Y hoy, ¿cómo hago para que mi bebé coma?

La inapetencia no siempre es un problema grave. Hay niños que necesitan más alimento que otros.

Por Redacción Mi Bebé

01 de noviembre de 2016

Y hoy, ¿cómo hago para que mi bebé coma?
Y hoy, ¿cómo hago para que mi bebé coma?

Asesoría
Doctora Liliana Nigrinis Velandia
Nutricionista

 

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Algunas señales de desnutrición

Lamentablemente en algunos casos las señales de malnutrición son visibles cuando el problema ya ha avanzado. Signos como palidez, cabello muy delgado y que se cae con facilidad, piel seca, niños apáticos e irritables, con silueta delgada, serían algunas señales de desnutrición.

 

Desnutrición proteica

Los niños lucen “gorditos”, pero en realidad están desnutridos. Este tipo predomina en los niños de alrededor del año de vida, no siendo la edad exclusiva y presentándose también en otras etapas del crecimiento cuando el consumo de carnes, huevos y lácteos es muy bajo.

 

Que los niños coman es uno de los principales deseos de los padres. Regaños, amenazas, chantajes y, a lo mejor, estímulos, hacen parte del diario vivir en aquellos casos en los que pareciera que los pequeños viven del aire. No todos los niños necesitan la misma cantidad de alimentos, pero saber si lo poco que comen algunos es suficiente o hay que preocuparse es una duda permanente.

 

La nutricionista Liliana Nigrinis aclara que “la mejor manera de valorar si la ingesta de alimentos es adecuada es mediante la toma del peso y la estatura de forma periódica en el control de crecimiento y desarrollo en la EPS o en el control con el pediatra, además de la evaluación del aspecto general y la actividad física del niño”, pues no basta con considerar que come poco a simple vista.

 

Es importante tener en cuenta que no todos los niños comen bien todos los días, algunos tienen días de menor o mayor consumo de alimentos y esto no es indicador de insatisfacción. Es de preocuparse cuando por días consecutivos presenta bajo consumo de alimentos. En este caso se debe consultar al pediatra a la mayor brevedad pues podemos estar frente a una situación de salud que requiere atención.

 

Sucede también que los pequeños, especialmente cuando pasan de los 3 años, resulten reacios a ciertos alimentos. Es posible perdonarles algunas preparaciones específicas o formas de cocción. Sin embargo, es indispensable suministrarles alimentos de todo tipo. No deben faltar a diario los lácteos, carnes, huevo, frutas, verduras y harinas, evitando el consumo excesivo de azucares y grasas. Las porciones de cada alimento se establecen de acuerdo con la edad de cada uno.

 

Si hay un rechazo muy fuerte a comer vale la pena evaluar de forma individual cada niño e indagar sobre los motivos, preguntarle por qué no quiere comer, si son todos los alimentos o algunos en especial y descartar las causas que no sean originadas por los alimentos, como por ejemplo problemas en el colegio. Si este es el motivo consultar al especialista quien orientará las medidas que hay que tomar.

 

Presentación de los alimentos:

En niños de 1 a 3 años, la carne se la debemos servir molida, como albóndigas que sean fácilmente masticables y que el niño las pase, no es suficiente con que las tenga en la boca y obtenga el “juguito”. Igual sucede con las frutas y verduras, no servir las de consistencia dura, enteras y en cantidades exageradas para el niño. Para hacer papillas puede utilizar un procesador especializado para bebés que da la consistencia ideal como el Baby Centro de nutrición.

 

Variedad:

No suministrar siempre los mismos alimentos ni preparados de la misma manera: la alimentación debe ser variada en texturas, colores y presentaciones para que sea más atractiva a la vista y por lo tanto apetitosa: finalmente todo entra por los ojos.

 

Horarios y tiempos de las comidas:

A partir del año de edad, el niño se adapta a la alimentación y a los horarios de la familia. Comer juntos con el niño, en un ambiente tranquilo, sin presiones ni castigos, ayuda a generar buenos hábitos de alimentación. Los niños tienden a copiar lo que ven en sus padres, por lo tanto es importante también el tipo de alimentos que eligen sus padres. Si los padres rechazan algún alimento es difícil exigir al niño que lo consuma.

 

Foto: iStock

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