Aristóbulo Cala, un campeón sin reconocimiento

El santandereano de 28 años, quien corre para el equipo Strongman, no tuvo su mejor temporada después de ganar la pasada Vuelta a Colombia, pero aspira al pelear por una nueva corona.

Redacción deportes
08 de agosto de 2018 - 03:00 a. m.
 Aristóbulo Cala espera las jornadas de alta montaña para atacar y acercarse al liderato de la Vuelta a Colombia 2018. / FCC
Aristóbulo Cala espera las jornadas de alta montaña para atacar y acercarse al liderato de la Vuelta a Colombia 2018. / FCC

Los títulos casi siempre se definen por detalles pequeños. Cuando todos los focos señalan a ciertos ciclistas, algunas veces hay quienes logran dar sorpresas y terminan por alegrar las carreras. La novedad de la Vuelta a Colombia 2017 fue Aristóbulo Cala, un corredor de 28 años que no estaba en el radar de los especialistas y les arrebató el campeonato de la carrera más importante del país a los favoritos; hombres como Álex Cano, Wálter Pedraza y Óscar Sevilla.

Luego de su merecida victoria, ha sido criticado por su irregular temporada, en la que no ha logrado triunfos importantes. De hecho, aunque es el campeón defensor, no está entre los candidatos a ganar esta edición de la carrera más importante de América.

Y eso que a un ganador siempre se le va a exigir que repita, que se consolide o que, por los menos, entregue su corona dando la pelea.

A Aristóbulo Cala le ha tocado lidiar este año con una fuerte caída que le ocasionó un corte en el lado derecho de la cresta iliaca, por que el que le tuvieron que coger cinco puntos. Ocurrió en la segunda etapa de la Vuelta a Cundinamarca: a pocos metros de la llegada se enredó con otro corredor y se fueron al piso. El golpe lo sacó de la carrera, cuando iba cuarto en la general, ganada al final por su compañero William Sandoval.

La idea de su técnico, Luis Alfonso Cely, era que Cala peleara la carrera y fuera tomando confianza para defender el título de la Vuelta, pero por recomendación médica prefirieron que se retirara. Al pedalista nacido en Hato, Santander, tampoco le ayudó el calendario.

Su equipo, el Strongman, realizó una intensa concentración en el departamento de Boyacá y él se recuperó de forma adecuada, pero por cuestiones económicas no compitió recientemente. Pagarles los sueldos a los corredores fue la prioridad, antes que inscribirse en otra competencia.

Por eso, el domingo pasado en Pereira, Cala y compañía iniciaron la Vuelta sin mucho ritmo, con un prólogo de 8,2 kilómetros, aunque esperan ir mejorando con el paso de los días y dar la pelea por el título final.

Bien en la Oro y Paz

El balance de 2017 para Aristóbulo es positivo. En febrero fue el mejor de los “colombianos” en la carrera Colombia Oro y Paz 2.1, al menos el más destacado entre los escarabajos que corren en equipos locales. Terminó octavo, detrás, nada menos, que del francés Julian Alaphilippe, reciente campeón de la montaña del Tour de Francia y compañero de filas de Fernando Gaviria en el Quick Step.

El santandereano se codeó con ciclistas de la talla de Nairo Quintana, Rigoberto Urán y Egan Bernal. Quedó tan impactado por la prueba y el nivel, que ya se fijó como meta ganarla en 2019. “Después de esta Vuelta no voy a correr el Clásico RCN, porque quiero enfocarme en pelear la próxima Oro y Paz”, apuntó.

Después de salir campeón de la Vuelta ganó el título por equipos del Clásico RCN, en el que terminó entre los 20 primeros. Estuvo luego en la Vuelta a Costa Rica, en la que quedó octavo en la general. Y en abril de este año quedó 28 en el Tour de Croacia.

Un año después de haber quedado en la historia del ciclismo colombiano, asegura que “el deporte es muy desagradecido” y asegura que las críticas que recibe son “innecesarias; es lógico que haya mayor atención sobre mí, pero no puedo ahora ganar todo, como espera mucha gente”.

El año pasado durante la Vuelta, se obsesionó con tomarse la frecuencia cardiaca. “Si me levantaba con 40 y 42 pulsiones por minuto sabía que iba a tener un buen día”, recuerda Cala, quien descansa en un hotel cerca de Palmira, donde ayer salió la segunda etapa antes de llegar a Armenia.

“Este año vengo sintiendo esas mismas pulsaciones y sé que tengo mi cuerpo en buena forma”. En la escuadra que lo acompaña este año no está ninguno de los compañeros con los que logró el título de 2017. En parte porque el técnico Cely tiene la idea de que, con un hombre de experiencia como Cala, y una buena suma de talento joven, puede apuntarse su cuarta Vuelta como entrenador. “Al comienzo Cala era medio dormido: en cada caída que había, quedaba tirado”, apunta el entrenador.

“Quizá sí era así. Estaba menos atento de lo que estoy ahorita. Siento que ahora hablo menos en carrera, pero pienso y veo mejor todo”, se defiende Aristóbulo, como todo un capo de filas que espera con ansias las etapas que pasan por La Línea y el Picacho, para buscar un nuevo ascenso a la gloria y demostrarles al resto de equipos y corredores la casta que lo hizo campeón el año pasado.

Cala, un campeón sin reconocimiento, sabe que no son muchos los escarabajos que han sabido llevarse en más de una ocasión el título de la Vuelta y que tal vez lográndolo dejará de ser un campeón sin reconocimiento.

Por Redacción deportes

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