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Hace unos meses La FIFA, de común acuerdo con sus confederaciones, pero en especial con la Uefa, comunicó que durante la pandemia, en caso de exigirse cuarentena al regreso de los jugadores con motivo de la pandemia en los países donde trabajan, los clubes tienen la potestad de prestar o no a sus jugadores para compromisos con sus selecciones nacionales.
Hasta ahora los clubes no habían hecho uso de esa opción, pero para la fecha FIFA programada para finales de marzo las grandes potencias de este deporte, encabezadas por Inglaterra, negaron dicho permiso. Jurgen Klopp, entrenador del Liverpool, fue enfático al señalar que los clubes son quienes pagan los salarios de los jugadores y por tal razón están en su derecho de no prestarlos. Marcelo Bielsa, técnico del Leeds, fue un poco más ambiguo, afirmó que nunca les negaría el permiso a sus jugadores de ir a defender los colores de su país, pero que entiende a los clubes por la misma razón exhibida por su colega Klopp. Pep Guardiola, técnico del Manchester City, se fue por la onda de Bielsa, pero enfatizó en que es evidente que los clubes no tienen el control de lo que pasa con sus jugadores cuando van a sus selecciones. En parte se refería a la pandemia, pero no es un secreto que muchas veces los jugadores vuelven de estas jornadas lesionados a sus clubes, situación que siempre ha sido molesta para ellos. Es verdad que en las fechas del año pasado no había cuarentenas establecidas, pero también es cierto que estamos en jornadas definitivas en Champions y en las distintas ligas.
Algún día la pandemia pasará. Lo que es difícil de reversar es la obligatoriedad que tenían los clubes hasta antes de esta pesadilla para prestar a sus jugadores a los seleccionados. El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, quiso quedar bien con todos al entregar esta concesión, pero es evidente que le ha dado un golpe de gracia al fútbol de selecciones, en favor de los clubes europeos, los más poderosos en el planeta fútbol.
Los clubes han hecho sentir su poder. El argumento utilizado es que ellos son los que pagan los sueldos de los futbolistas. La misma moneda con la que llevaban varios años presionando para que fueran ellos los que dispusieran de los permisos.
Es bueno comenzar a pensar en un retroceso con respecto a las fechas FIFA, hasta mediados de los noventa. En ese entonces, por ejemplo, en Suramérica se jugaba la eliminatoria durante las vacaciones de los jugadores que actuaban en Europa en un formato más corto y si se quiere más injusto, porque dependía del momento de los futbolistas a la hora de este minicampeonato. No había manera de contar con ellos para juegos amistosos.
Es lo anterior o esperar una jugada maestra de parte de Infantino para que se imponga por encima de los intereses económicos de los clubes, pero ya sabemos que en este mundo el que tiene dinero es el que marranea.
