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Víctor Cifuentes y sus 50 años en la televisión colombiana

Recordamos el trabajo del actor facatativeño, su primer protagónico y la metamorfosis de la profesión actoral, en palabras de su hija.

Por Diana Cifuentes
13 de junio de 2017
Víctor Cifuentes

Víctor Cifuentes

Es imposible hablar de la historia de la televisión colombiana, sin mencionar nombres como el de Víctor Cifuentes. Hoy, ya pensionado y dedicado al trabajo independiente, sigue participando en al menos, una obra de teatro y una telenovela al año; siente que es su deuda con el público que siempre lo ha acompañado en su carrera y que hace parte innegable de su vida. 

 

 

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Era 1965 y Víctor, con tan solo 15 años de edad, empezó a cumplir sus sueños sin pausa. Su primer encuentro con uno de los grandes amores de su vida, la radio, fue en la recordaba radionovela, Caliman, junto a Gaspar Ospina, uno de sus maestros personales. Víctor nunca imaginó que esa experiencia, que aún hoy le eriza la piel, sería el inicio de una ejemplar carrera que este año cumple 50 años.

 

 

Para la década de los 70, la televisión era un árbol creciendo en el país y las telenovelas, sus frutos más dulces. Los artistas que hacían parte de las producciones radiales que enamoraban a los colombianos y paralizaban el país, reemplazaron los micrófonos por las cámaras.

 

 

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Una Vida Para Amarte fue la novela en donde Víctor debutó como actor de televisión. Participó en 60 capítulos. La educación de su diafragma y su especialidad en arte dramático, le permitieron brillar en la pantalla que compartió junto a otras estrellas del momento: Aldemar García, Alcira Rodríguez, Álvaro Ruíz, Dora Cadavid y Margalida Castro. Al parecer, el nombre de esa primera producción vaticinaba la relación que sostendría Víctor con su carrera, a la que ha dedicado su vida por amor.

 

 

Tuyo es mi Corazón, Bolívar Soy Yo, Manuelita Sáenz, Teatro Popular Caracol, La Feria de Las Vanidades, Extrañas Llamadas, Inseparables, Caso Juzgado, La Mujer del Presidente, El Pasado No Perdona, Telenovela Destino, La Daga de Oro, son algunas de las producciones que registra como grandes experiencias, al lado de amigos entrañables como Amparo Grisales, Julio César Luna, María Cecilia Botero, Judy Henríquez y Carlos Muñoz.

 

 

De la maldad de sus papeles, a Víctor solo le queda la humanidad. Su sensibilidad le ha permitido encontrar el dolor y la historia íntima, incluso en el más malo de los personajes. La disciplina profesional sumada a esa profundidad emocional que le imprime a sus interpretaciones, es la combinación ganadora que siempre han aplaudido los directores con los que ha tenido la oportunidad de trabajar.

 

 

La madurez de su carrera la logró en grandes producciones como La Caponera con Margarita Rosa de Francisco, Amantes del Desierto, Sofía Dame Tiempo junto a Rafael Novoa y Karen Martínez, El Inútil, Pandillas Guerra y Paz, El Cartel de Los Sapos, A Corazón Abierto, La Madame y El Secretario.

 

 

Romántico, mordaz, servicial, coqueto, dicharachero, le encuentra broma a todo, ya sea en un set de grabación, una reunión o incluso, la sala de un hospital. Es trabajador y exageradamente puntual. Habla con la misma claridad que hace décadas y mantiene el tono de voz grave que enamoró a los colombianos en su juventud. Odia las injusticias, está perfectamente enterado de la política nacional, y le conoce la historia completa al país, en parte porque la ha leído juiciosamente, en parte porque la ha vivido. Escucha radio y noticias, 24 horas al día.

 

 

A la nueva generación de artistas le reclama la pérdida de respeto por el arte, que ya no se exija un trabajo arduo para todos los que sueñan con aparecer en las pantallas de cine y televisión colombianas. Añora la radio de los años 70 y 80, esa radio culta que exigía al locutor y educaba al oyente. Para Víctor, el artista tiene una responsabilidad social inevitable, ser líder social, dar buen ejemplo, llevar un mensaje de paz, ser tan disciplinado como humilde y dedicarse a su gente.

 

 

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Para Víctor, solo el amor de Diana Amado, su esposa desde hace 30 años, es comparable al que siente por la actuación. Ella es su polo a tierra, su mejor amiga, la madre de sus hijas. Ha sido quien lo ha apoyado en los momentos más felices, como cuando recibió el reconocimiento “Glorias de Televisión” de Caracol, o el de “Toda una vida” de RTI, así como en los más difíciles, que incluyen los inevitables problemas de salud. Todos, motivos que han fortalecido la unión entre ellos.

 

 

La crónica roja, la historia del teatro, los mejores libros de técnicas de voz y todos los títulos de Dan Brown integran su biblioteca personal, y están perfectamente organizados junto a su colección de música: vallenato clásico del Binomio de Oro, Marco Antonio Solis, Jorge Celedón, Ana Gabriel, Rocío Dúrcal, Gardel, Julieta Venegas, Juanes, Michael Bublé y hasta el Danubio Azul de Strauss, puede aparecer en una de las sesiones musicales que tanto le gustan.

 

 

Víctor tiene en mente varios proyectos que quisiera llevar a cabo de la mano de sus compañeros, aquellos actores mayores que resultan ser los padres del arte dramático nacional. Le gustaría convertirse en la voz de los actores colombianos que han llegado a la vejez, enamorados de la actuación, pero abandonados por el medio, solos y sin ingresos. Agradece el amor que ha recibido por parte de su público, y le encantaría convertirlo en tendencia para que el futuro del actor colombiano sea esperanzador.

 

 

Lo último que hizo en televisión, fue Tiro de Gracia, junto a Robinson Díaz y una participación especial en Sin Tetas Sí Hay Paraíso. Reconoce que el medio ha cambiado, que los gustos y las prioridades son otras; que, tal vez, el público también exige cosas nuevas, razones por las que Víctor prefiere trabajar con equipos conocidos, con la gente que siempre lo ha querido y ha confiado en él. “Ya estoy por encima del bien y del mal”, afirma entre risas, con ese sentido del humor brillante que reconocen sus allegados. Aún así le reclama a sus espectadores; cree que es la audiencia quien debe exigir contenidos, que la televisión, el cine y la radio siempre tendrán el compromiso social de construir mentes. Afirma que amará su arte hasta el último día de su vida y precisamente por eso, siempre le exigirá excelencia.

 

 

Fotos: David Schwarz.

Por Diana Cifuentes

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