Thurman empezaba su carrera en el cine con 16 años y conoció a un actor que sobrepasaba los 40. Era una noche de invierno, habían estado juntos en un bar y él la invitó a su casa para que pidiera un taxi. Allí, él la obligó a ceder a sus impulsos sexuales.
“Traté de decir que no, lloré, hice todo lo que pude –le dijo la actriz al New York Times–. Me dijo que la puerta estaba con llave, pero nunca intenté abrirla. Cuando llegué a casa, recuerdo que me paré frente al espejo y me vi las manos, tenía mucha rabia con ellas por no estar sangrientas o con moretones”.
Así arrancó su vida en la industria del cine, que no solo le dejaría fama y fortuna, sino una serie de traumas imborrables. Uno de los culpables de esas experiencias tortuosas fue Harvey Weinstein, el productor de Hollywood que está en rehabilitación por su supuesta adicción al sexo, después de haber sido señalado por decenas de mujeres que lo acusan de haber abusado de ellas.
Después de rodar Pulp Fiction, película que ella protagonizó y él produjo, Thurman lo conoció más de cerca. Weinstein la buscaba y la elogiaba. Un día, después de una discusión, él se quitó la bata que llevaba puesta. Ella no se sintió amenazada, lo veía como si fuera un tío loco, excéntrico. La llevó a una especie de sauna y ella, toda vestida de cuero, solo le dijo: “Esto es ridículo, ¿qué estás haciendo?”. Él, rabioso y frustrado, salió corriendo.
Más adelante, en la suite de Weinstein en el hotel Savoy de Londres, volvió a atacarla. “Me empujó, intentó montarse encima de mí y exhibirse. Hizo todo tipo de cosas desagradables. Pero no hizo todo lo que pudo para forzarme, así que me convertí en un animal que se escabulle, como una lagartija”.
Una vocera del productor hizo un anuncio luego de las declaraciones de la actriz: “El señor Weinstein reconoce haber tenido una situación incómoda hace 25 años con Thurman en Inglaterra por malinterpretar sus señales tras un coqueto intercambio en París, por lo que inmediatamente se disculpó y lo lamentó profundamente".
Hace unos meses, cuando el movimiento #YoTambién cogió fuerza, Thurman escribió en Instagram: “Me alegra, Harvey, que estés cayendo lentamente, no mereces una bala”. En ese momento no quiso revelar nada, pero ahora, ya más tranquila, salió de su cueva y, de paso, aprovechó para confesar que también fue víctima del abuso de poder del director Quentin Tarantino, a quien acusó de intentar matarla en el set de Kill Bill por obligarla a manejar un carro con fallas mecánicas: “Quentin me dijo: ´Te prometo que el carro está bien. Es una carretera recta. Tienes que alcanzar los 65 kilómetros por hora porque de lo contrario tu pelo no ondeará como debe y te haré repetirlo’... Era una trampa mortal. El asiento no estaba sujeto como debía, no era una carretera recta y estaba llena de arena".
Thurman asegura que después del accidente alcanzó a pensar que no volvería a caminar. Salió del hospital con cuello ortopédico, las rodillas dañadas y una contusión en la cabeza. Tarantino y sus productores, no obstante, hicieron todo lo posible para evitar ella los demandara.
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