Letras de amor con Esteban Cortázar

Después de una década de su pasarela inaugural en Nueva York, el diseñador regresó a Manhattan con una colección apasionada que fue un símbolo de esperanza para los latinos en Estados Unidos.

Por Kika Rocha
30 de mayo de 2018
Letras de amor con Esteban Cortázar
Foto: Jaime Rubiano

Foto: Jaime Rubiano

En cada silla del gran salón del desfile de Esteban Cortázar, en Nueva York, había una carta que llevaba impreso un mensaje de reconocimiento y ad­miración por nuestro continente ame­ricano: la letra de la icónica Canción con todos, famosa por la interpretación de Mercedes Sosa para el mundo. Estaba traducida al inglés para los asistentes no hispanos, con el propósito de recordar la importancia de unir nuestras vo­ces, manos y corazones para sentir el orgullo de ser latinos, para mantenerlo y para preservar la esperanza en tiempos de incertidumbre en Estados Unidos.

Cortázar siente ese orgullo y lo lleva a donde quiera que viaje. Además, lo plasma en sus pro­puestas, plenas de feminidad, pero también de carácter. Esas propuestas han llevado la marca de Esteban Cortázar a un alto punto en su ca­rrera, en el que sigue en ascenso.

Dicen los expertos que la moda es cíclica y que los círculos se encuentran, se completan y se unen. Por eso hoy, en Manhattan, es inevitable pensar en aquella pasarela inaugural en la que hace una década ese joven de 20 años, criado en Miami Beach, conquistó a los neoyorquinos con sensuales propuestas y salió a saludar con des­parpajo y picardía, flanqueado por Naomi Camp­bell y Cindy Crawford, nada más ni nada menos.

Sigue a Cromos en WhatsApp

Ese mismo muchachito regresó a Manhattan hace poco, durante la Semana de la Moda de Nueva York. Más maduro, más sólido, tan bri­llante y tan encantador, como siempre, a sus 34 años, para ofrecernos un breve vistazo a su nue­va onda, a la marca que lleva su nombre –ya no el de otros–, a su propuesta para vestir a esas mujeres de espíritu libre que dominan el mun­do y que lo recorren con la seguridad de lucir espléndidas.

Así fue nuestra charla, tras bambalinas, des­pués del desfile, en la que emocionado y radiante nos concedió valiosos minutos para recordar anécdotas y, por supuesto, conversar sobre sus propuestas y sobre esa colección colorida en la que confluyen, de manera evidente, la técnica y pasión por la moda.

 

20

 

P: Bienvenido de regreso a Nueva York, donde empezó toda su historia en pasare­la. Hablemos del desfile y de este nuevo capítulo.

R: Gracias. La verdad es que estoy muy contento, pues más allá del desfile, he disfru­tado el proceso de compartir­lo con mi equipo, que ellos vi­van la experiencia en Nueva York. Aquí empezó mi carrera y, luego de diez años en París, volver a presentarme aquí es ofrecer una letra de amor a Latinoamérica y a nuestra cultura latina. Quería darle un poema a esta ciudad en la que viven tantos hispanos.

P: Y bien lleva el alma latina en sus propuestas, en las que se ve una mujer cosmopoli­ta que conoce sus raíces y las luce con orgullo en cualquier parte del mundo. Cuéntenos de la colección, que no solo ofrece materiales y distintas texturas, sino también piezas muy variadas. Una mezcla muy suya. Me gustaría saber sobre el primer look y lo que simboliza.

R: La colección está formada por las experiencias que tengo a diario con mi equipo: nues­tras conversaciones, los luga­res que visitamos en el verano o en el invierno; esa casa en la que estuve y me encantó, la forma en que la decoraron... Me llevo esos lugares que tie­nen una energía ecléctica de diversas partes del mundo. De allí vinieron muchas de esas texturas, el knitwear o tejido, por ejemplo. Reúno diferen­tes temas, se trata de un tapiz de ideas, aunque pueda verse incoherente. Esta vez siento que hay una narrativa plena de microhistorias y ese hilo que las une es mi vida, los lu­gares que he visto, disfrutado y vivido. Si aquí en Nueva York se decidió mi futuro como di­señador, no puedo olvidar que nací en Colombia, que crecí en Miami, que hoy vivo en París. Cada ciudad me ha dado algo distinto que ha infundido vida y dejada huella en mi persona. Yo creo que eso es lo que pre­cisamente quería mostrar en esta colección. Mi primer look –prácticamente una colcha de retazos– simboliza el variado camino de mi vida, mi niñez en Colombia, mi juventud en Miami, mis estudios en Man­hattan, mi trabajo en París, donde ya he presentado tan­tos shows. Es la suma de todo lo vivido.

P: Sus propuestas lucen en cualquier lugar, en cual­quier parte del mundo. Co­méntenos sobre algunas de las piezas presentadas, de sus favoritas y por qué son sus preferidas.

R: Yo creo que la técnica con el pelo de alce, que sobresalía en

algunas de las piezas, o los pompo­nes coloridos de las faldas y las chaquetas fueron mis favoritos, y los más divertidos. Pinceladas de color o salpicones de alegría que también se vieron interpretados en el maquillaje, que creó espe­cialmente el experto Tom Pe­cheux para la pasarela. Esa técni­ca de pinceladas de color fue una de las primeras que pensamos y ejecutamos. No solo en tonos vi­vos sino en otros que tienen que ver con la naturaleza. El punto de partida fueron los abrigos en lana y cachemira, con ellos em­pezamos nuestra intervención con toques de colores radiantes, a manera de pompones. Luego nos extendimos a capas estilo ruanas, faldas y pantalones. Debido a su evidente presencia en la pasarela, se puede deducir que son algunos de mis preferidos.

P: Dentro de esa secuencia, uno de los atuendos que más me lla­mó la atención fue la interven­ción de una falda de organza transparente que combinó con una chaqueta de denim anuda­da a la cintura. ¡Genial! Cuén­tenos algo más sobre los tejidos, otra de tus pasiones y de varios looks del desfile.

R: Las propuestas de tejidos tam­bién tuvieron variaciones. Des­de los sacos oversized (o sobre­dimensionados) combinados, por ejemplo, con pantalonetas en tonos crema y blusones, has­ta chales impactantes que recu­brían un conjunto de pantalón y blusa a juego. También presenté tejidos de punto más gráficos, en sensuales vestidos o piezas indi­viduales con gran fluidez. Estos tenían toques de terciopelo, ra­yas a blanco y negro, y un espíritu atlético, muy popular hoy en día para las chicas de estilo mundial.

P: Otra clara propuesta o elemen­to interesante fueron las cuentas de colores o chaquiras. ¿Alguna alusión a las manualidades de nuestra costa Atlántica?

R: Estas cuentas de color también me inspiraron muchísimo y con ellas adorné desde un vestido blan­co hasta un básico corpiño –que combiné con una fluida y delicada blusa blanca y una falda recta en satín, totalmente bordada–. Esta­ba pensando en lugares tropicales donde se vive el verano todo el año, y estas piezas, aunque sean parte de mi propuesta otoñal, tendrán una vigencia eterna que también resulta práctica para las consumidoras.

 

12

 

P: Llevo toda una vida siguiéndo­lo por el mundo, admirando sus pasos, colecciones y propuestas. ¿Qué sigue para Esteban Corta­zar y qué veremos en futuras temporadas?

R: Seguiré viajando, experimen­tando y creando. Seguramente inyectaré a mi estilo mis referen­cias personales y mis vivencias. También soy amigo de la diver­sidad étnica, cultural, espacial. Mis piezas reflejan y expresan un mundo actual más incluyente, de razas, culturas, idiomas. Una ex­plosión de ideas para seguir impri­miendo a mis piezas muchas letras de amor que se unan en una sola voz, a pesar de las diferencias.

P: Gracias, Esteban, por acercar­nos a su esencia, su creatividad y su orgulloso corazón colombiano.

 

Por Kika Rocha

Sigue a Cromos en WhatsApp
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.