El óxido es un enemigo común de las ollas y sartenes de metal, y puede surgir debido a la humedad, el uso inadecuado o el almacenamiento incorrecto. Afortunadamente, existen métodos efectivos para eliminar el óxido y restaurar la funcionalidad de tus utensilios de cocina favoritos.
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Sigue a Cromos en WhatsAppRecuerda que la mejor forma de combatir el óxido es prevenirlo en primer lugar. Después de cada uso, asegúrate de lavar y secar completamente tus ollas antes de guardarlas. Evita utilizar utensilios de metal, ya que pueden rayar la superficie, favoreciendo la aparición de óxido. Opta por espátulas y cucharas de madera o silicona para mantener la integridad del revestimiento antiadherente.
Vinagre blanco y bicarbonato de sodio:
Estos dos ingredientes comunes en cualquier hogar son excelentes aliados en la lucha contra el óxido. Primero, sumerge la olla en una mezcla de partes iguales de vinagre blanco y agua caliente durante al menos una hora. Luego, haz una pasta con bicarbonato de sodio y agua, y aplícala sobre las áreas oxidadas. Frota con un paño suave y enjuaga bien. El vinagre actuará como un ácido suave para disolver el óxido, mientras que el bicarbonato de sodio ayudará a eliminar las manchas más difíciles.
Sal y limón:
La acidez del limón y la abrasión suave de la sal son otra combinación efectiva para eliminar el óxido de las ollas. Espolvorea sal en las áreas oxidadas y exprime el jugo de limón sobre ellas. Deja actuar durante unos minutos y luego frota suavemente con un estropajo no abrasivo. Enjuaga bien para eliminar los restos y seca completamente.
Aceite y papel aluminio:
Si el óxido es persistente, prueba este método. Aplica una capa generosa de aceite vegetal en toda la superficie oxidadada y déjala reposar durante unas horas o toda la noche. Luego, toma un trozo de papel aluminio y frota vigorosamente las áreas afectadas. El papel aluminio ayudará a eliminar el óxido sin dañar la olla. Lava y seca cuidadosamente después.
Recuerda cuidarlas continuamente
Una vez que hayas eliminado el óxido, es esencial mantener un cuidado regular de tus ollas. Sécalas completamente después de cada lavado, evita dejar agua estancada en ellas y guárdalas en un lugar seco y bien ventilado. Además, revisa periódicamente las ollas en busca de signos de corrosión y trata las manchas de óxido en su etapa inicial para evitar que se extiendan.
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