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Brasil, 'o mais grande do mundo'

Óscar fue la gran figura de los nuevos pentacampeones, que se habían coronado en 1983, 1985, 1993 y 2003.

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Redacción Deportiva
20 de agosto de 2011 - 11:21 p. m.
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Aunque mucha gente diga lo contrario, sigue existiendo una selección  que sí gana de camiseta o al menos intimida a todos sus rivales. Se llama Brasil y anoche conquistó el título del Mundial Sub-20 de Colombia 2011, al derrotar por 3-2 a Portugal, en tiempo extra.

Lo hizo sin desplegar su tradicional jogo bonito, pero ecudiendo a los recursos que mostró durante todo el campeonato: estrategia, practicidad  y poder físico.

Ayer, en El Campín, contó además con una gran dosis de suerte y un jugador sobresaliente, el volante Óscar, autor de los tres goles y hombre clave en la elaboración de juego.

Portugal, que anotó por intermedio de Álex y Nelson Oliveira,  murió con las botas puestas y pudo haber ganado si sus jugadores no hubieran sentido tanto el trajín de los seis partidos anteriores.

Quienes sí decepcionaron en la final fueron los dos arqueros, Mika y Gabriel, nerviosos e imprecisos, muy lejos del nivel que mostraron en los seis duelos anteriores. El portugués, que perdió un invicto de 575 minutos, falló en dos tantos, mientras que el brasileño fue el responsable del segundo de los lusos.

Mención aparte merece el técnico verdeamarillo Ney Franco, a quien la estrategia y las variantes le salieron a la perfección desde el primer duelo, ante Egipto, hasta el de anoche, pasando por los triunfos sobre Austria, Panamá, Arabia Saudí, España (por penaltis) y México.

Brasil completó su quinta corona en la categoría e igualó el pentacampeonato de la selección de mayores. Como si fuera poco, ha ganado dos veces el título mundial Sub-17.

Los premios individuales fueron para Mika, como mejor golero; el brasileño Henrique, como goleador y balón de oro, distinción protestada por la afición, que esperaba que el galardón fuera para Óscar o Nelson Oliveira.

Brasil, con justicia, levantó la Copa,  pero Colombia también fue gran ganador en el Mundial. En 23 días el país demostró que puede ser sede de grandes eventos y que los hace bien.

Se ratificó igualmente la pasión que despierta el fútbol en nuestro país y la manera como la selección une e ilusiona. El torneo dejó como herencia ocho espectaculares estadios y una nueva cultura deportiva para utilizarlos, con mujeres y niños en las tribunas. También una gran imagen de Colombia ante el mundo, pues las 23 delegaciones se fueron enamoradas del país y su gente.

Por Redacción Deportiva

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