Al momento de escribir estas líneas, el pelotero japonés, Shohei Ohtani, contratado por muchos atributos que se le suman en el juego, no hace parte oficial de la nómina de los 40 peloteros de los Angelinos de California, para la temporada de este 2018.
Sin embargo, es una de las figuras que espera engrandecer y fortalecer la plantilla de los Angelinos, bien como lanzador derecho, bien como extraordinario bateador, para esperar, al final de la campaña, que la novena vuelva a la postemporada.
Es una apuesta grande pero al mismo tiempo, de mucho riesgo. Pocas veces se consigue esa combinación de consistencia y profundidad en un pelotero. Pero no somos nosotros quienes tengamos la verdad revelada en las manos, y lo mejor es esperar.
Desde 1919 en el béisbol de las Grandes Ligas no ha jugado pelotero alguno con la habilidad de hacerse cargo de la loma de los sustos en la jornada de hoy, para mañana aparecer en la alineación como un destacado bateador.
Ruth es Ruth
Babe Ruth, el sempiterno ‘’Bambino’’, de los Yanquis de Nueva York y del Béisbol, fue una inolvidable figura que tuvo la inmensa calidad de poder ser un extraordinario lanzador, y al mismo tiempo, un formidable bateador, pero que con el paso de los días y de los meses, abandonó por completo la tarea de serpentinero para ser uno de los más grandes bateadores de todos los tiempos en la Gran Carpa.
Su indiscutible calidad como lanzador estuvo siempre a prueba y ofreció unos resultados tan valiosos, que algunos de sus registros aún siguen vigentes.
Pero Ruth fue sin duda alguna, el hombre que despedazó durante dos décadas, las costuras de las pelotas de béisbol, para edificar, con cimientos indiscutibles, que la ofensiva es, para efectos del béisbol, una cualidad tan perseguida y tan valiosa para una novena, que inmortalizó el cuadrangular, la máxima expresión ofensiva de un jugador, como el ‘’bambinazo’’.
Fue con el uniforme de los Medias Rojas de Boston, en 1919, cuando Babe Ruth por última vez se combinó, de manera formal, como lanzador y bateador de poder, pues ya en 1920, cuando jugó por primera vez con el uniforme de los Yanquis, su tarea era más que todo, concentrarse en producir carreras, y de vez en cuando, enviar la esférica por fuera de los parques de pelota.
Ruth compiló en cinco años con los Medias Rojas, de 1914 a 1919, 89 victorias y 46 derrotas como lanzador, numeritos indiscutiblemente sensacionales; pero al mismo tiempo, sumó 49 cuadrangulares como bateador de largo metraje, 29 de ellos, despachados en la campaña de 1919, cuando actuó como lanzador y bateador del club.
Por cierto, Babe ayudó a los Medias Rojas a conquistar tres títulos de Series Mundiales, las de los años de 1915, 1916 y 1918. Pero cuando se puso el uniforme de los Yanquis, sumó cuatro anillos de Series Mundiales.
En su primer año con el uniforme de los’’Mulos’’, Babe la sacó del estadio en 59 oportunidades. Y en 1927, Ruth se voló la cerca en 60 ocasiones, una marca que estuvo vigente hasta 1961, cuando Roger Maris, también de los Yanquis, superó el registro con 61 ‘’bambinazos’’.
Luego vinieron los años de los esteroides y las hormonas de crecimiento, para que desapareciera como por encanto la magia de los ‘’bambinazos’’ limpios en la Gran Carpa, cuando Barry Bonds conectó 73 cuadrangulares en la campaña del 2001; Mark McGwire, logró despachar 70 ’’bambinazos’’ en 1998, y 65 tablazos de circuito completo en 1999; mientras que el dominicano Sammy Sosa, con 66 estacazos de vuelta completa, en 1998, rompía la marca de Ruth; luego alcanzó 64 cuadrangulares en el 2001, y compiló 63 jonrones en la temporada de 1999.
Verdadera atracción
Esas cualidades no se han visto en la pelota de las Grandes Ligas, desde 1919. Pero estamos a las puertas de ver en acción al japonés Shohei Ohtani, la nueva adquisición de los Angelinos, quien viene a demostrar en la Gran Carpa, que tiene la suficiente capacidad de juego para lanzar un día, y al siguiente, ser bateador natural dentro de la alineación que pueda utilizar Mike Scioscia, el estratega del club.
El pelotero oriental es la gran atracción de los Angelinos, y en los campos de entrenamientos primaverales, tendrá que exhibir toda su capacidad de juego, para, primero, conquistar uno de los 25 cupos para la nómina oficial de la temporada de la novena; y segundo, para subir a la loma de los sustos a desarrollar su tarea como lanzador, y luego, aparecer en la alineación como el pelotero de poder.
Con 23 años, 1.93 metros de estatura y sus 210 libras promedio de peso corporal, Ohtani es considerado como uno de los últimos fenómenos del beisbol del Japón de la última década, y quienes lo han visto jugando en los diamantes, alaban no solo su calidad como lanzador y su formidable poder al bate, sino la frialdad como se desempeña desde el montículo, cuando cumple con esa tarea en su equipo; y la cobertura que hace con toda la extensión de su bate, cuando le corresponder consumir sus turnos.
Buen designado
De manera natural, los Angelinos utilizan al sensacional dominicano Albert Pujols en calidad de bateador designado, cuando no está ocupando la primera almohadilla. Y Ohtani podría ser un buen bateador designado para la novena, dentro de las posibilidades de ofrecer su apoyo a la ofensiva al club.
Bateador zurdo, Ohtani podría ocupar la posición de designado cuando el lanzador rival sea derecho, dentro de la estrategia normal del juego para timoneles como Scioscia. Y Pujols podría serlo, cuando el serpentinero rival sea zurdo, abandonando el primer cojín en la alineación regular. Cuando por necesidades del compromiso, Scioscia necesite a Pujols y a Ohtani en la alineación, el japonés podría ocupar uno cualquiera de los jardines, en donde defensivamente se desempeña sin complicaciones.
La tarea de Ohtani desde la loma de los sustos la desarrolla con su brazo derecho, de tal manera que maneja la diestra desde el montículo, pero es siniestro a la hora de consumir sus turnos al bate.
Su recta alcanza las 100 millas. Sus curvas son profundas y domina casi todos los ángulos del pentágono. Combina con naturalidad cuatro lanzamientos, incluyendo el cambio de velocidad.
En sus cinco años como profesional del béisbol en Japón, Ohtani consiguió 42 victorias y apenas 15 derrotas, como lanzador abridor, con 2.52 carreras limpias por juego, sumando 624 bateadores abanicando la brisa en 543 episodios trabajados.
El japonés, a la ofensiva, en ese mismo lapso, despachó 48 tablazos de circuito completo y obtuvo promedio de 286 al bate.
Shohei viene precedido de muchas alabanzas por la critica del béisbol japonés, pero para quienes conocen a fondo las exigencias de las Grandes Ligas, muchos temen que, finalmente, el pelotero asiático más temprano que tarde, se decida en conquistar los honores de la lomita de los sustos, o en hacer uso del bate para definir a palo limpio, los compromisos de su novena.
Buena combinación
Medio centenar de periodistas del Japón ya están ocupando espacio en el Diablo Stadium, de Tempe, Arizona, el campo de entrenamientos primaverales de los Angelinos, y en su primera aparición en el terreno juego, se mostró tranquilo y concentrado en su tarea, con una carga adicional de trabajo, por su condición de lanzador y bateador de poder.
La fórmula que ha dispuesto el grupo técnico de los Angelinos, es dejarlo desarrollar el trabajo que normalmente efectúa en estadios japoneses, para luego empezarlo a adecuar a las exigencias de las Grandes Ligas. Y para ese trámite, apenas tendrá dos semanas, dado que en la primera semana de marzo, ya debe tomar acción en los partidos primaverales de la novena.
Físicamente, Ohtani se muestra con las condiciones naturales para afrontar la etapa de preparación con el equipo, y su concentración mental es de buen recibo, porque la nueva atracción de los Angelinos sabe que los primeros pasos tiene que darlos él, para conquistar lo más importante por el momento: una casilla dentro de los 25 de la nómina para empezar a jugar en la temporada.
Está inscrito como lanzador por el club. Su nombre todavía no está dentro de los 40 del equipo. Esta invitado a los campos de entrenamientos. La preparación ya empezó. Sus turnos al bate, en la jaula, es seguida por interés por propios y extraños. Sus lanzamientos desde la lomita se insinúan eficaces y bien controlados. Todo eso hace parte de la buena mezcla deportiva que exhibe Ohtani.
Obviamente, hay una enorme expectativa con relación a lo que el pelotero japonés pueda finalmente ofrecerle a los Angelinos como equipo, a los seguidores de la novena como amantes del beisbol, y al juego, como la gran prueba japonesa del nuevo siglo en la Gran Carpa.
No cabe duda alguna. Ohtani es una atracción para los Angelinos y para el béisbol. Lo que hace falta es confirmar que todo lo que se dice de él, es valioso y decisivo dentro de los diamantes beisboleros de las Grandes Ligas.