
Como todo organismo es diferente, el grado de molestia producido por los picores varía en cada gestante.
Reacciones alérgicas a ciertos productos y sustancias, irritaciones, trastornos neurológicos, insuficiencia renal, picaduras de insectos, enfermedades mentales y de la piel, como resequedad o dermatitis, son algunas de las causas que originan picazón en diversos órganos del cuerpo.
Pero esta molesta sensación también es frecuente durante el embarazo. Se conoce como prurito gestacional y se presenta especialmente en el abdomen y en los pechos, pero además en la espalda, los muslos, los brazos, las palmas de las manos, las nalgas y plantas de los pies, afectando a cerca del 20% de las mujeres que esperan un hijo.
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Según lo indica Carlos Alberto Cortés, ginecólogo y obstetra de la Universidad Nacional de Colombia, “el prurito o comezón gestacional es la sensación desagradable e irritante que se presenta en la piel de la mujer embarazada, localizada o generalizada, y que la lleva a rascarse, y en algunas ocasiones al hacerlo tan frecuentemente, producirse lesiones mecánicas secundarias como escoriaciones y erosiones de la piel”.
Se produce por los cambios fisiológicos del embarazo y porque mientras este avanza, la piel para adaptarse sufre un rápido estiramiento dado por el crecimiento del útero, que puede ser de hasta 10 veces su tamaño normal.
Pero no es la única razón; la resequedad por falta de una buena hidratación provoca que la piel no responda adecuadamente al estiramiento que se presenta durante esta etapa de tu vida, motivo que puede generar comezón.
Otra posible causa es la colestasis del embarazo, un trastorno hepático que en opinión de algunos especialistas se presenta por los cambios hormonales que suceden durante la gestación.
Al aumentarse la cantidad de estrógenos el funcionamiento del hígado se modifica y el flujo de bilis circula con mayor lentitud; por esta razón, se acumula en el hígado y las sales o ácidos biliares se distribuyen en el torrente sanguíneo, situación que puede ocasionar una picazón, que en este caso es más común durante el tercer trimestre e intensa en las noches.
Y si anteriormente tú tenías con frecuencia picores por alguna patología, como alergias o dermatitis atópica, entre otras, es muy factible que se intensifiquen debido al aumento de la sensibilidad en la piel, manifestación también típica del embarazo.
Como todo organismo es diferente, el grado de molestia producido por los picores varía en cada gestante que los experimenta; mientras que algunas casi ni los sienten, para otras resultan muy desagradables, hasta el punto de afectar profundamente su sueño durante las noches. Lo cierto es que en la gran mayoría de casos no comprometen la salud, no ocasionan secuelas y desaparecen después del parto.
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No obstante, si se incrementan mucho es necesario que consultes con el especialista para determinar si hay necesidad de proceder con un tratamiento, o descartar o confirmar mediante examen clínico y estudios de laboratorio otras causas, como dermatosis, enfermedades sistémicas o colestasis del embarazo, afección que puede ocasionarte complicaciones a ti, pero sobre todo a tu futuro bebé, entre ellas parto prematuro, problemas pulmonares o muerte fetal.
Te brindamos algunas sugerencias para aliviar el fastidio producido por el prurito:
Hidrátate bien. Es necesario que lo hagas desde el comienzo de la gestación y con frecuencia, con el fin de que tu piel no se reseque tanto y permanezca más elástica. Una buena opción es aplicarte cremas suaves que no contengan perfumes o productos irritantes.
“El prurito se maneja de manera local preferiblemente con la aplicación de cremas hidratantes en las áreas afectadas tres veces al día. Excepcionalmente, en casos muy severos que afectan la calidad de vida o el sueño de la futura mamá, se utilizan en el tercer trimestre del embarazo antihistamínicos por vía oral, en la noche”, aclara el doctor Cortés.
Prefiere agua templada. El agua caliente durante la ducha reseca más la piel y es posible que aumente el picor. Al bañarte usa un jabón suave de pH neutro, y al secarte no frotes la toalla drásticamente sobre tu cuerpo.
Ponte ropa cómoda. La ideal es la elaborada con tejidos naturales, como el lino o el algodón. Procura que sea confortable, transpirable y ancha para que no esté tan ceñida a tu cuerpo.
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No te expongas tanto al sol. Especialmente en las horas en las que los rayos ultravioleta irradian con más fuerza y generan más sudor, situación que irrita la piel y produce picor.
Toma mucha agua. La hidratación no es solamente externa ni exclusiva de épocas de verano. Es fundamental que consumas abundante agua durante el día para que tu piel se mantenga hidratada y haya menos posibilidades de sentir picores.
No te rasques. Es normal que al sentir picazón leve o intensa sientas la necesidad de rascarte, pero al frotarte la zona afectada produces el efecto contrario y muy seguramente tendrás más picor. Si lo haces muy fuerte, puedes causarte daño o provocarte una irritación mayor en tu piel.

