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Rally Dakar 2015, el eterno amor por la arena

La competencia partirá de Buenos Aires el 4 de enero y terminará en la misma ciudad el 17 del mismo mes, tras recorrer más de 9.000 kilómetros y cruzar por Chile y Bolivia.

Gorka Pérez - El País
02 de enero de 2015 - 03:03 p. m.
Rally Dakar 2015, el eterno amor por la arena

Con el paso del tiempo a la carrera por etapas más dura del mundo el calificativo sigue sin quedarle grande. El Dakar se mantiene como el escenario favorito para aquellos pilotos que disfrutan viviendo la aventura de una prueba con 37 años de historia. De ahí que la mayoría de ellos agradezca el aumento de su dureza, algo compartido por la organización, que para la edición que comienza el domingo ha diseñado un recorrido más exigente que el de 2014, incluyendo una serie de elementos que aumentarán las dificultades de sus 13 etapas. El Dakar 2015 partirá de Buenos Airesdonde regresará en su cierre (el 17 de enero) tras recorrer más de 9.000 kilómetros y cruzar por Chile y Bolivia.

A pesar de que la cifra de participantes se ha reducido respecto a la de la última edición, de 472 a 427, las exigencias de la competición se mantienen al alza. No se ha incrementado el kilometraje, pero se ha aumentado la dificultad de muchos tramos. Sólo las motos y los quads recorrerán más kilómetros que en 2014 (9.295 por 8.734). La distancia para coches y camiones será menor que en la última edición (antes 9.374 y 9.188, ahora 9.111 y 8.159). Sin embargo, todos ellos deberán completar los 1.024 kilómetros que separan Termas de Hondo y Rosario en la décima etapa, la jornada más larga, superando los 911 que marcaron el tope en 2014.

Esta edición recupera las etapas maratón. En ellas los pilotos no tendrán derecho a asistencia técnica y mecánica externa. Deberán cargar con las piezas de repuesto de sus vehículos y hacerse cargo de forma individual de las posibles reparaciones mecánicas. Los coches volverán a verse afectados por esta circunstancia (no sucedía desde 2005), algo que preocupa a la mayoría de los participantes, entre ellos a Nani Roma. El actual campeón volverá a ponerse al volante del Mini para tratar de revalidar un título que la escudería alemana ha conquistado los últimos tres años. En su equipo estará uno de los principales rivales por el trofeo, el catarí Nasser Al-Attiyah, además del argentino Orlando Terranova.

Quién tratará de evitar el doblete del piloto catalán será también Carlos Sainz con Peugeot. La marca francesa vuelve al Dakar 25 años después de su última participación, en la que se alzó con el trofeo. En contra del piloto madrileño juega el escaso rodaje con el que llega el 2008 DKR, algo determinante para valorar la fiabilidad del bólido francés, tan importante en el desarrollo de una prueba de semejante dureza como el Dakar. Por otro lado, las dunas determinarán la robustez del buggy de Albert Bosch y Agustín Payá, en el debut en la prueba del primer vehículo 100% eléctrico. A la espera de que los favoritos cometan algún error se mantendrán los Toyota y Mutsubishi.

Sobre las dos ruedas, Marc Coma, tetracampeón del Dakar y poseedor del último entorchado, se postula como el principal candidato al título a lomos de una KTM que ha dominado la prueba de manera aplastante durante las últimas 13 ediciones. La ausencia del francés, Cyril Despres, cinco veces campeón y que competirá por primera vez en la categoría de coches con Peugeot, sumada a la baja por lesión de Chaleco López (operado de la rodilla), sitúan a Joan Barreda como el principal aspirante al título. El castellonense y su Honda, que ha mejorado la estabilidad para adaptarse a un pilotaje más agresivo, aspiran a desbancar a Coma y a la escudería austríaca con un equipo en el que competirá también con moto oficial Laia Sanz. La catalana, 16ª en 2014 y primera mujer en la clasificación final, no se plantea luchar por la victoria en la general pero sí aspira a llevarse alguna etapa, algo inédito hasta el momento. Sanz tiene a tiro el récord de la francesa Christine Martin, que acabó décima en 1981.

Dunas infinitas, temperaturas altas, trazados a más de 5.000 metros de altitud, jornadas maratonianas, y rutas exigentes con la navegación. El cóctel del Dakar resulta el mejor néctar para atraer a aventureros de todas las partes del globo. Es la única prueba que reúne tantos participantes con objetivos muy diversos. Todos comparten una pasión que transforma las dificultades en retos, un matrimonio bien avenido con un futuro prometedor. El romance con la arena sigue vivo.

Por Gorka Pérez - El País

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