo?
He sido una viajera desde niña. A los dos años mi abuela me llevo por primera vez a la Guajira y la primera imagen que recuerdo con claridad es estar en la terraza de la casa de mi familia materna frente del mar. Entonces ir a esa región del país era un viaje inusual. He visto en el transcurso de mi vida como La Guajira se ha venido convirtiendo en un destino turístico y como ha aumentado el interés por la región durante los últimos años. Es indiscutible la riqueza natural y cultural de la primera esquina del caribe colombiano y es claramente importante su reconcomiendo, pero al mismo tiempo al volverse un territorio visible y al tener el turismo un potencial económico importante, tanto los territorios ancestrales, como las tradiciones y el paisaje se ven afectos ante la sobrexplotación. Es natural que los espacios se transformen y el interés por el ecoturismo está en aumento. Así mismo debe crecer el sentido de responsabilidad ante los espacios protegidos y las reservas tanto naturales como culturales pues ese es el verdadero patrimonio de nuestro país.
¿Cómo fue la experiencia de viajar sola a un lugar tan apartado como Alaska, en contraste a un destino más conocido como el caribe colombiano?
La verdad el mayor peligro de estar pintando sola en medio del bosque húmedo en Sitka Alaska, era que me encontrara con un oso o me perdiera en la montaña, siempre estuve segura y al estar en una región poco poblada puede sentir la calidez de su gente contrastado con el clima frio. Por otro lado, al viajar por el caribe colombiano, el territorio ancestral de mi familia materna, sentí la generosidad de la gente y su necesidad por protegerme. Tuve que viajar siempre acompañada por mis primos, pues lamentablemente no es seguro para una mujer de mi edad estar viajando sola en mi país y mucho menos pintando en zonas como la Serranía del Pirija, la frontera entre Colombia y Venezuela ante la realidad política de ambas naciones.
¿Cómo percibes la participación de los jóvenes en los grandes circuitos del arte como ARTBO, la Feria del Millón y Barcú?
Estimulante y fundamental para el crecimiento del sector cultural. Colombia es un país que necesita entender que el motor de cambio de una sociedad está en el desarrollo de la educación y la cultura. En el 2005, la feria de arte de Bogotá ARTBO, abrió Arte cámara, un espacio para dar a conocer las propuestas de artistas emergentes, y permitirles un espacio de visibilidad, a nivel nacional e internacional, gracias a los resultados positivos de esta iniciativa surgieron espacios alternos como Spot light de Barcú y la Feria del Millón. Me siento parte de una generación de artistas comprometida con la realidad del país, que encuentra en las artes una manera de invitar a la gente a creer que podemos imaginar y crear otras realidades y conexiones. Una generación que entiende que las artes son tal vez la única herramienta que tenemos los seres humanos para conectarnos con el mundo de lo sensible y que, a través de sus diferentes manifestaciones, como la plástica, la música y el teatro, le abren los ojos al público ante la ceguera de nuestra realidad.
Eres una artista que se autodenomina pintora y durante los últimos años poca pintura se ha visto en ARTECÄMARA. ¿Por qué crees que te eligieron para estar en su última selección y cómo fue el proceso?
Desde que estaba en la Universidad, tomé la decisión de dedicarme a la pintura, pues para mí la historia de la humanidad está mejor relatada en cuadros que en libros. Así mismo creo que los pintores estamos en toda la libertad de pintar el mundo que nos rodea y por lo tanto ningún tema es menor. Existe una relación importante entre el arte contemporáneo y el mundo académico, es por eso que muchas veces las obras de arte contemporánea pueden parecer enigmáticas o lejanas para el público por fuera de las instituciones del arte. Creo que muchos artistas jóvenes salen de la universidad un poco adoctrinados por la academia, y la verdad yo siempre he querido hablar desde lo cercano, desde lo visceral. Obvio estos salones de arte joven son radiografías de las tendencias y cómo se está proyectando el arte en el país. Por eso, debo admitir que es una gran sorpresa estar en la selección de este año, creo que hay un interés mundial de nuevo por la pintura y los pintores nos estamos reinventando, en mi caso y en este proyecto en específico, buscando en el acto de pintar un gesto que atraviesa el cuerpo y que genera una conciencia de estar presentes, aquí y ahora.
¿En qué se inspira Juliana Rios?
En los viajes, las historias de familia, las imágenes que me conmueven, en los lugares que visito y la gente que conozco.
¿Qué viene después de ARTECÁMARA para Juliana Ríos?
Pintar, escribir, grabar, viajar, crear y gozar la vida. Toca, ¿no?
