El triunfo de Lanvin con una moda clásica y audaz
Dos modelos españoles, Joan Mirangels y River Viipern, desfilaron para esta última y célebre firma con sede en el barrio de Saint Germain, frente al hotel Lutetia, y que debutó sobre las pasarelas.
La colección se inspiró en un largo viaje iniciático por Europa, a lo largo del Danubio, hasta llegar al centro de Asia, a través de los más variados paisajes naturales. Sus colores, del pastel verde agua al liquen verde musgo, de los mostaza, marrones y oxidados a los más profundos azules, serán los del invierno Arnys 2011, declinados sobre una veintena de siluetas.
Los diseños presentados por el modisto israelí Alber Elbaz y su colega holandés Lucas Ossendrijver para Lanvin recibieron una unánime y entusiasta ovación final. Algo no tan habitual en un desfile de moda masculina en la capital francesa.
Sigue a Cromos en WhatsAppEl público acogió así el trabajo del célebre modisto que Yves Saint Laurent eligió en su día para sucederle, y el de Ossendrijver, que también va camino de convertirse en una celebridad, tras haber contemplado en el Palacio de Tokio uno de los más bellos desfiles de la temporada, en el que clasicismo y vanguardia encontraron el equilibrio perfecto.
Ambos fueron los artífices de una propuesta múltiple y diversa, construida con las materias primas más nobles y también con tejidos técnicos, en colores sobrios o muy vivos, de formas entalladas y pitillo, pero también anchas y holgadas. Siempre para mayor confort y elegancia del potencial usuario, o, mejor dicho “para los diez hombres que hay en cada hombre” , para las diferentes ocasiones, momentos y personalidades, explicó Elbaz.
“La palabra inicial que utilizamos fue elegancia” , agregó el modisto, que en solitario es el autor del cada vez más exitoso prêt-à-porter de lujo de Lanvin “Quisimos introducir el deseo y la emoción” , ir a lo esencial, tomar lo urbano, la modernidad, el deporte, “y -destacó- mezclarlo con elegancia”. También con abundantes sombreros de ala ancha que acompañaron gran parte de sus conjuntos, sobre pantalones, unos, anchos, otros, ajustados.
“Susurrar más que gritar” y “volver a la esencia del lujo” , para crear “un vestuario clásico que no es aburrido, que es singular” , fueron algunas de sus fórmulas originales. Tanto como para no incluir faldas sobre su pasarela, tan abundantes en otras estos días, escocesas, rectas o de tweed estilo Chanel, cortas o largas. En Lanvin habrá en cambio múltiples superposiciones de prendas y colores, entre ellas americanas, chaquetas o cazadoras sobre chaquetas de punto largas, hasta la rodilla.
La diseñadora coreana Wooyoungmi, instalada en París desde 2002, trabajó sobre el lujo urbano, destinado a un hombre activo al que gusta pasar desapercibido, aunque no siempre, amante de botines negros y de formas puras, y que aprecia poder transformar su figura con un accesorio, un detalle o una prenda suplementaria. Su paleta estuvo dominada por los azules, los verdes caqui, los negros y algunos toques de naranja en los detalles.
Por otro lado, con el título de “Shabby rock'n roll style” , el modisto japonés Rynshu contó una historia muy personal, “neo-retro” , en la que presentó igualmente su prêt-à-porter femenino, vaporoso, entreabierto para, más que sugerir, mostrar algunas partes del cuerpo.
Negro, negro y negro fueron sus colores, para vestir a un hombre portador de pantalones construidos con unos pequeños volantes superpuestos, chaquetas de escamas y cazadoras de capuchas terminadas en plumas. Como es ya tradición, Rynshu eligió el Hotel Meurice para presentar sus ideas, allí donde el pintor español Salvador Dalí tenía su suite oficial.