Alejandra Borrero: “Mi sentido más desarrollado es la intuición”

La actriz habló de su niñez, su carrera artística y su activismo en tiempos conservadores.

Por Redacción Cromos

02 de diciembre de 2018

Foto: David Schwarz

Foto: David Schwarz

Fotografía por: DAVID M. SCHWARZ

Lidera Ni con el pétalo de una rosa, un festival que defiende los derechos de la mujer. En el lanzamiento de su quinta edición, la actriz y directora de teatro respondió la Tómbola de Cromos. 

 

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Un pensamiento recurrente al mirarse en el espejo.

¡Estoy gorda!

Describa una imagen de su niñez en Popayán.

Estoy en diciembre, con mis hermanos, mirando los regalos de Navidad, en la sala de la casa.

¿Qué extraña de sus veinte años?

Mi energía imparable, capaz de mover montañas.

Una mujer que la haya marcado.

Mi madre, que, a pesar del machismo de la época, nos sacó adelante.

La canción que más haya bailado.

Usted abusó, de Celia Cruz.

Un juguete de su infancia.

Amé a un Angelino. Lo llevaba siempre conmigo.

¿Cómo se escapa de la rutina?

Montando a caballo.

Si empezara a escribir un diario en este momento ¿cuál sería la primera frase?

“Érase una vez...”.

Se enorgullece de...

De nuestro trabajo en Ni con el pétalo de una rosa.

¿Y de qué se arrepiente?

De no haber hecho más.

¿Qué le recomendó el médico?

Que me opere un pie.

¿Para qué es buena?

Para querer.

¿Cuándo fue la última vez que lloró?

No me acuerdo, porque este año lo he hecho muchas veces.

¿Qué le duele de Colombia?

La violencia.

Un personaje interpretado por usted que reviviría.

Antonia, en la telenovela El último matrimonio feliz.

¿Qué legalizaría?

Las drogas.

Una maestra.

Dos: Alicia, mi profesora de segundo de primaria. Y Raquel Rey, mi profe de geografía.

¿Por qué actuar?

Porque qué pereza la vida real.

Una serie para ver una y otra vez.

Sense 8.

¿Cuál es su lado más conservador?

La señora de Popayán, hablándome a mi derecha, regañándome a diario.

¿Y su lado liberal?

La señora caleña que tengo a la izquierda.

Un libro de ficción.

La metamorfosis, de Franz Kafka.

¿Qué hace cuando se le olvida el guion?

Sufrir.

¿Qué le quita el sueño?

Las injusticias.

¿A quién reviviría?

A Gandhi.

¿A quién salvaría de la horca?

A cualquiera, hasta al peor ser humano.

Sería amiga de Batman o de Guasón.

De los dos.

Si pudiera cambiarse el nombre ¿cómo se llamaría?

Siempre me ha gustado mi nombre.

Un mensaje para las mujeres que sufren la violencia de género.

Que vinimos al mundo a ser felices.

¿Cuándo fue la última vez que se persignó?

Hace muchos años.

Su sentido más desarrollado.

La intuición, del que no se habla mucho.

¿A quién le gustaría ver en la Presidencia?

A una mujer como Claudia López.

Si el día tuviera más horas, ¿a qué le dedicaría tiempo?

A hacer el amor.

¿Qué hay en el fondo de usted?

Una niña que quiere que la quieran.

¿Y en la superficie?

Una mujer que quiere que la quieran.

¿Qué echaría a la hoguera?

Las armas de Colombia.

¿Qué ha perdido y le gustaría recuperar?

Tiempo.

Si tuviera un grupo de escoltas, ¿qué los mandaría a hacer en su primer día de trabajo?

Los invitaría a almorzar. Y luego les diría que nos tomemos un café.

Alguien que se le haya salido del corazón.

No quiero decir su nombre, pero en este momento lo tengo en la cabeza.

Por Redacción Cromos

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