Las que tienen más fogueo han tenido que jugar en infantiles, incluso más con niños generalmente, o en torneos incipientes y de bajo nivel, porque aunque ha crecido mucho el interés de las niñas, no son tantas las practicantes todavía para un deporte tradicionalmente masculino que, con todo y nuestras deficiencias en fuerzas básicas, sí cumplen un proceso más completo hasta llegar a la Sub-20, categoría que ya es el último paso a las mayores, pero que no deja de ser juvenil. Se hizo un buen mundial, salir en cuartos es una manera digna de irse y cumplir. Solo perdieron en penaltis contra las neerlandesas, que tienen mucha más tradición que nuestro país en esta disciplina y compiten desde muy temprana edad.
Estas semanas, después de la eliminación, las redes y algunos colegas se dedicaron a descalificar a las señoritas exageradamente. En lo que sí se parecen a los hombres, es en que es muy diferente un torneo Sub-17 a un Sub-20. Si bien es cierto que ambos son juveniles, el nivel de exigencia y el deportivo son otros. Creo que ahí radicó el problema que generó tantas expectativas por un título en este mundial, porque la mayoría del grupo había sido subcampeón en la categoría anterior, donde sin considerarse más fácil tampoco, algunos países no enfocan sus objetivos ni su proceso. Pensar que el haber sido segundas allí nos ponía en la final, fue una gran ingenuidad.
El equipo fue de menos a más, pasando primero e invicto la fase de grupos. En octavos se jugó mejor contra Corea del Sur, pero se evidenció la falta de gol, que cobraría caro en cuartos con “las naranjas”. Ese es un mal del fútbol colombiano por años, no es exclusivo de ellas, y menos para cargarle la mano a Linda Caicedo por el simple hecho de ser la “famosa”, haber jugado más mundiales, hacer parte del Real Madrid y ser nominada a Balón de Oro, ¡sin tener 20 años!
Colgarles mochilas a personas que apenas están saliendo de su adolescencia es injusto e inapropiado. Hay que mejorar en la mentalidad, lógico, y eso se logra compitiendo. Seguro que hay que trabajar más, pero calmemos esas frustraciones y complejos nuestros, y entendamos que el proceso femenino va muy bien y nos ha dado mucho, y que los títulos van a llegar tarde o temprano, pero el camino de ofenderlas no es el correcto. Aprenderán de sus errores y nos sacarán muchas sonrisas.