Científicos españoles sugieren que los componentes moleculares de nuestras células cerebrales podrían haber comenzado a formarse hace unos 800 millones de años en los ancestros de animales que hoy habitan en zonas poco profundas del mar.
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Un estudio publicado hoy en la revista Cell arroja nueva luz sobre la evolución de las neuronas, centrándose en los placozoos, unos animales marinos de alrededor de un milímetro de tamaño.
¿Qué encontraron los científicos sobre las neuronas?
Un equipo científico del Centro de Regulación Genómica (CRG) demostró que las células secretoras especializadas presentes en estas criaturas únicas podrían haber dado lugar a neuronas en animales más complejos.
Los placozoos son animales diminutos que se alimentan de algas y microbios; viven en la superficie de rocas y otros sustratos encontrados en mares cálidos y poco profundos.
Estas criaturas, con forma de disco aplanado, están entre los animales más simples conocidos, y no tienen partes del cuerpo u órganos.
Cerebro y neuronas
Se cree que aparecieron en la Tierra hace unos 800 millones de años y son uno de los cinco principales linajes de los animales, junto con los ctenóforos, las esponjas, los cnidarios (corales, anémonas de mar y medusas) y los bilaterales (todos los demás animales, incluido el ser humano).
Los placozoos coordinan su comportamiento gracias a las células peptidérgicas que liberan pequeños péptidos (permiten también su alimentación).
Impulsados por la curiosidad sobre el origen de estas células, los autores del estudio utilizaron una serie de técnicas moleculares y modelos computacionales para entender cómo evolucionaron los diferentes tipos de células de placozoos y reconstruir cuál podría haber sido el aspecto y el funcionamiento del organismo de nuestros ancestros.
Tipos celulares antiguos
El primer paso consistió en crear un mapa de los diferentes tipos celulares de placozoos, anotando sus características en cuatro especies diferentes.
Cada tipo celular tiene un papel especializado que proviene de la expresión conjunta de ciertos de genes. Estos mapas o ‘atlas celulares’ permitieron trazar conglomerados o ‘módulos’ funcionales de genes.
Luego, los investigadores crearon un mapa de las regiones reguladoras en el ADN que controlan la expresión conjunta de estos genes. Esto ofrece una visión abarcadora sobre lo que hace cada célula y cómo trabajan juntas.
Finalmente, se realizaron comparaciones entre especies para reconstruir cómo evolucionaron los tipos de células.
El estudio muestra que los nueve tipos celulares principales en los placozoos parecen estar conectados por muchos tipos de células ‘intermedias’ que cambian de un tipo a otro.
Las células crecen y se dividen, manteniendo el delicado equilibrio de los tipos celulares necesarios para que el animal se mueva y coma. Esto contrasta con la existencia de linajes celulares bien separados que encontramos en nuestros cuerpos.
Los expertos hallaron asimismo 14 tipos diferentes de células peptidérgicas, pero estas eran diferentes a todas las demás células, y no mostraban tipos intermedios ni signos de crecimiento o división.
Sorprendentemente, las células peptidérgicas compartían muchas características con las neuronas, un tipo celular que se cree que apareció millones de años después en el ancestro común de los animales bilaterales y cnidarios.
Los análisis comparativos entre especies revelaron que estas similitudes son únicas de los placozoos y no aparecen en otros animales con una ramificación más temprana, como las esponjas o los ctenóforos.
Con información de SINC