Cómo trabajar con niños en casa

La pandemia nos ha obligado a improvisar y a ajustarnos a una nueva realidad para la que no estábamos preparados. ¿Sí será posible cumplir con nuestras responsabilidades y encargarnos de nuestros hijos a la vez?

Por Natalia Roldán Rueda

24 de marzo de 2020

“Siento que tengo cinco trabajos: madre, profesora, empresaria, empleada doméstica, chef…” / Getty

“Siento que tengo cinco trabajos: madre, profesora, empresaria, empleada doméstica, chef…” / Getty

Hace unos meses, el teletrabajo era mi mejor opción para se productiva. Dejaba todo organizado con mi equipo en la oficina y me venía a la casa a encerrarme en mi cuarto y a trabajar sin pausa. Aquí, en la comodidad de mi hogar, no me interrumpían 50 veces al día y podía concentrarme en mis tareas, sin pensar en solucionarles a otros las suyas. En ese momento, tener un bebé de un año no era problemático, porque la niñera se encargaba de él, quien ni siquiera sospechaba que yo estaba escondida en la habitación. Hoy, en tiempos de confinamiento, todo es distinto, y el teletrabajo, que para mí fue el paraíso, pronto puede convertirse en un infierno.

Mi niñera ya no está. Ella, como el resto de colombianos, debe permanecer en cuarentena. Por lo tanto, mi esposo y yo debemos hacer malabares para estar con el bebé, cumplir con el trabajo, tender la cama, cocinar, lavar los platos… Si los días de por sí no me alcanzaban cuando podía concentrarme de lleno en la oficina, tengo pánico de lo que se viene en este confinamiento que hasta ahora empieza. Me preocupa atrasarme en mis tareas; me angustia el agotamiento físico, mental y emocional; me afana la manera en que esto puede afectar mi relación con mi esposo, con quien siempre hemos tenido el mejor equipo.

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Al entrar a redes y leer los medios de comunicación, me encuentro con que no soy la única preocupada. En el New York Times leo el testimonio de otra mamá: “Siento que tengo cinco trabajos: madre, profesora, empresaria, empleada doméstica, chef…”. En ese mismo artículo, describen el panorama de muchas otras mujeres con niños en casa: Melissa trata de avanzar todo lo posible mientras su hija de 15 meses toma una siesta; Rachel sale al jardín para usar los insectos y las plantas como herramienta educativa; Nan hace acrobacias para sacarse leche, atender la fiebre de su hijo mayor y reunirse con sus colegas en Skype.

Y a todo esto se suma la presión que han generado los colegios con eso que, de manera tan sofisticada, se ha denominado homeschooling. La semana pasada dos colegas me comentaron del estrés que implica estar frente a un computador a la espera de talleres, ‘quices’ y tareas que mandan a lo largo del día los profesores, como si en la casa hubiera un tutor con tiempo para atender todas las solicitudes pedagógicas. “¿Cuál es la urgencia de hacer homeschooling para los niños ahora? No pasa nada si no estudian por unos meses o un año. Los niños aprenden cosas todo el tiempo –escribe Fernanda Frías en Twitter–. Es ponerles una presión innecesaria a los padres en el momento menos adecuado”. Un papá, poco empático, le contesta: “Totalmente en desacuerdo; es una gran herramienta y los niños la están aprovechando. Es importante que tengan una rutina y que también puedan mantener su cerebro enfocado en actividades académicas”. A lo que Frías responde: “Los padres están colapsando. Está bien que les den clase online, pero no que los llenen de tareas para que los padres tengan que trabajar el triple”.

Y es que hay que tener presente que no todas las mujeres cuentan con mi suerte. Yo tengo un esposo que se reconoce tan responsable como yo de nuestro hijo y de nuestro hogar. Aquí lo nuestro es por partes iguales, aunque, a veces, a mí me toca recostarme en él, porque mi trabajo lo exige. En el común de los casos, las madres hacen más trabajo en el hogar que los padres. “Durante años, investigadores han estado hablando sobre ‘la segunda jornada’ –explica el New York Times–, que se refiere al hecho de que, cuando una mujer llega a su casa al final del día, debe poner tarjeta en su segundo trabajo, uno por el que no recibe salario: la compra del mercado, la cocinada, la limpieza y otras labores relacionadas con planear y coordinar el funcionamiento del hogar. En una crisis sanitaria, estas brechas posiblemente sean más pronunciadas”.

Una encuesta publicada esta semana por la Fundación Kaiser Family revelaba que las mujeres han sido las más afectadas por el coronavirus: están más estresadas, más preocupadas por la reducción en los ingresos, más alarmadas ante la posibilidad de ponerse en riesgo para salir a la calle y conseguir los medios para subsistir.

¿Qué hacer para sobrevivir al teletrabajo con niños en casa?

He buscado diferentes consejos en la web, pero debo ser sincera, ninguno me convence. Sin embargo, aquí reúno algunos de ellos y les sumo algunos míos, para ver si juntos descubrimos la mejor manera de aguantar.

1. Madruguen. Despiértense antes que los niños y avancen con cosas de la oficina. Esta opción suena maravillosa, pero a mí no me funciona. La única manera en que mi hijo duerme en la noche es si hacemos colecho y, una vez me levanto de la cama, él inmediatamente abre los ojos.

2. Aprovechen las siestas. Si sus niños todavía tienen estas horas de descanso, adelanten todo lo que puedan mientras ellos duermen. No malgasten esos minutos preciados calentándose un café o respondiéndole a un amigo en WhatsApp. En mi caso, esta alternativa es poco útil. Si mi hijo logra hacer la siesta, es poco probable que dure más de media hora, así que no alcanzo a hacer grandes avances.

3. Hagan un cronograma de trabajo con su esposo. Si saben que solo cuentan con una hora y media para trabajar, antes de cambiar de turno con su pareja, serán más eficientes.

4. Consideren la posibilidad de hablar con el colegio. Los colegios también enfrentan un nuevo mundo. Ellos están tratando de hacer lo mejor por sus hijos, pero tal vez no han caído en la cuenta de la realidad que enfrentan los padres en casa y necesitan que alguien se los diga.

5. Dejen de temer a la televisión. Nos volvieron paranoicos con las pantallas. Nos dijeron que embrutecen a los niños, que ralentizan el aprendizaje, que retrasan el desarrollo. Así que nos sentimos culpables cada vez que hacemos una pausa frente al televisor. En tiempos difíciles e inciertos como este, creo que tenemos que ser más flexibles en este sentido. Muy probablemente, para los niños será más perjudicial un padre ansioso, cansado y al borde de un ataque de nervios, que el hecho de pasar una hora frente a La guardia del león.

6. Hablen con su jefe. Si las cosas se les están saliendo de las manos, su jefe debe saberlo. Muy posiblemente hay miembros de su equipo que no tienen que lidiar con niños en casa y pueden apoyarlo con ciertas responsabilidades. Como los colegios, es muy probable que su jefe no se imagine la presión en la que se encuentran.

7. Sean creativos. A punta de prueba y error se inventan juegos que distraen a los niños durante largos minutos en los que podrán avanzar en sus tareas, especialmente si son mayores y puede despegarles el ojo de encima.

8. Aprendan a portear. Si su bebé tiene menos de un año, llevarlo como un cangurito es una gran opción para liberar los manos y ayudarlo a dormir.

9. Recurran a la tecnología. Si su trabajo lo permite, busquen herramientas como el dictado, para avanzar mientras se extraen leche o si quedaron atrapados debajo de un niño dormido.

10. Sean estratégicos a la hora de hacer mercado. No toda la comida congelada es mala. Busquen opciones que les den agilidad en la cocina y que no ensucien tanto.

11. Incluyan a los niños en las tareas del hogar. No solo los mantendrá entretenidos y lejos de las pantallas, les dará una importante lección para la vida.

12. Saquen provecho de la noche. Apenas se duerman sus angelitos, corran al computador. Yo, por lo general, solo alcanzo a avanzar una hora antes de verme obligada a ir a dormir con el bebé para que todos podamos descansar.

13. Disfruten a sus hijos. Son tiempos aciagos en los que es fácil dejarse llevar por la angustia, pero vale la pena darles pausa a esos pensamientos para recordar que, antes vernos obligados a estar en casa todo el día, fue lo que estuvimos pidiendo: más tiempo con nuestros niños. ¡Tratemos de aprovecharlos en la medida que podamos!  

Por Natalia Roldán Rueda

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