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“La gratitud es la flor más bella que brota del alma”, Henry Beecher.
Luego de un corto período en el que Radamel Falcao García estuvo en el equipo de sus amores, Millonarios, por situaciones ajenas a él y al club, terminó su relación contractual, pero no su relación afectiva con el equipo bogotano.
Falcao lleva a Millonarios en su ADN. Por eso, en su momento decidió venir a Colombia a jugar en el equipo. Por su imagen especial, carisma y fútbol, tanto él como su entorno, el equipo y los aficionados crearon una gran expectativa. Este gran ser humano y futbolista, mientras pudo jugar, se entregó como siempre, ayudó al equipo e hizo lo suyo: goles.
Pero las lesiones se convirtieron en su peor enemigo. Ratificó que deja un legado de disciplina, entrega, paciencia y prudencia a las nuevas generaciones para enfrentar lo que la vida y el fútbol presentan. A él, a su familia y al club Millonarios, muchas gracias por permitirle al fútbol colombiano tenerlo en las canchas de nuestro territorio.
Otro aspecto importante para el club embajador es la llegada de David González y su cuerpo técnico. Fueron contratados porque los directivos comprendieron que era el grupo idóneo para dirigir al equipo. Personas capacitadas y con recorrido en el fútbol, muy válidas para seguir creciendo.
Llegaron a una institución donde encontraron una muy buena base de jugadores y un excelente trabajo realizado por el profesor Alberto Gamero y su equipo de colaboradores. Corresponde al nuevo cuerpo técnico saber usarlo, potenciarlo y mejorarlo, pues no se ha sabido de nuevas incorporaciones.
Será una potente oportunidad para que el técnico David González ratifique por qué y para qué fue contratado por uno de los equipos grandes e históricos de nuestro fútbol colombiano.
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