Adelante, Juan Carlos Osorio

Andrés Marocco
04 de noviembre de 2020 - 02:00 a. m.

Aún retumba la noticia de su salida de Atlético Nacional. Era difícil mantenerse, pues el equipo se veía mal en la cancha. Frágil atrás, el más goleado del campeonato y con evidentes inconsistencias en la construcción de juego y finalización. La cara del entrenador risaraldense en el banco después del 0-3 contra Millonarios hacía prever el final de su segundo ciclo al frente del verdolaga.

Siempre he sido un admirador del profesor Osorio. Tiene una marca registrada, ofensiva, eficiente, veloz, muy competitiva y válida. Comparto y aplaudo su énfasis en la memoria operativa, el trabajo en las sesiones de entrenamiento de situaciones reales de juego, su manera particular de plantear los partidos a partir de sus herramientas y sus métodos de motivación, que convencen al jugador de sus capacidades.

Como todo, hay detalles que respetuosamente le discuto siempre que puedo tener el privilegio que me brinda esta profesión de comunicarme directamente con él. Admito que no soy tan amigo de la rotación en todas las posiciones con alta frecuencia y no creo en la “polivalencia” de todos los protagonistas en cualquiera; pero el paquete Osorio me parece fantástico, su preparación y conocimiento son notables.

Vienen días para recibir todo tipo de ataques. Le dirán terco, soberbio, incapaz, hasta loco, porque así es la vorágine del fútbol. Le van a destrozar sus afirmaciones llenas de convicción y estudio de años, porque es mas fácil atacarlo que defenderlo en estas circunstancias. Curiosamente su plan de competencia siempre será ese, ir, buscar, nunca esperar. La esencia del más adelantado de nuestros técnicos no la va a abandonar, muere con las botas puestas.

No era el momento de volver al fútbol colombiano, siempre lo afirmé cuando se anunció el regreso. Él necesita otros retos y condiciones que ni siquiera la institución mejor organizada del país le puede brindar hoy. Lo traicionó la nostalgia, la gratitud con el verde paisa, la preocupación por su familia y la muy válida aspiración por dirigir la selección.

Ojalá se concreten ofertas para dirigir en ligas más sólidas que le brinden garantías para llevar a cabo sus ideas con total respaldo. El exigente sistema que representa no puede tener baches, directivos incrédulos ni discípulos flojos. Por eso, en mi concepto, hay una gran dificultad implícita en esta élite de entrenadores. Necesitan intérpretes bien formados que se encuentran silvestres en las selecciones nacionales, pero también la frecuencia que solo se puede desarrollar en el día a día de los torneos domésticos.

Pocas ligas en el mundo se pueden dar el lujo de tener nóminas equilibradas en calidad. No me cabe duda de que el profesor puede dirigir con éxito en cualquiera de las principales y seguro que convencería a los escépticos y esnobs de que algún día merece la anhelada tricolor. La caída reciente suena muy duro precisamente por ser quién es.

A mí hace tiempo que me convenció. Me encantaría que algún día dirija a Colombia y encabece un proyecto nacional que unifique conceptos desde la base de nuestras categorías. Todo lo tiene previsto hace rato en su genial cabeza este gran ser humano. Ya llegará su turno, al menos eso espero.

Andrés Marocco

Por Andrés Marocco

Periodista javeriano. Radioactiva, 88.9, 40 Principales, Caracol Radio. Dementes Deportivas, Telepolémica, Pelotas. Hoy en ESPN. Bumangués, del leopardo.

 

Sergio(3490)04 de noviembre de 2020 - 05:50 p. m.
Un equipo que vende a toda su defensa, ¡a toda!, y que sólo deja al más grande de los petardos que ha pisado suelo paisa como Bragieri, está condenado a que lo goleen o lo asedien constantemente y si además no tiene jugadores de contención que jueguen como volantes de contención ... o si los tiene, aunque sean regularcitos y no los usa en su posición.... pues espere a ver qué pasa.
Cesar(05125)04 de noviembre de 2020 - 01:18 p. m.
Debe se muy bueno el ficho que recibo este mercenario del comentario con este elogiosísimo comentario a un pseudo intelectual del fútbol, salió mal de México, salió mal de Brasil, salió mal de Paraguay, ojalá nunca tenga la oprtunidad de dirigir la selección Colombia.
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