
Arkitect por Renata Lozano
Llegó el 2000. El cambio de una era produjo un fenómeno: la moda barata. Una versión asequible de lo que ofrecían las grandes casas –como Chanel, Dior o Prada– se encontraba en tiendas como H&M, Zara y Mango.
Zara, siempre, tiene la tendencia del momento. Durante todo el año, en sus tiendas se encuentran los mismos modelos que desfilaron Armani, Prada y Gucci en las pasarelas. “Tenemos prendas Armani a precios moderados”, afirmó hace unos años José María Castellano, quien fue director general de la compañía. Los precios de Zara, no obstante, son un poco más altos que los de H&M –que también cuenta con las últimas tendencias–, esto se debe a que el gigante español ofrece más calidad en sus prendas y sus tiendas están ubicadas en las zonas más reconocidas de las ciudades en las que hace presencia. Zara, con su elegancia, busca transmitir una imagen de lujo.
Por su parte, la marca sueca H&M se ha encargado de emocionar a sus clientes con las colaboraciones que realiza. La primera fue en el 2004, con el diseñador Karl Lagerfeld, quien creó una colección especial para la marca. Luego vinieron nombres como Stella McCartney, Roberto Cavalli, Jimmy Choo, Lanvin, Donatella Versace, y de famosos como Madonna, Lady Gaga, Rihanna y Miley Cyrus, quienes han utilizado las prendas antes de que salgan a la venta, lo cual les permite ganar más popularidad ante sus seguidores: ¿quién no quiere tener el bolso que utilizó Rihanna o la prenda que diseñó Madonna y que está en H&M?
Estas tiendas ofrecen fast fashion en su máxima expresión: ‘moda rápida’, que consiste en comprar, usar y tirar. Sus prendas económicas siempre les permiten tener en sus percheros la novedad del momento, pero con la premisa de que desaparecerá en cuestión de horas. Es un lujo para los amantes de la ropa, muchos de los cuales no tienen los ingresos para estar al día con las prendas de las grandes casas y que solo en sueños podrían comprar las piezas que se exhiben en la lujosa boutique de un diseñador. Filas interminables, enfrentamientos para obtener la camisa de Lagerfeld y reventas en plataformas digitales: estábamos ante el primer paso de la democratización de la alta costura, gracias a la cual hoy podemos obtener, en las cadenas de moda masiva y a precios reducidos, los trajes pantalón en tonos pasteles que utilizaron las actrices Kristen Stewart y Cate Blanchett, en la inauguración del Festival de Cannes 2018. Stewart fue vestida por Chanel, mientras que Blanchett tenía un diseño firmado por Stella McCartney.
Por esa misma razón, los consumidores esperan con ansias la colaboración que traerá H&M para este año. En el Festival Coachella, que se realizó en abril, en California, dieron a conocer que el diseñador con el que se aliarán será Jeremy Scott de Moschino. “Me hace sentir que soy capaz de aportar algo de nuevo. A mucha gente joven le gusta mi ropa, y hacemos carcasas para los móviles y pequeñas cosas como esas. Me encanta que esto vaya a ser algo asequible”, le dijo Scott a Vogue.com.
¿Existe la democratización de la moda en Colombia?
La idea de llevar la moda de diseñador a los armarios de las mujeres a precios accesibles también está presente en Colombia. En el 2008, el Éxito presentó su primera colección. Fue realizada por la diseñadora colombiana Silvia Tcherassi para Arkitect, una marca propia de los almacenes.
En las colecciones también han estado presentes los diseños de Esteban Cortázar, Jorge Duque, Isabel Henao, Olga Piedrahita y Judy Hazbún.
Este año, la encargada de realizar una colección para Arkitect fue la caleña Renata Lozano, quien creó 96 diseños: 91 referencias de prendas, 2 de calzado y 3 de marroquinería. “La magia de la colección está en que propone jugar con varios universos del vestuario, como Casual, Resort o Active. Queremos suscitar esa conversación entre las prendas, y cada mujer sabrá cómo hacerlo”, explicó Lozano.
El Éxito ha realizado catorce colaboraciones en 10 años con el plus de que son prendas fabricadas 100% en Colombia, a precios asequibles. Irina Jaramillo Muskus, gerente del negocio textil del Grupo Éxito cuenta: “Nosotros trabajamos en la democratización de la moda y hace dos años le sumamos la idea de hacerlo de manera consciente. Ese concepto para nosotros, está ligado al hecho de que la ropa, más allá de un accesorio, es un medio de comunicación. Tú le dices al mundo quién eres, a través de tu ropa; es lo que revela tu identidad sin tener que decirlo con palabras. En el Grupo Éxito creemos que todos los colombianos debemos tener la oportunidad de vestir de la manera en la que nos sintamos identificados”.
La diseñadora Renata Lozano vive en el exterior, pero se siente orgullosa de ser una embajadora de nuestro país. Se interesó en realizar la colaboración porque las prendas se confeccionarían en Colombia y los bolsos serían elaborados por una fundación de mujeres artesanas del Valle del Cauca. La ropa, actualmente, se encuentra en precios que oscilan entre los 40.000 y los 120.000 pesos, mientras que las prendas de una colección tradicional de la diseñadora cuestan 300.000 pesos, en adelante.
Según Jaramillo, “al hacer una colección pensamos en todas nuestras clientas que viven en diferentes regiones y climas, para que cada una encuentre prendas que se ajusten a su estilo y se sientan privilegiadas de tener piezas exclusivas en su armario. A esto lo llamamos 'democratización de la moda consciente'”. La línea de Renata Lozano permite que las mujeres combinen estilos, al ser una marca para mujeres empoderadas y versátiles que pueden ser jóvenes de 18 años o señoras de 50. La colección también maneja un amplio tallaje, desde la XS hasta la XL.
Sin embargo, vale la pena decir que la talla XL no es suficiente para muchas mujeres colombianas. La democratización de la moda no se encarga solo de ofrecer prendas de diseñador a precios asequibles, también implica que sea incluyente, que sirva para todo tipo de cuerpos.
En el 2017, Zara realizó una campaña en la que invitaba a las mujeres a que amaran sus curvas, pero algo salió mal. La publicidad, que pretendía dar un mensaje positivo, fue criticada, ya que en la imagen publicitaria aparecían dos modelos muy delgadas y, a la hora de la verdad, la ropa de sus almacenes no le queda bien a ese porcentaje de la población que, en realidad, tiene curvas. Zara ha permitido hacer más democráticos los precios, pero aún le falta ser más incluyente en las tallas. Las mujeres reales no tienen las medidas que muestran los comerciales.
Moda plus size en el país
Antes, las mujeres de tallas grandes tenían que resignarse a comprar ropa que les sirviera y no que les gustara. Ahora, tienen más opciones para vestir a la moda. Aunque los gigantes de la industria lo están intentando, sus esfuerzos no son suficientes. Por eso, han empezado a surgir marcas colombianas como Ktache Plus Size, Cursiva, By la Gorda Fabiola y Encopetada, entre otras. Y empresas como Leonisa se han atrevido a realizar pasarelas en las que reúnen modelos de tallas más grandes.
Encopetada es una marca que se creó hace un año y medio, con el objetivo de que muchas mujeres consiguieran prendas a su medida y acordes con las tendencias. La marca brinda variedad de blusas, pantalones y kimonos para mujeres a las que les gusta la moda y que están entre los 23 y los 50 años. “Vimos una falencia en el mercado –cuenta Sarah López, directora creativa de la marca Plus Size y Curvy–. Muchas mujeres no encontraban ropa que se adaptara a su fisionomía en tiendas como Zara, Stradivarius o Bershka. Por eso, decidimos crear una marca con la que ellas se pudieran sentir identificadas y en la que encontraran todas las tendencias del mundo, pero ajustadas a su cuerpo”.
López siente que en el país no hay una democratización de la moda porque se le sigue dando protagonismo a las marcas que se dedican a distribuir tallas desde la S hasta la L. Encopetada maneja un tallaje que va desde la L hasta la doble XL. Incluso, cuando hay chicas que no entran en las curvas del tallaje, porque son más voluptuosas, la marca les fabrica diseños bajo la medida que necesiten.
Encopetada se encuentra en el mercado online; aunque las clientas quieren un punto físico, todavía no ha sido posible lograrlo. “Las tiendas multimarca no nos aceptan porque dicen que ese mercado no va a sus tiendas. No se han dado la oportunidad de abrirles las puertas a las chicas plus size. El tema de los canales de distribución ha sido difícil, pero hemos tenido muy buena acogida de las mujeres”, cuenta López.
Ese no es el único obstáculo que enfrentan estas marcas. Cursiva –creada hace más o menos un año por Liza Ardila y Aura María Cardona– trabaja con tallas que van desde la M hasta la 3XL, y empezar a diseñar moda plus size requirió de un ejercicio de prueba y error: “Es difícil porque no hay patrones ni están muy bien establecidas las tallas”, aseguró Ardila al periódico El Tiempo, durante una pasarela para la inclusión, organizada por la Gobernación del Valle.
A pesar de las dificultades, estas marcas van por buen camino. Encopetada, por ejemplo, ya ha empezado a exportar sus prendas a Perú, Chile y Estados Unidos. A las compradoras les han gustado sus diseños. “Ellas se sienten felices. Pueden usar lo que se ponen las chicas de tallas S o M, sin necesidad de esconderse. Eso hace que se amen y se acepten como son”.
Fotos: Getty, Arkitect por Renata Lozano e Inexmoda.



