Un perfecto enamorado

Botica de Café. / Cortesía

En la inauguración de la feria Cafés de Colombia 2018, celebrada esta semana en Bogotá, el gerente general de la Federación de Cafeteros, Roberto Vélez, dedicó unos minutos durante la ceremonia inaugural a dialogar frente al público con el empresario Luis Fernando Vélez, tocayo de apellido y creador de la marca Amor Perfecto.

Y es que ese mismo día, Vélez, el empresario, estaba presentando su libro Enamorados del café, en el cual recoge la transformación del negocio de cafés especiales en los últimos 20 años; transformación de la cual él ha sido un trascendental protagonista.

Como todos nosotros, Vélez fue un diario consumidor de cafés hechos con ripios y pasillas, o sea, los sobrantes que quedaban en Colombia después de enviar los mejores cafés a los mercados externos.

Por dicha razón y desde un comienzo, su motor ha sido llevarles a los colombianos el café que se merecen.

Hoy, más de dos mil marcas como Amor Perfecto se sirven en las principales ciudades colombianas, creando lo que el gerente Vélez llama una “revolución silenciosa del consumo de café de calidad”.

Gracias a ejemplos como el del empresario Vélez, cada vez es más frecuente encontrar negocios cafeteros familiares en los que unos hijos trabajan en la producción y el tueste, y otros, en las tareas de comercialización local e internacional.

Para el gerente Vélez, el camino hacia la rentabilidad de los caficultores colombianos pasa por los cafés especiales trabajados con esa mística.

Claro está que conseguir las mejoras implica sacrificios.

En los últimos 20 años, Vélez, el empresario, se ha dedicado a estudiar, certificarse, salir a ferias internacionales, trabajar al lado de los cafeteros para mejorar la calidad de los productos, preparar a jóvenes en todas las áreas del rubro, lanzarse a vender cafés tostados y no en verde, invitar a expertos internacionales a profesionalizar el sector, incorporar nuevos modelos de tiendas de especialidad y trabajar al lado de hoteles y restaurantes para ofrecer mejores cafés. Aunque no lo publicite, Vélez ha invertido buena parte de su patrimonio en alcanzar esas metas.

Lo positivo es que los procesos de cambio ya no tienen reversa. En la actualidad, el 35 % de los cafés comprados por las cooperativas regionales pertenecen al rubro de los cafés especiales, lo que les garantiza a sus cultivadores un sobreprecio del 15 %.

La misma Federación Nacional de Cafeteros ha impulsado la realización de más de cien ferias regionales dedicadas a promover la producción de mejores granos. De hecho, en la feria realizada la semana en Bogotá se llevaron a subasta más de mil muestras de productos sobresalientes. En su análisis participaron decenas de baristas y degustadores, formados, en su mayoría, por el SENA. Dos mil de ellos ya están certificados profesionalmente.

Pero todo esto solo puede fortalecerse si el consumidor nacional se mete la mano al bolsillo y paga más por estos nuevos cafés. Como apoyo, vendrán campañas institucionales para “hacer del consumidor colombiano el paladar más exquisito de café en el mundo”, según el gerente Vélez. Porque al final del camino, agrega, “debemos ser capaces de decir, ‘hombre, qué bueno es este café de Nariño o este otro de la Sierra Nevada’”.

Para el empresario Vélez, “lo imposible ha quedado atrás; ahora viene lo difícil”.

*Recomiendo la lectura de Enamorados del café. Es el compendio más completo sobre la evolución y los retos del café colombiano de especialidad, con la participación de decenas de expertos nacionales y extranjeros.