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Los ochenta

Hernán Peláez Restrepo
28 de febrero de 2021 - 01:00 a. m.

Por edad, Independiente Santa Fe ya puede recibir la vacuna contra el COVID-19. Por logros, títulos y grandes jugadores hoy quiero recordar al Santa Fe.

La primera vez que lo vi fue por allá en 1958, y recuerdo un clásico con Millonarios y las genialidades de José Vicente Greco, un interior izquierdo experto en el arte de dominar el balón. A su lado Juan José Ferraro, un veterano que había llegado de Vélez Sarsfield, y la sutileza en el juego de Norberto Gallito Hernández, el interior derecho. Ese año fue campeón. El equipo cardenal siempre les dio oportunidad a los jugadores de la casa: El tigre Moyano, Copetín Aponte y Carlos Rodríguez, vitoreados por el público en oriental y ni hablar de Aparicio Castillo, el Negro Wiesner, Valdiri, el Mono Tovar, Jaime Silva, Mario Bustamente, hasta la época de Ernesto Díaz, Moisés Pachón y ni hablar de Alfonso Cañón, el mejor jugador bogotano y una de las insignias albirrojas.

Cómo olvidar aquel Santa Fe de la década del sesenta, con una delantera goleadora integrada por Ricardo Campana, Miguel Resnik, Osvaldo Panzutto, Alberto Perazzo y el Zipa González. Después el Santa Fe de 1975, cuyo símbolo puede ser Carlos Alberto Pandolfi, al lado de Sarnari, Héctor Céspedes y los trabajos defensivos de Rafael Pacheco, Leonardo Recúpero, el Negro Luis Gerónimo López, Bernardo Chía, José Antonio Tévez, Mina Camacho, Víctor Campaz, Tumaco González, Miguel Basílico. Los aportes del Cachaco Rodríguez, como jugador y técnico, un hombre que era del Santa Fe de siempre. Por sus venas corría sangre cardenal. El Santa Fe de los días de Sekularac y el Loco Prospitti. Los goles de Gottardi y Odine. Los pasajes de Sapuca, Palmero Morales y Carpene, hasta el pasado reciente de Ómar Pérez. Fueron tantos los jugadores que se enfundaron la camiseta rojiblanca, que quedo corto en el recuerdo.

Pero por encima de todo, Santa Fe identificó un estilo de juego, una entrega, una entereza y un compromiso con sus seguidores: más allá de perder o ganar, sus jugadores siempre dejaron todo en el terreno de juego. La pasión albirroja, desde 1948 con su primer título hasta hoy, perdura en el sentimiento de sus afiebrados hinchas.

Quisiera haber dispuesto de más líneas para saludar este onomástico cardenal porque sería imperdonable olvidar a personajes como el Gringo Peñaranda, forjador de jugadores, al ojo escrutador de Alfonso Sepúlveda y a los malgeniados de la huesa Mendoza, el español Gaspar y al cascarrabias de Guillermo Cortés. Todos ellos forman parte de la familia y el recuerdo de un Santa Fe que vivirá hasta la eternidad.

Brindo por el Santa Fe del presente, el de Hárold Rivera. Y por todos aquellos que hilvanaron la historia de este equipo, uno de los grandes de nuestro fútbol.

 

Hincharojo(87476)28 de febrero de 2021 - 06:41 p. m.
Gracias por su columna sobre mi Santafecito.
UJUD(9371)28 de febrero de 2021 - 04:50 p. m.
Gracias Dr. Peláez, y Salud !!
hernando(16967)30 de marzo de 2021 - 06:02 p. m.
El verdadero periodista.
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