El pueblo embrujado

En Jardín, Antioquia, la vida cambió con La bruja, la serie que convirtió el pueblo en un estudio y a sus habitantes en actores. Hechizos, política, mafia y poder en esta producción inspirada en el libro de Germán Castro Caycedo.

Por Redacción Cromos

20 de mayo de 2011

El pueblo embrujado
El pueblo embrujado

El pueblo embrujado

La bruja está en Medellín, llegó hace unos días y se trajo toda su magia para la capital paisa. Allí se pierde entre la multitud, se camufla y también se esconde. No quiere publicidad aunque en la calle llame la atención entre grúas, cámaras, luces y cientos de extras vestidos de modas pasadas. Llegó de Jardín, el pueblo del suroeste antioqueño que durante ocho semanas fue un estudio de televisión y que quedó embrujado.

La mujer se llama Amanda Mora y la actriz Flora Martínez está poseída por ella desde hace tres meses. Vive en El Dorado, representado en Jardín, un pueblo que los paisas cuidan como un tesoro aunque la historia real, la del libro de Germán Castro Caycedo y que inspiró esta serie de televisión, transcurre muy cerca de allí, en Fredonia.

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La magia comenzó con la llegada al pueblo de tres camiones de vestuario y ambientación y equipos que se volvieron cotidianos para los habitantes de Jardín. Algunos también cambiaron de profesión o simplemente encontraron qué hacer: se volvieron actores de La bruja.

“Quisimos mantener el mundo del pueblo, respetar la época, el ambiente de la zona cafetera, esforzarnos en las minucias. Hace 30 años no había lo que tenemos ahora y hoy los campesinos son iguales pero tienen un celular en la mano”, dice Luis Alberto “Peto” Restrepo, director y de la serie.

Ese fue el universo que se creó en calles, casas y parques, y que puso al pueblo al servicio de la producción para contar una historia que transcurre entre 1975 y 1985. “Jardín fue la bodega, allí conseguíamos cubrelechos o vajillas. El carpintero del pueblo fue escenógrafo, el alcalde prestó su despacho, el cura los ornamentos litúrgicos, las enfermeras del hospital eran reales y la modista nos hizo vestuario”, cuenta Diego Guarnizo, director artístico.

En el pueblo todos se acostumbraron a la presencia de los actores y el parque era el sitio para buscar de todo, pues por allí pasaban hasta los brujos de verdad, que les dieron claves para que la magia luciera más creíble.

Fue así como quedó listo todo para que Amanda empezará sus prácticas oscuras desde su juventud hasta que se relaciona con el poder, la política y el narcotráfico. Todo enmarcado dentro de la brujería, ese tema que todavía genera inquietudes, dudas y, al tiempo, mucha atracción en las personas.

“Lo que se tomó del libro fue la historia a grandes rasgos, inventamos una historia de amor y mantuvimos temas impactantes, como ver cómo una maestra de escuela termina metida en la Casa de Nariño”, agrega Restrepo, quien trabajo de cerca con el guionista Alberto Quiroga. Aunque la serie reflejará otros aspectos con una mezcla de costumbrismo, política y ascenso social. Por eso, el personaje del narcotraficante Jaime Cruz adquiere relevancia y, como afirma el director, se narra el que es quizás el primer caso documentado de narcopolítica.

En la región se tiene memoria de este hombre, un campesino que un día se fue varios años y volvió multimillonario, para comprar el club social, la flota de buses y a la gente. “Amanda se convierte en su mano derecha, le ayuda a conquistar niñas, le ayuda en los negocios y le reza hasta la pista de aterrizaje de la finca”, dice Andrés Parra, el actor que lo representa.

Pero en la historia original este personaje resulta más exótico que en la realidad actual, pues correspondió a una época en la que los mafiosos eran menos visibles. “Puede ser difícil de entender pues entonces nadie dudaba, pocos sabían que era la cocaína y ni siquiera el lavado de activos era ilegal. Estamos contando la prehistoria del narcotráfico”, explica el director.

A pocos días de terminar las grabaciones ahora en Medellín, en Jardín nadie se ha olvidado de La bruja. Todo el equipo prometió volver, más ahora que el concejo los declaró ciudadanos ilustres. Quizás comienza una nueva leyenda y ahora todos los visitantes querrán saber por dónde caminaron Andrés Parra, Germán Jaramillo, Vicky Hernández, Natalia Jerez, Humberto Dorado y la bruja, Flora Martínez. Y no es parte de ningún hechizo.  

Por Redacción Cromos

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