Virgen cuando quiera

Una ola de opciones para recuperar la virginidad se expande por el mundo. En Colombia, una de cada tres mujeres llega casta al matrimonio.

Por Redacción Ellas

20 de marzo de 2015

123.rf / 123.rf

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A la Celestina, el personaje de Francisco de Rojas, se le atribuía haber hecho renacer la pureza de más de cinco mil mujeres a punta de hilos de seda encerados, agujas y hierbas. Gracias a esa habilidad de devolver castidades perdidas, un embajador logró vender tres veces como virgen a una de sus criadas.

Hoy, varios siglos después, una mujer –sin importar su edad– puede recuperar por varios miles de pesos su virginidad las veces que quiera. Cremas, dispositivos y cirugías prometen renacer la pureza perdida cuando ella así lo estime conveniente.

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Según médicos españoles, es muy común que mujeres dedicadas a la prostitución lleguen a sus consultorios para simular ser vírgenes y así cobrar más a sus clientes, “porque la virginidad sigue siendo una condición por la que muchos hombres están dispuestos a pagar”, explican. Uno de los cirujanos le reveló al periódico El País que una prostituta llevaba nueve cirugías. Cobraba hasta US$2.000 por entregar su “inocencia”.

Pero no sólo ellas lo hacen. Jovencitas de etnia gitana o musulmanas también llegan a los consultorios para poder contraer matrimonio de acuerdo con los preceptos que les imponen. En muchas culturas a las novias se les exige un certificado de virginidad para poder autorizar la unión. En caso de no aprobarlo, la familia es condenada a la vergüenza pública. Entonces, mejor pagar unos pesos y evitarse problemas.

En Australia, la tribu Yugar mata de hambre a quienes pierden la virginidad antes del matrimonio. En China, hay multas para quienes tienen el himen alterado. En ciertos países islámicos, muchas mueren lapidadas por no ser vírgenes.

En Colombia, la pérdida de la virginidad no se castiga (al menos por la ley), porque socialmente todas deban posar como tales. “En Colombia una mujer recibe presión por todos lados y tiene que permanecer virgen hasta el matrimonio. Las educan para eso, aunque las nuevas generaciones no le prestan tanta atención al tema”, explicó Dania Suárez, psicóloga.

El sexólogo José Manuel González explica que esta condición se ve más en la clase media colombiana, que es la más conservadora. En los estratos bajos y altos se le da menos trascendencia a la castidad.

González tiene estudios que señalan que en el país, dos de cada tres mujeres llegan a la universidad sin ser vírgenes. “Es decir, que han dejado esta condición en el colegio”, señala. Un estudio realizado en América Latina por GFK, una empresa de investigación de mercados, señala que el 36% de las colombianas llegan vírgenes al matrimonio.

¿Pero por qué darle tanta importancia a esta condición? Varios expertos coinciden en que para los hombres es muy importante tener a una mujer conservadora a su lado. “Les encantan las novias liberadas, pero cuando se quieren casar buscan una recatada, la doble moral de los colombianos”, explica González.

La psicóloga Martha Ramírez dice que es un mito. “Los hombres ven engrandecida su virilidad si logran tener a una mujer la primera vez, incluso hay quienes dicen que ellos detectan si su novia es virgen porque sienten “diferente”. Lo que no saben es que las mujeres pueden ser grandes actrices, por lo que la virginidad es más una cuestión de fe”.

González se pregunta, ¿Es la virginidad física o mental? Y explica, “hay muchas mujeres que permiten otras conductas como sexo oral o relaciones anales, pero se llaman vírgenes”.

Mitos

La virginidad no garantiza que la mujer no haya tenido vida sexual.

Que si está recelosa, tímida o expresa dolor es virgen. Ellas pueden fingir.

Herramientas

  • Gigimo: es un juguete sexual que se vende en los sex-shops, por $50.000, que usa la mujer 20 minutos antes de la relación. Dicen que con él, los hombres terminan convencidos de la virginidad de su pareja.
  • Cremas: Ultratech, un laboratorio indio, sacó un producto que promete devolver la virginidad, prevenir las infecciones, la incontinencia urinaria y “hace que las mujeres mayores se sientan bien”.
  • Himenoplastia: operación de reconstrucción de la membrana. Cuesta entre uno y dos millones de pesos. La paciente debe abstener de tener sexo durante un mes.

Por Redacción Ellas

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