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¿Fomentas el autocontrol en tus hijos?

Los niños que saben esperar son adultos más reflexivos, que toman buenas decisiones de vida. ¡Toma nota!

Por Redacción Cromos
26 de septiembre de 2016
¿Fomentas el autocontrol en tus hijos?

Conductas que escandalizan

Ocurre, a veces, que los papás enfrentan desafíos: más allá de que el niño no haga caso, a veces, el reto es lidiar con la grosería y la agresión. Para Gigi, uno de los errores que más cometen los papás con este tipo de situaciones es aislar al niño y hacerlo siempre sentir mal. “Todos los seres humanos necesitamos sentir que pertenecemos y que participamos de algo. La necesidad de pertenencia es básica en la infancia. Cuando, dentro de tu sistema, sientes que no eres tenido en cuenta por tu mamá o por tu papá, buscas otros mecanismos, y son estos comportamiento inadecuados, pues ahí encuentras respuesta a esa pertenencia. Así el papá o la mamá respondan con igual grosería, el niño va a sentir que recupera algo de atención y que así sea ‘a las malas’, es  tenido en cuenta. Lo que en verdad hay de fondo es un grito desesperado de ‘¡yo quiero pertenecer, pero no sé cómo hacerlo!’”.

 

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Se me salió de las manos


Esta expresión jamás alude al niño. Es el adulto quien se salió de todo, quien perdió la ruta. No lviden que los papás son los guías, que los niños dependen de los grandes y no son ruedas sueltas. Muchos papás no admiten que son ellos, y les cuesta trabajo entenderlo. Algunos lidian una pelea con el hijo, viéndolo como un rival: ‘¡Es que es él quien me pone así! ¡No soy yo, es ese chino!’.


Existe una generación de padres desesperados, pero están a tiempo de tomar conciencia, de hacer cambios, como empezar a respetar al niño, hacerlo partícipe, que sea tenido en cuenta en lo que piensa y quiere, acompañarlo en un proceso, enseñarle, hacerle seguimiento, invitarlo a que piense en soluciones.


La permisividad es una forma de maltrato. Se trata de ser padres consecuentes con los valores que se quieren para ese hijo, y eso no se negocia. La voz no tiene que temblar para poner límites, cuando tienes claridad. Dile a tu hijo que tu tarea es darle seguridad y cuidarlo. Su bienestar es lo primero. 

 

Toda mala conducta se aprende. Por más furioso que estés, demuéstrale al niño que sabes manejar tus emociones: ‘Estoy tan molesto que debo calmarme primero’. El niño sabrá, de inmediato, que estás hablando en serio.
 

 

¿Una palmada a tiempo?

 

Todavía hay quienes pregonan que una palmada ‘ayuda a que se porte bien’. Lo cierto es que la agresión siempre va a funcionar, pero en el corto plazo. A punta de chancleta no van a conseguir que el niño interiorice una responsabilidad o un valor.


El castigo físico genera miedo, y lo que deben provocar, como padres, es admiración. El niño, cuando está solo, no tiene pensamientos positivos, sino de venganza.


Cuando los padres usan la violencia para demostrar quién manda, están dándole a entender al niño que no lo respetan.

 

 

Foto: Istock

Por Redacción Cromos

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