Por. Lucety Carreño Rojas / @lucetyc
Para muchas personas, ver una prenda expuesta sobre un maniquí es una tentación. Luego de ojearla a su paso por un centro comercial, sueñan con ella obsesivamente. Tienen que tenerla a como dé lugar. No importa el costo porque es una inversión. En palabras de Carrie Brashaw (de la serie Sex and the City): “Me gusta ver mi dinero colgado en mi armario".
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Estos adictos a la moda disfrutan hasta el aroma de una tienda, y se deleitan tocando texturas y analizando estilos y colores. No pueden resistirse a entrar y tienen que morderse los dedos para no llevarse más prendas que las que alcanza a cubrir la tarjeta de crédito. Cuando a esta patología se le suman carteles que dicen ‘50% de descuento’, ‘Jeans con el 30%’ o ‘Pague 1 y lleve 3’, una voz les susurra “¡Cómprame!”. Por eso los outlets son tan seductores: satisfacen los deseos compulsivos y favorecen la economía en tiempos de crisis.
Y es que los outlets son más que almacenes de descuentos: “Son modelos de evacuación de mercancía para poder estar rotando el inventario en las tiendas, porque estamos en un negocio”, cuenta Carlos Eduardo Botero, presidente de Inexmoda. La industria de la moda depende del cambio y la rotación. Si el consumidor ya compró la camisa y el pantalón de una colección, no comprará más hasta que se sienta atraído por algo nuevo. “En países como Estados Unidos y Canadá, las colecciones cambian con cada estación. Como en Colombia no hay estaciones, se empezaron a utilizar los outlets: se consigue la ropa barata y las marcas pueden aprovechar para renovar los productos y no perder la inversión”, cuenta Alejandro Vallejo, periodista experto en moda.
Los productos de los outlets son de buena calidad, pero de colecciones anteriores.
Acabar con los mitos
Hay personas que se niegan a adquirir ropa en un outlet porque tienen la creencia de que son prendas imperfectas. Botero desmiente ese mito: “Las empresas solo usan este mecanismo para cambiar el precio de las colecciones que ya no están en las tiendas tradicionales. Son productos de muy buena calidad, simplemente, como la moda está rotando de manera permanente, existen esas salidas de inventario para poder tener todo el flujo completo”.
Sin embargo, como en cualquier compra, para que tanto el comprador como el vendedor estén satisfechos, hay que revisar. “Uno siempre tiene que mirar qué está comprando: medírselo o probarlo, porque nadie es infalible en ese tema”, aconseja Botero.
Tal vez el punto más importante para tener en cuenta a la hora de sumergirse en el mundo de los descuentos es que no son prendas de última colección. Es decir, ya no encontrará lo que está en el último grito de la moda, pero tendrá la oportunidad de adquirir ese vestido que tanto quería por un precio que habría sido imposible conseguir en el momento en que estaba en furor.
En países como Estados Unidos, las colecciones cambian con cada estación. en Colombia tenemos los outlets.
En tiempos de redes sociales e Internet, los outlets se trasladan a la red. Es muy fácil encontrar marcas que ofrecen descuentos en Instagram, Facebook y en otras páginas web. Con la inmediatez de un clic puede adquirirlas y recibirlas en su casa. Por fuera del mundo virtual, también existen sectores exclusivos de outlets, tiendas multimarca y almacenes que mezclan las últimas colecciones con los descuentos de las anteriores.
Este tipo de tiendas ofrecen una “democratización de la industria, ya que las personas pueden acceder más fácilmente a una prenda. Debido al cambio de temporada, la ropa no se pierde, sino que tiene otra barrida”, agrega Vallejo. En esta medida, también es un mecanismo verde, que permite prolongar la vida útil de prendas que podrían terminar en la basura sin alcanzar a ser usadas.
Entonces, podemos decir que los outlets sí funcionan y son una salida válida para los interesados en adquirir productos de buena calidad a precios económicos. El único inconveniente es que corremos el riesgo de encontrar los zapatos de nuestros sueños pero en talla 42. Y, en ese nivel, no hay plantilla que valga.