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Estábamos engañados, pareciera que en desgracias deportivas siempre nos podemos superar. Lo que sufrimos en Londrina ya hace 24 años, cuando nos devolvieron temprano también al ser goleados 9-0, ya no está solo en el podio de las miserias del fútbol tricolor.
Fuimos últimos sumados los dos grupos, con cero unidades, cero goles a favor y ocho anotaciones en contra, ¡increíble!
El principal culpable es Héctor Cárdenas, quien a propósito ni siquiera era el técnico oficial, según él afirma “of the record”, pero no está solo en el patíbulo.
Detrás están quienes lo eligieron hace más de un lustro para estar al frente de los procesos juveniles. Ya había dejado el vallecaucano un registro penoso con la sub-17 en 2019, solo clasificó a un Mundial con la sub-20, de locales, pasamos terceros, y en el resto de misiones nos eliminó.
Su mensaje, que se traduce claramente en el juego de sus dirigidos, siempre ha sido pobre, temeroso, amarrado, limitador. Ha dilapidado talentos y buenas sensaciones. Pero lo peor del caso es que se lo permitieron…
Si la tendencia del señor Cárdenas es eliminarnos de cuanto torneo existe, ¿por qué lo dejaron tanto tiempo? Seguro de que los jugadores ya en una edad profesional también son responsables.
La cantidad de goles que se perdieron en los cuatro encuentros fue notable. Los errores individuales y de concepto no son culpa del técnico y dan escalofrío. Pero la mayoría de inconvenientes que se veían en la cancha tienen el sello de siempre de don Héctor, que aceptó un encargo muy pesado para sus capacidades.
Por enésima vez en esta tribuna invocamos a que se haga algo ya. No podemos seguir así, hay que barajar y volver a repartir, pero no es solamente cambiando a los entrenadores, hay que empezar desde abajo. Definir una línea y capacitar a los formadores de las categorías básicas. Todo empieza desde abajo, desde el primer mensaje al prospecto.
Unificar criterios e ideas y trabajar en nuestras falencias para “reforzar las fortalezas” que de una vez por todas hay que identificarlas.
Somos buenos generalmente con la pelota y se dan por montones extremos y centrales, por poner un ejemplo, entonces que siga pasando lo bueno, pero hay que enfocarse también en otras posiciones y, sobre todo, en lo que siempre falta, la mentalidad.
Si no hay maestros fuertes en ese sentido, van a seguir apareciendo temores en sus discípulos. Profesores bien pagos, con la menor cantidad de falencias posibles en sus hogares para que transmitan esa armonía, es lo que se requiere.
Hay que hacer un alto en el camino ya y reestructurar, o nos vamos a despertar demasiado tarde cuando no haya futuro.
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