Los secretos del té

Los mejores tés se elaboran de manera artesanal y son los más valorados. Siempre están ligados a un estilo. En cambio, los tés comerciales se producen a partir de mezclas para garantizar uniformidad y consistencia.

Por Hugo Sabogal

21 de abril de 2019

Cortesía

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En la próxima década, el consumo de té en los países emergentes aumentará a un ritmo continuado, al tiempo que disminuirá en mercados tradicionales como Europa. Eso sí, no sustituirá al café como primera bebida caliente.

El mercado del té aumenta como resultado de estudios que resaltan sus efectos antiinflamatorios, antioxidantes y para perder peso. Otro factor es su popularidad entre los jóvenes.

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Igual que el café y el vino, el té posee una larga tradición. China es su cuna ancestral. También es legendario en India, Ceilán, Japón y Rusia.

Para apreciarlo, es clave conocer sus principales variedades.

La planta se conoce con el nombre de Camellia simensis, que, a su vez, se subdivide en tres grupos principales: Simensis, Assanica y Cambodia. De la Simensis y Assanica se desprenden subvariedades, que pueden sumar miles.

Los mejores tés se elaboran de manera artesanal y son los más valorados. Siempre están ligados a un estilo. En cambio, los tés comerciales se producen a partir de mezclas para garantizar uniformidad y consistencia.

Existen seis tipos principales: blanco, verde, amarillo, Oolong y negro.

La principal diferencia entre ellos radica en el grado de oxidación de las hojas. O sea, cuanto más oxidados, más robustos.

Té blanco: es el menos procesado. Las hojas y capullos se desprenden cuidadosamente y se extienden al sol. Tras secarse, queda listo para beber.

Té verde: se recogen los capullos y las hojas nuevas. Se presionan con cuidado para conseguir que los aceites se oxiden con el aire. Luego se calientan en un wok para desactivar la enzima oxidativa.

Té amarillo: es un té raro. Menos del 0,5 % pertenece a esta categoría. Ha sido el té de los emperadores y todavía se entrega como regalo. Su proceso se asemeja al del té verde, solo que después de calentar las hojas en el wok se les aplica vapor para devolverlo a un estado de pureza.

Té Oolong: el recolector toma dos o tres hojas por planta y las seca bajo el sol. Luego les da vuelta hasta lastimar ligeramente sus bordes, con lo que permite extraer los aceites naturales para oxidar las hojas. Para detener el proceso, se calientan en un wok. Como el proceso de oxidación puede ser leve o intenso, la gama de estilos va de tés ligeros a complejos y oscuros.

Té negro: en este tipo de té, la oxidación es total. Las hojas cosechadas se dan vuelta varias veces hasta provocar fisuras y extraer los aceites naturales. Aparecen por primera vez taninos firmes y, por tal motivo, el té negro brinda varios beneficios para la salud. Es el tipo de té que mejor combina con leche.

Por Hugo Sabogal

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