Coquetear es una epidemia

Creo que estamos en un nivel de coquetería exagerado. El pasatiempo por estos días es practicar el arte de coquetear. ¿O cuál es la razón para demorarse un par de horas buscando la camisa adecuada para irse de fiesta? ¿Y el motivo por el que haya tantas fiestas? Flirtear, punto.

Por Redacción Cromos

12 de abril de 2010

Foto: Pixabay.

Foto: Pixabay.

Un arte que viene desarrollándose desde las cavernas y que aún estamos mejorando porque, aunque ancestral, el don exige práctica. Si te extiendes en adulaciones, puedes ser rechazado, pues coquetear es dejar iniciado; pero también puede que llegues al punto más alto. Ahora bien, si te reservas, pues no pasa nada. Lo mejor es que lo practicamos ambos.

Hace poco, un hombre bellísimo estaba haciendo la maravilla del coqueteo, pero al no acompañar a la mujer por otro trago, en la barra se apareció otro coqueteador, y ahora ella coqueteaba con el de la barra. El otro quedó aburrido solo mirando. Luego apareció un veneco, un mexicano, un colombiano... y dele con el coqueteo. Hasta que un amigo dijo que parecía un hombre. "Somos nosotros los que nos damos el lujo de salir con una, no llamarla, y al día siguiente estar con otra". Ahora resulta que las actitudes tienen género. Lo que nos faltaba. Entendí de inmediato por qué el BB está en constante titileo.

Sigue a Cromos en WhatsApp

¿Y la razón es cuál? ¿Tener seis arroces en bajo? Alardear al respecto entre las chicas es indecoroso; a nadie le importa tener miles detrás, lo que a nosotros nos divierte es del que nosotras estemos enamoradas. Aunque algunas veces abrimos paréntesis y atacamos; nosotras también tenemos un timming. Estando en el colegio, por más infatuación que había con el chico del año más avanzado, parchar con las amigas mataba romance. Hoy es igual, muchas veces preferimos andar por ahí revoloteando, conociendo gente, viajando, trabajando, que teniendo a un chico al que hay que entregarle la devota atención para olvidarse de... Hacer ambas cosas a la vez es una imposibilidad, créanme, lo he intentado. Esa es la razón por la que cuando una mujer no repite cita es porque no quiere, o porque no está lo suficientemente emocionada con el hombre.

Pero volvamos al arte: ¿Qué se está respirando en el ambiente que todo el mundo anda echando perros a cuatro manos? Casados, ennoviados, solteros... lo que hay son estados, y lo que sobra son receptores con ganas de ser seducidos. Estamos viviendo al límite, en excesos, y ¿qué tal que el mundo no se acabe en 2012? ¿Ah? Por lo menos perfeccionaremos el arte, quedarán obsoletos el uso de frases de panadería (bombón, corazón, churro); esperemos para darle campo a otro menos verbal, que esté cargado de miradas y uno que otro mensaje.

A veces creo que coquetear es un preámbulo permitido de meses -como un viaje- en el que inconscientemente estamos preparando el cuerpo para luego sí dedicarnos a uno exclusivo. Cuidarle la siesta a alguien es hermoso, pero también es una delicia llegar a casa y prender la música a todo volumen con la canción que esté sonando en el cerebro, e invitar a varios romances a que se tomen un trago. Al otro día será otro romance. Coquetear tiene una magia mayor que la que le estamos dando. Y si hay que ser "hombre" para lograrlo, pues se le hace. Y epidemia que se respete debe ser contagiada hasta que llegue la cura. Cura que puede tomarse un tiempo en que haga efecto.

Casados, ennoviados, solteros... lo que hay son estados, y lo que sobra son receptores con ganas de ser seducidos. 

Por Redacción Cromos

Sigue a Cromos en WhatsApp
Este sitio usa cookies. En caso de seguir navegando se entenderá que usted ha otorgado una autorización mediante una manifestación inequívoca para su uso
Aceptar