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Y llegó El Silencio de los Fusiles

El documental se proyectará en las salas de Cine Colombia, entre el 20 y el 23 de julio.

Por Diana Franco
19 de julio de 2017
El Silencio de los Fusiles

El Silencio de los Fusiles

Dirección: Natalia Orozco.

Género: Documental.

 

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Tras medio siglo de enfrentamientos, dos enemigos históricos decidieron sentarse a negociar el fin de la guerra, a través del diálogo. Delegados del Gobierno y de las FARC se jugaron el futuro del país en La Habana, mientras Colombia se polarizaba. La promesa de lograr que el grupo guerrillero acallara las armas e iniciara el camino de transición a la democracia significaba un completo timo para unos, mientras que, para otros, incluso en medio del escepticismo, despertaba esperanza. 

 

El silencio de los fusiles comienza de manera contundente.  Apela a la memoria para recordarnos, a través de una serie de registros históricos, los momentos más crueles de la guerra en nuestro país. El mensaje es claro: aquí nadie está libre de culpa. “En los primeros tres minutos del documental pongo en la balanza todo en lo que creo. Creo que las guerrillas transgredieron los límites de lo humano y creo que sectores del Ejército apoyaron grupos paramilitares y se unieron a los narcotraficantes para defender intereses muy perversos”, señala Natalia Orozco, directora del documental.

 

Luego, los discursos de cada delegación dejan vislumbrar la gigantesca brecha sobre la que se inició el diálogo. La periodista abre sus micrófonos a líderes guerrilleros, como Timochenko y Pablo Catatumbo, y a representantes del Gobierno, como Humberto de la Calle y el presidente Juan Manuel Santos.  En esas voces,  la fragilidad es la constante. 

 

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Sin embargo, a medida que avanza la historia, ese callejón sin salida comienza a generar puntos de encuentro, diminutos pero claves. Estos permitieron la llegada al acuerdo final. Un acuerdo que la directora en ningún momento califica como perfecto, pero que la llena de ilusión. 

 

Durante los cuatro años que duró la negociación, Natalia Orozco se ganó un lugar entre los voceros de las dos delegaciones para poder registrar, preguntar, reflexionar y ver, más cerca que cualquier otro medio, los pormenores de ese momento marcado por la desconfianza. Quizá uno de los elmentos más importantes de esta película es que nos lleva a conocer la guerrilla en un entorno más íntimo. Nos nuestra que las FARC no son ese gigante asesino que hace daño por maldad y es incapaz de pedir perdón; ese criminal que es feliz en el monte disparando armas, que no tiene familia, que no sabe del amor ni de la paz. Pero el documental tampoco los justifica. 

 

Confieso que casi no puedo con el nudo en la garganta cuando El silencio de los fusiles me puso en frente imágenes de guerrilleros celebrando que no tendrían que empuñar nunca más las armas. Se abrazaban entre ellos y, en medio de ilusión y lágrimas, esperaban la llegada de una nueva vida, una nueva oportunidad. Eso es algo que me caló hondo porque no me lo esperaba, porque no me lo había planteado, porque habíamos dejado de verlos como seres humanos. “En medio de la guerra hay personas que, por una u otra razón han hecho cosas monstruosas, sin ser monstruos”, dijo Natalia Orozco. 

 

En tiempos en los que la polarización política se ha convertido en un cáncer más de los que sufre el país, este documental es necesario. No solo porque nos recuerda que todos hemos tenido una cuota de responsabilidad en esta guerra sino que todos tenemos un papel fundamental en el desafío histórico que enfrentamos hoy, a puertas del posconflicto. "Me interesaba retratar el lado más íntimo de ambos bandos. No juzgar pero tampoco justificar las acciones de ninguno de ellos. Para mí es tan culpable la guerrilla que secuestraba y mutilaba como el Ejército que mató a civiles, y los políticos que robaron plata".

 

Esta película no pretende ser un documento histórico, tampoco una versión oficialista de lo que sucedió en La Habana. Es solo la visión de una periodista colombiana que duda y cuestiona, pero a la vez guarda el deseo de vivir en un país en paz. 

 

- Se convirtió en el primer documental en inaugurar una versión del Festival Internacional de Cine de Cartagena.

 

- Hizo parte de la selección oficial de los festivales de cine de España, Francia, Alemania, Australia, Uruguay y Argentina.

 

Fotos: cortesía. 

Por Diana Franco

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