Seis razones por las que defiendo a Iván Mejía de quienes no lo soportan

Para nada quiero quedar como un lambón incondicional. Reconozco y tolero sus defectos, destaco sus virtudes. Cuando Iván ya no esté frente al micrófono será como cuando ya no esté Falcao en la Selección. Por eso le deseo larga vida al aire y larga vida a su lengua criticona.

Por Alberto Ochoa Mackenzie
06 de julio de 2018
Seis razones por las que defiendo a Iván Mejía de quienes no lo soportan
Archivo de El Espectador

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1. Advertencia: este comentario no aplica para Carlos Antonio Vélez.

En tierra de hipócritas siempre viene bien (y es hasta pedagógico) contar con voces como la suya. El periodismo deportivo, por lo general bajo de defensas frente a lo políticamente correcto, siempre necesitará opiniones que no se muerdan la lengua, que se la jueguen, que confronten sin miedo a equivocarse.

Por eso celebré cuando se la montaron por decir que “Falcao García es un ex jugador”. Para afirmaciones temerarias que los hechos luego borran estamos algunos hinchas. Las recibimos como goles. Me gustó que lo criticaran y, después de eso, me gustó mucho más Iván Mejía.

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2. Su Twitter es una fuente bibliográfica, sabe recomendar notas que dan al fútbol su dimensión más compleja y más sencilla. Iván Mejía es la ficha que todo twittero quiere seguir, por mentes como la suya esta red social vale la pena (También le puede interesar ¿Nos gusta el fútbol porque es apasionante o porque la FIFA lo sabe vender?).

3.Tiene buena pluma, sus columnas de opinión en El Espectador son de los pocos espacios en la sección deportiva en los que me detengo a leer así vaya de pie en Transmilenio a las 7:20 a.m., principalmente para conocer su análisis de una fecha clave en el fútbol colombiano o la selección Colombia.

4. En  El pulso de fútbol es la pareja ideal de César Augusto Londoño. Me atrevo a decir sin equivocarme que es el alma del programa, pues cuando no está él cuesta mucho trabajo hacer clic con el contenido. Ojo: no es que su reemplazo sea malo y aburrido, el problema es que Iván Mejía es Iván Mejía.

Reconozco que suele molestarme cuando está de poquísimas pulgas. A los días en que a todo le dice “¡no estoy de acuerdo!” o cuando se rinde al Barcelona, digo para mis adentros “a este man lo aprecio mucho”.

5.Lo apoyo porque es hincha del América de Cali. A Tulio Gómez ha sabido criticarlo, lo mismo que a jugadores como Efraín Cortez, al troncazo de Santiago Silva e Iván Vélez. Como a Iván lo escuchan más que a una barra completa de La mecha, quiero que siga señalando los yerros y aciertos de la administración actual del América (Vea aquí nuestro especial del Mundial de Rusia 2018).

6. Ahora que Colombia está eliminada de Ruisa 2018, temo que sea cierto que este es su último mundial. Más que en su ausencia, imagino las voces en las que vamos a quedar los amantes del fútbol. Está el agravante de tener al doctor Carlos Antonio comentando/analizando/discerniendo/iluminándonos a los ignaros por décadas, mientras Iván está jubilado, lanzando sus sablazos en la comodidad de su casa frente al televisor. Y nosotros sin poder escucharlo…

Nunca lo defiendo cuando:

1. Se riega en prosa para alabar al Barcelona.

2. Su creciente aversión hacia José Pékerman y Pascual Lezcano al final de la eliminatoria pasada.

3. Cuando tilda de “lenteja” a Javier Mascherano, un señor jugador de fútbol que se fue por la puerta de atrás de Argentina.

De resto, Iván Mejía es uno de los mejores del país.

Por Alberto Ochoa Mackenzie

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