Cecilia Navia y Carolina Cuervo recuerdan su paso por 'Oki Doki' en la Tómbola Cromos

Las actrices que marcaron la infancia de los colombianos de los años 90, nos cuentan cómo ha sido su carrera profesional.

Por Carlos Torres

29 de agosto de 2017

Cecilia Navia y Carolina Cuervo recuerdan su paso por 'Oki Doki' en la Tómbola Cromos
Cecilia Navia y Carolina Cuervo recuerdan su paso por 'Oki Doki' en la Tómbola Cromos

Hasta el 12 de octubre, el Teatro Nacional presentará Tratado de culinaria para mujeres tristes, una pieza inspirada en la obra de Héctor Abad, que tiene entre sus protagonistas a las actrices que dieron vida en los noventa a las inolvidables Mechas y Canela, en la serie juvenil Oki Doki

 

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Un estereotipo sobre la mujer que le saque la piedra.
Cecilia: El de la que no sufre nunca. La que siempre se ve feliz y perfecta.
Carolina: El que dice que tenemos que ser buenas en todo.

 

 

¿Cuál es su costado más feminista?
CN: Me cuesta trabajo dejar de pensar que nosotras somos seres superiores. Trato de reprogramar ese legado de mi madre, feminista por excelencia.
CC: No soporto que cuestionen mi capacidad de entendimiento y análisis.

 

 

¿Y su costado menos feminista?
CN: Amo que me recojan, que me abran la puerta, que me inviten.
CC: Me fascina sentirme protegida por un hombre.

 

 

¿Qué le prohibió su médico?
CN: Un antialérgico al que era adicta.
CC: Que me deprima... dice que quiebro a Colsanitas.

 

 

¿Para qué devolvería el tiempo? 
CN: Para pasar una tarde con mi abuelo, jugando cartas y escuchándolo hablar de la vida. Murió hace 4 años.
CC: Para volver a estar en la mitad de la pista de mi fiesta de matrimonio. 

 

 

Formule una pregunta que le haría al lector. 
CN: ¿Cuantas veces al día lee sobre farándula y para qué lo hace?
CC: ¿Ya se leyó al menos un libro?

 

 

¿Qué envidia de los hombres?
CN: Que pueden hacer chichí parados, y que no se tienen que preocupar por los pelos.
CC: Su practicidad, su línea de pensamiento, que es indivisible e imperturbable. 

 

 

¿Qué fue de la vida de Tomillo, Coco y Vainilla?
CN: Tomillo vive feliz en Nueva York, Coco vive feliz en Miami y Vainilla vive feliz aquí.
CC: Todos están bien. 

 

 

¿En qué es conservadora?
CN: Soy madre de dos hijos y, por más de que trate de ser fresca y abierta, me atemorizan y escandalizan muchas cosas. 
CC: Detesto la vulgaridad. 

 

 

¿Y muy liberal?
CN: Me considero de centro.
CC: Creo en el uso moderado y aplicado de ciertas drogas. 

 

 

¿De qué se cuida?
CN: De los excesos. De mucho trabajo, de mucha comida, de mucho trago.
CC: A mí todo de frente. No me gustan los chismes. 

 

 

¿Para qué se tiene confianza?
CN: Mi madre me repitió, desde niña, "tú puedes".  Y creo que "yo puedo".
CC: Para parquear un carro. Es uno de mis verdaderos talentos.

 

 

Una extravagancia, muy suya.
CN: Amo la moda. Nada es demasiado lobo o recargado, si lo sabes usar. 
CC: Comprar demasiados libros. Ya no lo hago hasta terminar los que ya tengo. 

 

 

Un objeto muy preciado que haya perdido y todavía extrañe.
CN: Una cartera que me robaron, por lo que tenía dentro.
CC: En mi matrimonio se perdieron misteriosamente un anillo y unos aretes heredados de mis ancestros.

 

 

¿Qué le ha gustado de este 2017?
CN: Estar viva y todas sus consecuencias.
CC: Ver crecer a mi hija.

 

 

Describa una actitud machista vivida, que le gustaría que nadie experimentara.
CN: En la adolescencia salí con un novio muy violento. Por suerte, tuve el valor de cortar la relación.   
CC: Alguna vez, trabajando con colegas hombres, yo estaba embarazada. Y de verdad hablaba y trataba de proponer cosas, y era como si fuera un fantasma. No me escuchaban siquiera. 

 

 

Un pensamiento recurrente al verse al espejo. 
CN: ¡Me gusto!
CC: ¡Tengo la piel vuelta mierda! 

 

 

Una frase que viva repitiendo, mentalmente. 
CN: La palabra “gracias”.
CC: Una que me ha metido mi padre: “Innovar”. 

 

 

Su mejor ángulo para una foto es…
CN: creo que el derecho.
CC: el derecho, tres cuartos y sonriendo. 

 

¿Qué siente cuando ve un capítulo de Oki Doki
CN: Cuando era niña me emocionaba. Ahora los episodios me conmueven y me hacen morir de la risa.
CC: Siento plenitud de haber hecho la infancia de muchos niños más feliz y soportable... la soledad de los niños es tremenda y, hoy en día, hacen falta programas como Oki Doki

 

 

Foto: Daniel Álvarez.
 

Por Carlos Torres

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