Histeria, un espectáculo que mueve todos los sentidos

El grupo Omustismo nos demuestra que el teatro también puede vivirse en la oscuridad. Una mujer queda ciega y el espectador enceguece con ella.

Por Adriana Marín

06 de junio de 2014

Histeria, un espectáculo que mueve todos los sentidos
Histeria, un espectáculo que mueve todos los sentidos

Histeria, un espectáculo que mueve todos los sentidos

Esta es la obra que se presenta en La Casa del Teatro Nacional hasta el 14 de Junio. 

Histeria es lo que siente Laura cuando abre los ojos y ya no ve más. Mueve sus ojos, o lo que siente como ojos, y sigue sin ver. Mueve su cara, entonces, la frente, los pómulos, la boca, por si logra algo. Pero no. No ve. Y los espectadores tampoco. Entraron en filas de a seis, advertidos de la oscuridad a la que se iban a enfrentar. Tuvieron que depositar su suerte en el hombro del de adelante, fuera o no un hombro conocido, para que los guiara a través de la puerta de la Sinagoga de la Casa del Teatro Nacional y luego a sus sillas respectivas. Ya, sin vista, quedan los otros sentidos, una leve angustia por estar en la situación de invidentes, y mucha curiosidad. Sobre todo eso. 

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El oído se acentúa entonces. Se escucha la voz de Laura, una mujer de 43 años, hablando con un doctor, un oftalmólogo. No entiende por qué perdió la vista de repente. Y entonces aparece la luz, esporádicamente, para que el espectador conozca a Laura. A ella, no a su voz. Y se ve, así, en los momentos en los que la luz se enciende, desesperada por no saber qué ocurre. Ansiosa por encontrar una explicación. Y está la voz del doctor, calmada en oposición a la de ella, que también intenta entender un hecho que, en una primera instancia, parece inexplicable.

La obra la presenta el grupo OmutismO Teatro, la actriz es Ana María Sánchez, el director es Jimmy Rangel y la historia es del mismo Rangel, que la escribió a cuatro manos con Carlos Carvajal. Es una apuesta revolucionaria para el espectador, que resulta ser el observador de un teatro en el que hay poco para observar, en el que la mirada no tiene el papel más importante. A este tipo de espectáculo era a lo que el grupo le venía apuntando desde sus primeros montajes. No particularmente por la  idea de una puesta en escena a oscuras; más bien por la experimentación con el teatro de manera interdisciplinaria, cuestionándose el papel del actor-bailarín-intérprete sobre el escenario como un solo artista  y buscando llevarlo a extremos desconocidos incluso para él.

El grupo está compuesto por actores, bailarines, artistas plásticos y músicos que le han apostado al movimiento desde sus primeros montajes. Su teatro, con y por el que experimentan, es el Teatro  Físico. Desde el cuerpo buscan contar historias. Sus laboratorios los llevaron a crear piezas que evocan desde guerras, con lenguas que se enredan como en el relato de Babel, hasta lugares tan cotidianos como un baño. Con ello buscaban crear sensaciones en ellos y en el espectador. Que tanto artistas como público se conectaran emocionalmente. Y así, entre creación y creación, llegaron a la sensibilidad más pura: llegaron a Histeria.

Cuando se niega la vista, no queda otra posibilidad que la de sentir. Con el olfato, con el tacto, con el oído. Agarrarse de la persona que está adelante y pisar con cuidado, no vaya ser que alguien se tropiece. La tos que se siente más fuerte, la respiración nerviosa de la persona de atrás, el movimiento del de al lado en el asiento y la angustia de una mujer, sobre el escenario, que ya no puede ver. Todo se siente con mayor intensidad. Así, dicen, es como empieza la histeria

Temporada: Del 22 de mayo al 14 de junio. La casa del teatro Nacional (Cra 20 # 37 – 54)
Funciones: Jueves a sábado, a las 8:00 p.m.
Boletas: $ 35.000 Único precio.

 

Foto:  cortesía. 

 

Por Adriana Marín

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