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Diabluras y título

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Hernán Peláez Restrepo
29 de diciembre de 2020 - 02:00 a. m.
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El engaño y el amague son recursos válidos y a ellos recurren aquellos jugadores de alta calificación técnica, pero en este caso del título número 15 del América también hubo engaño a los observadores de la pantalla.

Si Santa Fe, obligado por la desventaja de tres goles, pudo en la etapa inicial descontar dos goles, lo lógico era que en otros 45 minutos consiguiera al menos uno para forzar otro tipo de definición.

Y no resultó así porque esa discutible moda de hacer cambio de jugadores a la lata terminan desvirtuando un plan de juego. Por supuesto que hay cambios justificables, como el que hizo América al retirar a su lateral izquierdo, quien o no conocía la función o estaba asustado.

Me llamó la atención cómo Santa Fe aflojó en la presión hacia el arco de Graterol y terminó haciendo “lluvia de centros”, donde el más destacado resultó siendo Marlon Torres, el zaguero americano.

En cambio América, excesivamente timorato en el primer tiempo, salió un poquito más a plantear juego arriba y ahí consiguió con Adrián Ramos dos remates, uno que pegó en el horizontal de Castellanos y un cabezazo que sacó bien el arquero cardenal. Y de pronto un remate de Vergara, para después encerrarse bien, con trabajo de Ureña, Paz, Arrieta y todo el que tuviera el balón disponible para alejarlo de su sector.

Son gestos reconocidos los de jugadores como Carlos Arboleda, que iba e iba, intentando conseguir algo, aunque no fueron muchos quienes lo imitaron.

América contradijo aquella reflexión de que en el fútbol se pregona, casi como axioma. La mejor forma de defender una ventaja es salir a atacar, porque muchos técnicos caen en la trampa de soñar con el empate y ahí generalmente pierden. Al América le salió bien el plan al final, porque decidió atrincherarse en sus líneas posteriores y aguantar hasta el minuto 96 y quedar con la estrella para su bandera.

A Santa Fe le faltó el líder, el conductor, en la zona de volantes. Seijas comenzó más como extremo izquierdo y Sambueza por la derecha. Daniel Giraldo posee condiciones para reconocer, así no sea el llamado a ordenar el juego y establecer alguna sociedad por Cucchi o Valdés.

En síntesis, América ganó el título, así haya perdido el partido 2-0, porque supo aguantar hasta el final y despreocupado de descontar. Eso también vale en el fútbol, más en esta clase de finales en las que jugar bien pasa a segundo plano. Acá sí, como dijo Bilardo, así no esté de acuerdo con él, jugar bien es ganar, y eso fue el reflejo de esta definición. ¡Salud al América por su título! Ya lo consiguió y solo disfrutarlo, y eso sí, pensar en cómo reajustar el plantel para competencias continentales.

 

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