Publicidad

China, a 99 días de los Olímpicos, piensa en el lío con el Tibet

Todos los fastuosos estadios y miles de millones de dólares invertidos para transformar a Beijing en una ciudad moderna han quedado en un segundo plano por las protestas pro Tíbet, un caótico relevo mundial de la antorcha olímpica y la indignación de los chinos hacia Occidente al considerar que su esperado magno evento ha sido estropeado.

Información de AP
29 de abril de 2008 - 08:32 p. m.

A falta de 100 días para su inauguración, mantener la política alejada de los Juegos Olímpicos de Beijing parece una causa perdida. Un año atrás, el ex presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, pronosticó que los de Beijing sería "los mejores de la historia". Su sucesor, Jacques Rogge, se lamentó hace un par de semanas de que los mismos "están en crisis". ¿Podrán China y el COI devolverle algo del brillo perdido?

Esta no es la primera vez que cuestiones políticas interfieren con los Juegos, pero los de este año han resultado ser lo más conflictivos desde los boicots de los 80. "Las autoridades chinas tienen en sus manos un serio problema de relaciones públicas", comentó David L. Shambaugh, politólogo y director de un programa de estudios chinos en la Universidad George Washington.

"El gobierno chino y su ciudadanía se han abocado a un guerra propagandística con Occidente, sobre todo con la prensa occidental ... Todo esto, junto al nacionalismo exacerbado de los chinos, es la receta perfecta para un desastre de relaciones públicas para los Juegos", añadió. Beijing irradia un ambiente negativo estos días.

Un oleada de disturbios el mes pasado en Tíbet provocaron manifestaciones anti China en Londres, París, San Francisco y otras ciudades por donde pasó el fuego olímpico. El trayecto pasó a ser una farsa por los numerosos cambios de último minuto en la ruta, con pases de invitación especial para evitar protestas.

La reacción en China ha sido de estupor, particularmente por la agresión sufrida por una atleta china en silla de ruedas durante el tramo en París. Tocados en su orgullo nacional, grupos de manifestantes chinos protestaron frente a los locales de la megatienda francesa Carrefour en varias ciudades.

Lo cierto es que la política se hizo presente desde el momento que China, país gobernado por un sistema unipartidario, recibió la sede hace siete años. El gobierno, ávido en mostrar el creciente poderío económico y político del país, no escatimó en gastos. Aún hay tiempo para que los Juegos levanten cabeza, pero Beijing necesita suerte.

Podría hacerlo con una serie de eventos de menor perfil a partir del miércoles, cuando los organizadores celebrarán la cuenta regresiva de los 100 días. El primero será un mini maratón alrededor de las dos sedes más llamativas: el nuevo Estadio Nacional, conocido como el Nido de Pájaros, y el Cubo de Agua, donde se disputará la natación. También se completará el concurso de cuatro años para escoger los temas musicales de los Juegos.

La vuelta de la llama a China continental a comienzos de mayo podría significar que lo peor ya pasó, pues habría menos protestas en el país, aunque quizás nadie será testigo de las mismas. La llama llegará el miércoles a Hong Kong. Pese a una seguridad al máximo y rígidos controles migratorios para evitar el ingreso de extranjeros que causarían problemas, no se descarta interrupciones durante el recorrido en China, particularmente en Tíbet y la región occidental de Xinjiang.

Cualquier boicot, si bien parcial, de la ceremonia de apertura, como respuesta a la represión en Tíbet, generaría más


animosidad anti occidental. El ofrecimiento chino de iniciar conversaciones con representantes del Dalai Lama podría mitigar la posibilidad de más protestas.

Un plan draconiano para cerrar industrias contaminantes y suspender obras de construcciones reduciría el aire sucio, que era el trastorno más severo hasta el estallido de los disturbios en Tíbet. "Creo que la imagen de los Juegos de China aún es buena", comentó Jin Yuanpu, politólogo y director ejecutivo del Centro Olímpico Humanista de la Universidad de Renmin en Beijing. "Sólo ha sido la prensa occidental y alguna gente de occidente quienes han aprovechado esta coyuntura para atacarnos. Los chinos están poniendo su mejor empeño para ser buenos anfitriones".

Pero en cualquier momento se pueden producir situaciones poco agradables para los chinos. Durante los Juegos, cualquier acto de repudio contra las políticas de China en Tíbet y Darfur podría recibir amplia cobertura por parte de los 30.000 periodistas, poniendo a prueba la tolerancia del gobierno. Grandes patrocinadores, como Coca-Cola y General Electric, podrían verse en apuros.

"Si alguien despliega una bandera de Tíbet en el público, entonces saldrá por televisión o se transmitirá por teléfono, aún cuando la policía reaccione rápidamente", advirtió Brian Bridges, politólogo de la Universidad Lingnan en Hong Kong. "Se proyectará en todo el mundo. No sé si la seguridad estará preparada para lidiar con esto sin verse muy violenta".

Por Información de AP

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar