Para los colombianos la madre es el pilar fundamental de la familia y más aún cuando hablamos de una mamá que sola, saca adelante a su hijo. En el caso de Viviana, sus ganas de salir adelante la impulsaron a crecer incluso más de lo que imaginó cuando recién se graduó del colegio.
Por eso, tan pronto tuvo la oportunidad de trabajar decidió estudiar una carrera. Le habían enseñado que la academia era un espacio para unos pocos, pero en el camino supo que podía formarse porque su trabajo en Compensar se lo permitía.
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“Ingresé al hotel Lagomar para trabajar una temporada de San Pedro en 2008, llegué sin experiencia, pero con toda la disposición de aprender y de conquistar el mundo. Tenía muy buenas referencias de Compensar, estuve junio, julio y agosto y aquí sigo, ya llevo 15 años”, explica. Viviana arrancó como recreadora sin sospechar que sería el punto de partida para alcanzar otras metas. Su vocación, actitud de servicio y gran potencial la motivaron para desempeñar otros cargos.
Una vez se abrió una vacante en el área de cajas, no dudó en intentarlo. Aunque amaba lo que hacía, estaba convencida de que podía desenvolverse con éxito en cualquier otra responsabilidad.
En un primer intento no quedó en el cargo. Cualquiera en su lugar se habría refugiado en la frustración. Pero Viviana no, ella sabía que tendría una segunda oportunidad. Tiempo después, tuvo otro chance; la plaza de nuevo estaba vacante. “Como me empapé un poquito más del tema, me preparé más para poder lograrlo”, recuerda. Así como también tiene en mente el crecimiento de Lagomar, del que ha sido testigo durante todos estos años y que relaciona con su propio crecimiento: “he estado en la inauguración de la bolera, el spa y otros espacios esenciales para la recreación y el descanso de nuestros huéspedes”.
La curva de su progreso continuó, por eso cuando se presentó una nueva oportunidad de ascenso, no dudó en aceptar el reto; la vacante era ama de llaves. Viviana fue seleccionada, ahora desempeña ese rol en Lagomar, por lo que tiene la motivación para seguir creciendo y abriendo puertas para ella y para su hijo, quien es sin duda su mayor inspiración.
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A sus 35 años esta girardoteña y soñadora imparable no se conforma con las conquistas obtenidas. Porque por encima de sus aciertos laborales está su papel como madre, uno que ejerce con amor, dándole a Miguel Ángel, el mejor ejemplo. “Mi hijo es de corazón naranja porque quedé embarazada acá y lleva 11 años pudiendo disfrutar de los servicios que nos ofrece Compensar. Es mi inspiración, somos un equipo, quiero que él vea en mí a una mujer emprendedora, por eso voy a estudiar de nuevo, tengo como proyecto mi casa para mí y para mi hijo”, concluye.

La estabilidad laboral conseguida con empeño sumado a su sed de aprender la convirtieron en tecnóloga en hotelería y turismo. Desea seguir estudiando.
