En todos los seres habita la fuerza de la naturaleza que es capaz de crear salud. Ya en la antigua escuela egipcia de Imhotep los pacientes desnudos cubiertos por completo con una sábana blanca pasaban horas en silencio intentando reconocer lo que les ocurría, para poder despertar las propias fuerzas curativas de su ser, como remedio específico.
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Sigue a Cromos en WhatsAppEl médico que lo acompañaba, que además fungía como sacerdote, facilitaba que este paciente conociera bien su organismo, su mente y tuviera acceso a su mundo espiritual.
Así rescataba a su médico interior y alcanzaba su mayor grado de salud, lo que acompañaba la terapía que recibía externamente.
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Hoy conocemos cómo el efecto placebo produce resultados similares al esperado con un medicamento, sin que se emplee la sustancia capaz de producir dicho efecto, siendo consecuencia en realidad de la creencia del paciente de estar recibiendo dicha sustancia, aunque en realidad no lo hace.
Esto se debe a que en nuestro interior están todas “las medicinas” que pueden generar el control de cualquier tipo de síntomas, además de lograr curar muchas enfermedades. Estas medicinas, producto de nuestra farmacia interior, son de acción poderosa e inmediata si se utiliza la información adecuada para activarlas.
Entonces, así como las decisiones y acciones políticas en un país son esenciales y no se pueden dejar en manos únicamente de los políticos, la salud y el bienestar de cada uno de nosotros no se pueden dejar solo en los médicos externos, por lo tanto, hay que recurrir y activar el propio médico interior. ¡Vale la pena hacerlo!.
Autor de la columna: Santiago Rojas Posada.