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El RGE sucede cuando los alimentos, líquidos y fluidos que llegan al estómago retornan al esófago, provocando regurgitaciones (salida suave por la boca del contenido del estómago). Si le ocurre a tu bebé, pero no se nota fastidiado y no hay dolor o malestar, no es motivo de preocupación. Cuando hay presencia de otros síntomas, o perdura más allá de la infancia, es posible que padezca de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
Cuando tú, tu hijo o cualquier ser humano comen, los alimentos son transportados desde la garganta hasta el estómago a través de un conducto denominado esófago, que en su zona baja tiene un anillo de fibras musculares conocido como esfínter esofágico inferior.
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Sigue a Cromos en WhatsAppDicho anillo evita que lo que se ha consumido vuelva al esófago, pero si no se cierra totalmente o está debilitado, la comida y los ácidos del estómago presionan esta válvula y pueden retornar al esófago. Como en los bebés no han madurado bien el tubo digestivo ni el anillo, es muy probable que se presente el reflujo, que seguramente disminuirá o desaparecerá hacia el primer año o 18 meses de vida, cuando estén bien desarrollados.
Es más probable que tu bebé presente episodios de reflujo gastroesofágico cuando está lleno, si permanece mucho tiempo acostado, al tener una dieta líquida abundante, o si se cambia de posición rápida o bruscamente, sobre todo después de alimentarse. Si es más grandecito, las comidas copiosas o muy picantes y el consumo de bebidas con cafeína o carbonatadas también son factores que desencadenan el RGE.
Otras condiciones más severas pueden causar la enfermedad por reflujo gastroesofágico en niños, entre ellas: sobrepeso u obesidad, intolerancia a algunos alimentos, hernia de hiato, determinados medicamentos, ser fumador pasivo, trastornos neurológicos, cirugía efectuada en el esófago o la zona superior del abdomen o retraso serio en su desarrollo.
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Con las pautas de alimentación, la historia clínica y, de ser necesario, con algunas pruebas médicas y análisis de laboratorio, el pediatra o especialista podrá determinar si la sintomatología de tu hijo corresponde a reflujo o a enfermedad por reflujo gastroesofágico.
En cuanto a los síntomas de la enfermedad por reflujo gastroesofágico, los más comunes y a los que debes prestar atención son: náuseas, regurgitación, vómito, reflujo o acidez estomacal, hipo, negativa para recibir alimentos, llanto o movimiento hacia atrás al comer (como si sintiera dolor), pérdida de peso, sangre o líquido verdoso o amarillento cuando devuelve la comida, inflamación o distensión del estómago, tos crónica, sibilancia, acentuación en la frecuencia y fuerza del reflujo, cambios en la voz, aumento de eructos o irritabilidad después de la alimentación.
En casa es posible mejorar y disminuir el reflujo de tu pequeño desde sus primeros meses de vida, pero debes poner en práctica algunas indicaciones, como hacer pausas mientras se alimenta para que pueda eructar con calma. Después de su hora de comida, procura mantenerlo erguido durante una media hora y siempre estando pendiente de él.
La Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda que si tu hijo es alimentado con biberón y regurgita persistentemente, espeses la leche de fórmula con muy poca cantidad de cereal especial para bebé (principalmente avena), y que no adiciones sólidos, salvo que el pediatra te lo indique.
La AAP también aconseja que lo alimentes con cantidades menores pero con mayor frecuencia, cerciorándote de que coma lo necesario e indispensable para lograr un crecimiento y desarrollo óptimos. Además, debes sacarle los gases con más asiduidad, durante y después de cada comida.
Si tu hijo es más grandecito, excluye de su dieta diaria los fritos y alimentos que incluyan grasas, pues afectan la velocidad con la que su estómago se vacía, aumentando la posibilidad de reflujo. También es primordial que te fijes en los alimentos que pueden provocarle el reflujo y suspender su suministro durante una o dos semanas; si al volver a dárselos reaparecen los síntomas, evítalos hasta consultarlo con el especialista.
Disminuir de peso si es obeso, comer menos si lo hace en exceso, no recostarse durante un buen tiempo después de las comidas y permanecer derecho, no usar ropa ceñida al abdomen, dormir con la cabeza un poco levantada, permanecer alejado de personas que están fumando y evitar consumir alimentos con grasa, dulce, chocolate, menta, cafeína, picante y ácidos como las naranjas o el tomate, son otras medidas que pueden ser eficaces contra el reflujo. Si no funcionan como lo esperas, lo más probable es que el pediatra, de acuerdo con las condiciones de tu hijo, prescriba un tratamiento con medicamentos.