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Se sabe de la relevancia que tiene la palabra de James dentro del camerino, el poder que le ha dado Lorenzo y el malestar de algunos de sus compañeros por ello. A algunas personas les parece que esto denota falta de autoridad del técnico y que le están manejando el equipo, lo cual, evidentemente, no estaría bien.
Pero con ese estilo de liderazgo ha llegado lejos. Hay liderazgos autoritarios o, mejor, hubo. Hoy eso no funciona. Los jóvenes de hoy preguntan todo y cuestionan todo porque tienen más elementos de juicio. Y los que son figuras se han ganado el derecho a opinar, a tener que ver con la gestión del grupo. Así mismo hay jugadores tímidos a los que no les interesa participar de ese tipo de discusiones y hay otros que prefieren callarse y filtrar información para crear mal ambiente. Hay de todo, imagínese un grupo de 25 o 26 personas menores de 35 años que tienen mucho dinero, egos complicados y contextos socioculturales de cuna distintos.
La próxima convocatoria nos dejará muchas cosas claras. Lorenzo ya dijo que ha llegado la hora de hacer cambios y tiene varios días para reflexionar, conversar con sus dirigidos y tomar decisiones. Ojalá sean de tipo conciliativo para que no tenga que volver a comenzar, aunque para eso necesitará la humildad y el compromiso de quienes estén implicados. Debería concentrarse más bien en entender por qué se quedó sin respuestas desde el banco en el juego ante Paraguay para que esto no se vuelva a repetir y para eso tiene que reunirse con sus asistentes, porque ellos tampoco lo están ayudando.
Lorenzo hace bien contando con sus jugadores para tomar decisiones, siempre y cuando ellos respeten que la última palabra la tiene él. Ahí es donde el entrenador debe retomar el control, porque cuando la mayoría de sus jugadores le dejen de creer no habrá vuelta atrás.
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