Nació el 25 de agosto de 1970 (49 años). / Getty Images
Nada como la distancia que da el paso del tiempo para reflexionar sobre lo vivido. Y más si alguien siempre levitaba sobre las pasarelas. No es que Claudia Schiffer lo hiciera. Sin embargo, en la década del noventa parecía volar en las ferias de moda que protagonizó (Le puede interesar El mundo de la moda contra el coronavirus).
La prensa, incluso después de su retiro, se refiere a ella como la supermodelo. Actualmente, la persona que tenga más de treinta años, sabe quien es esta alemana que prestó su rostro a la casa Chanel. Famosas son sus portadas en Vogue, Rolling Stone, Vanity Fair y Harpers Bazaar; famosa también es su olvidada carrera actoral.
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La que supo brillar junto a Cindy Crawford y Naomi Campbell vuelve a las páginas de los medios tras una entrevista con el magazine Elle, en la que, en tono de confesión, realizó varias declaraciones sobre la fama que la envolvió de principio a fin.
"Nunca tuve la urgencia de estar bajo los focos", dijo Schiffer, "cuando empecé a modelar, no fui a la agencia diciendo 'Quiero ser modelo'. Y tampoco lo miré en plan 'Quiero ser famosa'. Llegué al punto de considerarlo como un 'quiero ser buena en esto y quiero llegar hasta arriba'".
Sobre lo que ocurría en los camerinos antes de salir a desfilar, manifestó que era de pocas palabras con sus colegas, al punto que muchas la consideraban altiva. "En comparación con las otras chicas, yo era muy extraña porque no hablaba mucho con nadie en el estudio. Todo el mundo charlaba y se volvía loco por lo que estaba ocurriendo. Probablemente pensaban que yo era arrogante... y era visto como frialdad a veces, porque la gente pensaba: 'no está interesada'".
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Los lujos que la rodearon y los sentimiento que despertaba en sus seguidores hoy llaman la atención. La rubia se refirió al esquema de seguridad que solía rodearla. "No podías meterte en tu coche a no ser que te hicieran un pasillo. La gente abría agujeros en las carpas donde nos preparábamos y trataban de hacernos fotografías. Teníamos seguridad en cada desfile", recordó. "Cuando desfilaba y regresaba, mi ropa interior desaparecía de forma constante -mi sujetador, mis interiores... ¡desaparecidos!".
No obstante, sostuvo que por nada volvería a esos años hiperproductivos. Según ella, si tuviera una máquina que viaje al pasado, no se calzaría los zapatos de sus veinte: "llegas a la siguiente fase y pasas página. No te llaman hermosa toda la vida. Es un recuerdo agradable, pero luego empieza la siguiente generación y pasas el relevo. Para mí, es algo natural, no estoy envidiosa o celosa por lo que viví".