La mayoría de los papás suele pensar que los gases y los cólicos son lo mismo, y no es así. Los primeros, explica el pediatra Carlos Velásquez, “son esencialmente un producto del tracto digestivo del bebé, y el cólico es un síntoma que refleja dolor por dilatación, que puede deberse a los gases o a otras causas. No todos los niños que presentan gases en exceso sufren de cólicos”.
¿Los gases pueden alertar sobre un estado grave en la salud del bebé o, sencillamente, son una condición normal y frecuente de menor importancia?
Los gases se consideran un proceso normal en uno de cada cinco bebés, entre las tres semanas y los seis meses de vida. Sin embargo, si se acompañan de otros síntomas, como vómito frecuente o pérdida de peso, puede sospecharse de una enfermedad más compleja, por lo que debe ser valorado por un pediatra.
¿Por qué es importante que el bebé expulse los gases?
Porque se acumulan y generan dilatación de las vías digestivas, con dolor y molestia. Así, el bebé se torna irritable.
La lactancia materna exclusiva hasta los seis meses disminuye, de forma significativa, la aparición de los gases.
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