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“Hay que salir a ganarle. No podemos regalar nada más”, dice.
Si es cierto que ser el técnico de la selección de Argentina llama la atención de la opinión pública casi tanto como el cargo para el que fue reelegida Cristina Fernández de Kirchner en las elecciones nacionales de fin de octubre, entonces Alejandro Sabella está ante una encrucijada. Porque ya pasaron a un segundo planos aquellas encuestas que se tejían hace unos meses, cuando Sergio Batista fue despedido por el fracaso en la Copa América. Y la buena imagen que tenía el exentrenador de Estudiantes de La Plata cuando asumió el desafío albiceleste en el amanecer de agosto, hoy está minada por dos resultados inéditos en la historia de las eliminatorias.
La derrota del mes pasado ante Venezuela, en Puerto La Cruz, primera ante el combinado vinotinto, y el empate reciente frente a Bolivia, en Buenos Aires, el primer punto que consigue un equipo del altiplano en su visita a estas tierras, generaron la desconfianza en este estratega que supo ganar un campeonato doméstico y la Copa Libertadores con el club rojiblanco, el mismo que estuvo cerca de poner de rodillas al Barcelona de Lionel Messi, nada menos.
“Este es un cargo que, últimamente, ha tenido su grado de dificultad. Los resultados no han acompañado mucho. Existe mucha presión porque somos un país en el que abunda la pasión. Hay selecciones en las cuales el técnico tiene mayor presión por la historia. Es el caso de Argentina”, reconoce este escorpiano que hace una semana cumplió 57 años.
Tiene claro Sabella, entonces, que el partido de mañana ante Colombia, en Barranquilla, será fundamental. Y aunque es consciente de que su puesto no corre peligro, sabe perfectamente que no puede seguir resignando puntos. Lo deja claro antes de tomarse el avión rumbo a enfrentar el calor costeño, un rival tan duro como Teófilo Gutiérrez, Mario Yepes y compañía.
¿El clima de Barranquilla es una de sus principales preocupaciones?
Sin dudas, el calor será un problema. Y cuando a eso se le suma la humedad, es más pesado. Llegaremos un día antes para aclimatarnos mejor. Trataremos de hidratarnos lo más posible. Hemos analizado una serie de bebidas para adaptarnos lo más rápido. No nos ayuda que Colombia juegue en la tercera fecha de local y no haga viajes. Va a estar mucho más descansado que nosotros.
¿Es una ventaja que no juegue un futbolista de la talla de Falcao?
Me apena mucho lo que le pasó porque lo conozco y sé que es una persona maravillosa, un gran ser humano. Ahora, como técnico de la selección, tengo que decir que para nosotros es mejor que no juegue. Siendo una lesión menor, bienvenida sea. Y que me lo discutan. Si fuera grave no podría atreverme a decir una cosa semejante. Pero es una lesión pequeña, sin consecuencias. Le deseo lo mejor. Que se recupere pronto.
Usted dijo que no iba a parar dos equipos, pero ¿hará algún cambio seguro ante Colombia?
Hemos hecho nuestro análisis, pero en esta instancia no pensamos usar dos escuadras. Vamos a ver cómo llegan los jugadores a Barranquilla.
¿Cómo evalúa la reacción de la gente en Argentina, que está decepcionada con la selección?
La gente está golpeada por lo sucedido en los últimos tiempos. Entonces, es entendible que nos reproche o que no llene el estadio de River. Tenemos que volver a entusiasmarla con buenos rendimientos. No se pudo contra Bolivia. Intentaremos que se nos dé con Colombia. Será importante ganar ese partido. No podemos regalar nada más.
¿Qué autocrítica hace a lo que le pasó a la selección en estos dos partidos que, hasta hace poco tiempo, era inimaginable que no ganara?
Hacemos autocrítica, eso es importante. Pero no tenemos que desesperarnos. Hay que ser inteligentes para escuchar a los demás y analizar los errores cometidos, y así no volver a fallar. El hecho de viajar a Barranquilla antes, por ejemplo, es algo de lo que aprendimos, porque a Venezuela llegamos sobre la hora. Además, no hay que mezclar los tantos. Fueron dos partidos distintos. Por jugar de local, el empate con Bolivia se puede emparentar con la derrota de Venezuela. Pero los dos rendimientos fueron diferentes. Con Venezuela, jugamos de discreto para abajo. Con Bolivia, no jugamos un gran partido, pero merecíamos ganar.
¿No cree que a la selección de Argentina le falta identidad?
El fútbol se ha globalizado muchísimo y es difícil encontrar la identidad del argentino. Creo que se perdió; el fútbol cambió y el mundo también lo hizo. Hay un cierto desbalance en cuanto a la renovación, hay mucho ataque y menos defensa. Tenemos que tratar de tener un equilibrio, como siempre digo. A eso apuntamos.
¿Y qué pasó con Bolivia?
Obviamente, no conseguimos un buen resultado. Primero, porque pensábamos ganar: jugábamos de local ante un equipo inferior al nuestro. Hicimos los méritos suficientes para llevarnos los tres puntos. Tuvimos muchas jugadas de gol, tiros en los palos, un gol anulado inexplicablemente. El gol que nos hicieron fue producto de un error que no tuvo que ver con una falla táctica, sino individual.
Según su punto de vista, ¿jugó bien Bolivia o lo hizo mal Argentina?
Bolivia hizo su trabajo, fue un conjunto muy ordenado, como lo había hecho en la Copa América. Ya había dicho el entrenador que venía jugando bien de visitante. Uruguay lo complicó muchísimo a través de la pelota parada. Ahora, tenemos un partido difícil este martes, trataremos de dar el máximo esfuerzo para recomponernos. Hay que salir a ganarle a Colombia.
Y ahora, contra Colombia, precisamente, ¿va a hacer cambios? ¿Cómo hay que jugar ese partido?
El tiempo de trabajo es escaso. Como siempre dije, hay que ser fuertes defensivamente y que Messi tenga compañía. Vamos a ver qué hacemos con el equipo. Tenemos que ver cómo están los jugadores después del viaje. Es probable que cambiemos el esquema. Colombia es un rival más fuerte.
¿Va a jugar Martín Demichelis, que se equivocó mucho ante Bolivia?
Demichelis está triste, como todos nosotros. Es muy prematuro hablar del equipo. Vamos a esperar.
Sabella esconde las cartas. Sabe que se juega un partido trascendental ante Colombia. El más importante desde que se hizo cargo de la selección. Un duelo complicado si se tiene en cuenta el antecedente fresco de la Copa América, más allá de que, entonces, el entrenador era El Checho.
En Argentina, todo tiempo pasado fue mejor
Detrás de las puertas casi blindadas que tiene la concentración en el predio de Ezeiza, la selección de Argentina consumió las horas previas al viaje hacia Barranquilla con la nostalgia que provoca un tango triste: por esos tiempos mejores que lejos están de la actualidad del conjunto que dirige Alejandro Sabella.
Una profunda pesadumbre rodea a un equipo cuyos integrantes valen millones de euros, pero pagan con centavos cuando se ponen la celeste y blanca. Y sucede a menudo. Por eso, la gente le da la espalda. De hecho, ante Bolivia no se completó el aforo de 40 mil espectadores en el estadio Monumental y hasta se devolvieron algunas entradas de protocolo. Bajo esta coyuntura, el técnico albiceleste está pensando en hacer cambios de cara al trascendental partido de mañana ante la tricolor colombiana.
Al margen del esquema, que podría ser un 4-4-2 o incluir un defensor más y cerrar filas con cinco hombres atrás, hay una modificación sustancial que busca Sabella en sus jugadores. Se trata de un shock anímico. “Están muertos”, le dijo a El Espectador una persona que conoce muy bien la intimidad de la albiceleste. Y quizá el caso prueba de esta coyuntura sea Martín Demichelis, quien cometió un error inadmisible que terminó con el gol del boliviano Marcelo Martins y sufrió una tormenta de silbidos que lo hizo soltar algunas lágrimas. Por eso mismo, el defensor del Málaga de España saldrá del equipo. No sólo por su flojo rendimiento, también por su estado espiritual. Lo reemplazará Federico Fernández, quien viene dulce después de haber marcado dos goles en el Nápoli de Italia. Sería la única modificación en la retaguardia. Por los laterales continuarían Pablo Zabaleta (Manchester City) y Clemente Rodríguez (Boca Juniors), y el otro zaguero central será Nicolás Burdisso, de la Roma. ¿Y si juega con cinco? Entonces, tendría una oportunidad Leandro Desábato, de Estudiantes.
En la mitad de la cancha, Rodrigo Braña, también de Estudiantes, tendría un lugar asegurado. Jugador con marca y presión, puede resultar clave en la batalla con los volantes colombianos. A su izquierda jugaría José Sosa, del Metallist ucraniano. ¿Podrá estar disponible Javier Mascherano, referente y excapitán? “Tiene un calambre”, dijo Sabella. ¿Saldrá Fernando Gago, el 5 de la Roma que exhibió un gran nivel ante Bolivia? ¿O entrará Pablo Guiñazú, del Inter de Porto Alegre? Lo único claro, por el momento, es que el arquero seguirá siendo Sergio Romero, de la Sampdoria, y adelante estará la dupla de los colosos españoles, Lionel Messi (Barcelona) y Gonzalo Higuaín (Real Madrid). Sergio Agüero (Manchester City) ya está recuperado de la contractura que lo dejó al margen del choque ante Bolivia e irá al banco.
Lo cierto es que el plantel tiene una cuenta pendiente. Lo sabe y quiere recuperarse. Lo dice su capitán y máximo referente. “Da mucha bronca esta situación que estamos atravesando. Estamos muy calientes. No podemos regalar más puntos. Tenemos que ir a Colombia a ganar”, asegura Messi. Esa es la premisa que tienen estos jugadores que buscarán dar el golpe en Barranquilla. Dejar atrás la inesperada igualdad con Bolivia y poder revertir la imagen. Justo cuando, en el medio de esta encrucijada, se habla de la incorporación de Juan Sebastián Verón como manager en diciembre, cuando La Bruja cuelgue los guayos en Estudiantes.