La Met Gala es uno de los eventos más importantes de la industria de la moda. / AFP
La embarramos. No hay justificaciones para explicar lo que ocurrió durante nuestro cubrimiento de la Met Gala, el evento benéfico creado para recaudar fondos para el Instituto del Vestido, que se lleva a cabo anualmente en el Museo Metropolitano de Nueva York.
Si llega desubicado a este texto y tal vez no sabe mucho sobre la Met Gala, hay que empezar por entender que es uno de los eventos más importantes de la industria de la moda. Reúne celebridades, empresarios, diseñadores, modelos y hasta personalidades de la realeza.
Uno de los requisitos indispensables para los asistentes es cumplir con el protocolo de vestimenta, que debe reflejar la temática elegida para cada edición. Este año el concepto fue ‘Camp: Notes on Fashion’ e invitaba a los asistentes a explorar esta corriente estética que Susan Sontag abordó en un ensayo del mismo nombre en 1964. En él, tal y como lo explican los organizadores del evento, se explica el origen de este estilo que nació a principios del siglo XX y que está compuesto por elementos como “la ironía, el humor, la parodia, el artificio, la teatralidad y la exageración’’. Los expertos dicen que tiene relación con la "belleza de lo horrible e irreverente".
Sigue a Cromos en WhatsAppEs un concepto complejo, pero, con una revisada en Google, fácil de entender. Y una vez arrancó la alfombra rosa, se terminó de aclarar. Lady Gaga, Katy Perry, Harry Styles y los demás asistentes salieron con atuendos exagerados, raros, horrorosos y, a su manera, hermosos.
La periodista que cubrió el evento para Cromos no investigó lo suficiente e hizo sus propias interpretaciones de la palabra ‘Camp’, que al traducirse literalmente al español quiere decir “campamento” o “acampar”.
Su error surgió por el afán. Y nosotros, desde la revista, no nos dimos cuenta. Craso error. Como escribió Daniela Riaño en su blog DanielaStyling: “El problema quizá no recae por completo en la chica, que por cierto ni conozco, el problema también recae en el medio”. No porque no supiéramos a quién le asignábamos la tarea –como lo insinúa Daniela–, sino porque no lo vimos. Nos faltó cuidado, ojos, curaduría.
De la persona estábamos seguros. Lleva años escribiendo sobre moda. Ha cubierto decenas de galas, pasarelas, semanas de la moda. Le ha dado la vuelta al país en el plan de conocer diseñadores y ha investigado sobre el asunto porque para ella la ropa es mucho más que eso que nos cubre la piel. Pero nadie lo sabe todo y especialmente como periodistas, que con frecuencia no tenemos una especialidad diferente al periodismo mismo, tenemos que investigar para absorber conocimientos con los que nunca nos hemos topado antes.
Esta equivocación no quiere decir que no valoremos la industria de la moda o que no le demos la importancia que merece. Fue simplemente eso, una equivocación sobre un evento de mucha relevancia internacional pero que poco tiene que ver con lo colombiano, que es lo que realmente nos interesa. Aquí hemos hecho un trabajo serio con las personas detrás del medio. Creamos los Premios Cromos de la Moda y durante 13 años impulsamos la industria: diseñadores, modelos, colecciones. Les dimos voz y visibilidad porque somos conscientes de su valor y de sus logros. Los premios, infortunadamente, se acabaron, porque las circunstancias económicas de las revistas en el país son cada vez más difíciles, pero desde nuestras páginas seguimos impulsando el trabajo de diseñadores, tanto el de aquellos de mucha trayectoria como el de los emergentes. Y hemos cubierto este tema con el apoyo de todo tipo de expertos. Para nosotros han escrito Pilar Castaño, Kika Rocha, Beatriz Arango, Vicky Turbay, Vanessa Rosales, Gloria Saldarriaga, Rocío Arias, Catalina Zuluaga, entre muchas otras voces de autoridad en el medio.
Nos equivocamos y trabajaremos todos los días por no volver a caer en errores como este. Retomamos de nuevo las palabras de Daniela Riaño: ya “solo queda aprender, corregir, seguir y aportar”.