Cuando Sonia Bello habla, el espacio se llena de energía. Su voz es fuerte, decidida, con una entonación que atrapa a quien la escucha. Sus manos se mueven en el aire como si cada palabra necesitara un gesto para cobrar vida. Tiene la mirada intensa, de esas que reflejan carácter, pero también una sensibilidad que brota sin reservas cuando se nombra a Cristian, su hijo. Ahí la líder se quiebra por un instante, los ojos se le humedecen y la sonrisa firme se torna vulnerable.
“Mi hijo es mi bastión, mi luz, mi fuerza… él ha sido todo para mí”, dice con el corazón en la voz, mientras recuerda que la maternidad no trae manuales, pero sí un aprendizaje infinito. “A uno nadie le enseña a ser mamá, pero ha sido fantástico vivir ese ejercicio”. Y entonces, como si el recuerdo se volviera presente, describe lo que para ella es el mayor regalo de la vida: un abrazo de Cristian. “Cuando me dice: ‘mi reina, mi negrita, te amo, no estás sola…’, siento que se me devuelve toda la energía del mundo. Eso lo es todo para mí”.
Bogotana, emprendedora, luchadora, Sonia no sabe lo que es quedarse quieta. “Soy dinámica, retadora, guerrera. No me quedo quieta por ninguna circunstancia que se me presente y me encanta estar en actividad”, afirma con una seguridad que contagia. Pero no es solo ímpetu: es también propósito. “Me encanta poder aportar, me encanta poder ayudar. Ese es mi motor, servir”.
El equilibrio en medio del vértigo
Ser madre cabeza de familia, empresaria y líder no es un papel sencillo. Sonia lo reconoce con sinceridad, pero lo enfrenta con disciplina y claridad. “Equilibrar todas esas facetas es un ejercicio bien interesante”, dice, sonriendo como quien entiende que la vida no se mide en perfección, sino en resiliencia.

Sonia se define como una mujer dinámica, retadora y guerrera, que nunca se queda quieta y que encuentra en ayudar a los demás su mayor propósito.
“Hay que respirar”, agrega, llevándose la mano al pecho como quien quiere enseñar el gesto. “Respirar para que el cerebro se oxigene y tenga la capacidad de digerir lo que está sucediendo, ver lo que está sucediendo y dar un paso al lado para analizar la situación y tomar el mejor camino, la mejor respuesta, la mejor solución”.
Ese acto simple, respirar, se ha convertido en su estrategia para navegar las tormentas, para mantener el balance entre la maternidad, el liderazgo empresarial y la vida personal.
Su escuela de vida
La historia de Sonia no se puede contar sin una empresa que la ha acompañado desde sus inicios, “Conozco a Compensar desde que estaba en la séptima, al lado del edificio de Avianca”, recuerda con emoción. “Entré al área de recreación, después al área de bienestar de la Caja en talento humano. Fueron 14 maravillosos años trabajando allí que me dieron una base sólida”.
Luego vino un giro inesperado que se transformó en oportunidad: la posibilidad de emprender. “La Caja me brindó la posibilidad de crear empresa, y así nació Solé, Soluciones Lúdicas Empresariales. Hoy llevamos 25 años como proveedores de Compensar”, cuenta con orgullo.
Para Sonia, esos años no solo han sido una relación laboral, sino un vínculo de aprendizaje y crecimiento mutuo. “Compensar ha sido mi escuela. Me ha brindado herramientas no solo a nivel personal, sino también profesional. Hemos tenido capacitaciones, orientaciones… y de su mano hemos sacado este ejercicio adelante. Sin su apoyo, difícilmente estaríamos donde estamos hoy”.
Y ahí aparece la pasión que la mueve desde el principio: la recreación. “La recreación es mi vida, el bienestar para las personas es mi pasión. Mi sangre es de color naranja y me apasiona hacer país, ofrecer bienestar a la comunidad. Eso es lo que me mueve”.
Mujer, madre, líder y más sueños por construir
Al verla y escucharla, no hay duda de que Sonia Bello encarna la fuerza de la mujer colombiana: firme, valiente, resiliente. Pero también simboliza la ternura de una madre que se derrite ante el abrazo de su hijo. Es un equilibrio poderoso entre intensidad y sensibilidad, entre determinación y amor.
“Soy guerrera, luchadora, emprendedora”, se describe ella misma. Y al escucharla, uno entiende que no es presunción, sino una declaración de vida, una forma de recordar que las mujeres pueden ser todo a la vez.
Con respecto al futuro, Sonia habla con los pies en la tierra, pero con la mirada puesta en lo alto. “Para Solé, espero muchísimos años más de confianza. Queremos seguir aportando en la construcción de sociedad y de bienestar social”, dice convencida.
“Quiero seguir construyendo sueños. Sueños desde la realidad, sueños desde el hacer, sueños desde el bienestar integral. Sueños donde transformemos sonrisas y captemos corazones. Al final, se trata de tener la satisfacción de construir un sueño como el mío”, reitera.
Sonia Bello vive la vida con pasión. Habla con entonación, sonríe con el alma, abraza con fuerza y cree en la magia de servir. Su historia inspira porque no es solo un relato de éxito, sino una invitación a vivir con intensidad, a respirar profundo y a seguir adelante.
Y quizás, si uno escucha con atención sus palabras, descubre la esencia de su mensaje: Si ella ha podido, con aciertos y desaciertos, con lágrimas y sonrisas, cualquier persona también puede. Solo hay que levantarse, respirar y seguir. Siempre seguir.

