La bailarina de Julio Iglesias

Esta caleña lleva cuatro años acompañando al artista español en los escenarios del mundo. Tiene 24 años y ya conoce más de 50 países. Su jefe está encantado con ella.

Por Redacción Cromos

20 de mayo de 2011

La bailarina de Julio Iglesias
La bailarina de Julio Iglesias

La bailarina de Julio Iglesias

Fue un paso de salsa, la misma salsa que bailaba con desparpajo a los 11 años en las fiestas de su barrio, en Cali, el que le otorgó su nuevo título: bailarina del cantante español Julio Iglesias.

 Nerviosa –pero sobre todo cansada, pues su trabajo como mesera de la pizzería Archie’s en Miami la dejaba agotada–, Carolina llegó hace cuatro años hasta Atlantic City a presentar un casting para el codiciado puesto.

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 “Empezó a sonar La gota fría y Julio me dijo que siguiera a la coreógrafa. Era un paso fácil, de salsa, y yo lo imité. A los cinco minutos me dijo: ‘¡Bienvenida, eres la nueva bailarina del grupo!’. Yo no entendía nada, solo veía que todos me sonreían”, cuenta Carolina.

Esa misma noche, ataviada con el vestido negro ajustado que luce en todas las presentaciones, Carolina  debutó. Los pies no le temblaron, pero nunca en su vida había sufrido momentos más tensos. Al terminar su aparición, la asistente del cantante le alcanzó un celular: “¡Mamá, acabo de bailar con Julio Iglesias!”.

 Al otro lado del teléfono, en una casa al norte de Cali, Stella Betancourt, su madre, sentía que la vida le retribuía el haberse despedido de su hija cuando era apenas una adolescente. Dos meses después de la repentina muerte de su hermano menor, José Luis, el gemelo de Óscar, Carolina viajó a Miami como lo había planeado desde que estudiaba en el colegio y se pasaba las tardes enseñando coreografías de Gloria Trevi, Spice Girls y Proyecto Uno a las niñas más pequeñas de la cuadra. Le gustaba tararear en inglés, le recordaba los años que vivió en Phoenix, Arizona, donde nació.

No había una sola celebración del barrio que no contara con un  baile ideado por ella. Su figura delgada y altiva siempre estaba delante del público, moviendo las manos, indicándoles a sus pupilas el siguiente paso.

 Diez años después estaría en la misma situación pero enseñándoles a las bailarinas novatas de Julio Iglesias los pasos de El bacalao, La gota fría y Nathalie.

“Tengo clara mi función, yo represento a la latina sexy”, cuenta, y confiesa que ansía en cada presentación el guiño que le hace el español cada vez que la quiere en la mitad de la tarima, adelante, con sus movimientos de cadera de un lado a otro, su sonrisa plena y la coquetería a flor de piel.

 “She is from Colombia!” (¡Ella es de Colombia!), las palabras mágicas. La piel se le eriza. Los tres colombianos que encuentra en los países más recónditos adonde llega el cantante responden con un grito. Ella se siente recompensada.

 “No es un trabajo fácil, cualquiera pensaría que pasarme la vida viajando durante tres meses es lo más divertido. Pues no, yo extraño mi casa, mi perro, mis amigos. Aunque tampoco puedo quejarme. Viajar es una adicción y me encanta. Bailar con las pirámides de Egipto de fondo, terminar un show en Siria y recibir a la salida el saludo efusivo de una paisa que quiere tomarse una foto conmigo, son detalles que me llenan de energía para seguir el ritmo frenético de Julio Iglesias, el incansable”.

 El incansable, el perfeccionista, el frentero, el jefe. Así lo define. Un calificativo más: el comprensivo. Conoce la historia de su familia, conoce el deseo que tiene de vivir con sus padres y sus hermanos en Estados Unidos, sabe qué la acongoja y qué la emociona. “Fue lo primero que me preguntó cuando me aceptó en su equipo, las bailarinas somos quienes estamos físicamente más cerca de él, por eso se preocupa por nosotras y nos aconseja”.

 También las besa. “¡Es parte del espectáculo! –afirma entre risas–. Lo hace porque la gente en los conciertos se emociona, es actuación, pero no pasa de ahí. Tampoco es asunto de todas las presentaciones. Antes de nuestra gira por Colombia me lo advirtió: ‘te voy a besar’ ”. A ella no le importa. La timidez con la que se enfrenta a los hombres que la pretenden en las discotecas parece esfumarse en el escenario. Dice que no sabe coquetear, mucho menos en inglés.

No siempre le dirán que es una latina sensual, no siempre será despampanante y no siempre bailará con la gracia con la que hoy lo hace. Un día tendrá que valerse de otros atributos. “Estoy estudiando mercadeo y negocios a distancia, pero también espero incursionar en la presentación de televisión”.

Su maratón por el mundo continúa... mañana, probablemente, estará en Moscú, el próximo mes en Barcelona; sus pasos cadenciosos se moverán en diferentes ciudades, pero su sueño será el mismo: tener a toda su familia reunida en Miami.

Pasión por el modelaje

Desde los 18 años Carolina trabaja como modelo • Ha desfilado para diseñadores nacionales como Hernán Zajar y Olga Piedrahíta,

• En Miami ha hecho campañas para las marcas ETRO, Neiman Marcus , Nordstorm y Sacks 5th Avenue, y es parte de la agencia de modelos Runaway.

• Apareció en el nuevo comercial de la bebida  Dr Pepper, que cuenta con la participación del rapero Pitbull.

Nació en : Phoenix, Arizona (EUA), y creció en Cali.

Edad: 24 años

Por Redacción Cromos

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