Así fue la hazaña de Rigoberto Urán

Héctor Abad Faciolince, columnista de El Espectador y enviado especial del Canal Caracol al Tour de Francia, cuenta cómo vivió desde suelo francés el triunfo del pedalista colombiano Rigoberto Urán, en la novena etapa de la competencia.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Héctor Abad Faciolince - Enviado especial de Caracol TV al Tour de Francia
09 de julio de 2017 - 10:46 p. m.
Rigoberto Urán en el podio de la novena etapa del Tour de Francia. / AFP
Rigoberto Urán en el podio de la novena etapa del Tour de Francia. / AFP
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

La mayoría de los comentaristas están de acuerdo: esta es la etapa más dura y más devastadora del Tour de Francia. Siete premios de montaña, tres de ellos tan duros que se denominan “fuera de categoría”. Se supone que todos los gregarios deberían ahorrar fuerzas para ayudar a sus líderes en las partes más duras de la etapa. Sin embargo, casi inmediatamente después de la salida, dos hombres de Nairo Quintana se van con la primera fuga, y toman los relevos para poner el pecho en la fuga tempranera: Betancur y Herrada. La estrategia parece muy extraña, sin embargo, el equipo de Contador hace lo mismo: dos de sus gregarios, entre ellos Pantano, participan en la misma fuga. Tal vez podamos entender (o no entender) este curioso comienzo cuando lleguen las subidas más duras. En un principio, para alguien que mira sin pedalear, es un comienzo extraño el de Movistar y el de Trek Segafredo. Si sus líderes lo pagan al final, alguna responsabilidad les cabe a los equipos.

Cuando faltan todavía 140 kilómetros (de un total de 181) los 38 fugados sacan una distancia de tres minutos y medio al pelotón de los favoritos, donde siempre comandan los hombres de Froome, a un ritmo que parece pretender dos cosas: que los fugitivos no se alejen mucho, y que el ritmo no sea devastador tampoco para su líder. Todo lo más duro de la etapa debe llegar aún. Los siguen los gregarios de Astana, que protegen a Aru, y luego un Quintana con un par de escuderos de su equipo. Más atrás está Rigoberto Urán, como a la sombra, como con ganas de que nadie se acuerde de él.

En Seyssel, al pie del primer ascenso fuera de categoría, que llevará a los ciclistas de 280 mt.  sobre el nivel del mar a los 1.31 del Colle de la Biche, los fugitivos siguen siendo 38 y la distancia se ha acortado un poco: 3 minutos y 18 segundos. Serán 10 kilómetros y medio durísimos los de este primer gran ascenso. Aquí esperamos tener unas primeras respuestas a tantas dudas que ha levantado este principio de carrera y este Tour. Después de una bajada vertiginosa viene el Gran Colombier. Si no es en la coneja (Biche), será en la palomera (Colombier), donde podremos averiguar mejor qué pretenden los equipos y en qué condiciones están sus líderes.

En el pelotón Quintana, por primera vez en el Tour, no se ve tan bien situado al comienzo de la cuesta. Está casi solo, con un solo gregario que lo orienta, pero que no lo lleva aún a los primeros lugares del grupo, al lado de Froome. Sigo sin entender lo que pretende Movistar.

Los fugados aumentan su ventaja cuando el ascenso lleva apenas tres kilómetros. Al menos Betancur no está tirando del grupo; la ventaja llega a los cuatro minutos. El ritmo de adelante es tan duro que algunos de los fugados se van quedando. Cuando faltan 120 km y la primera gran subida va por la mitad, Carlos Betancur sería temporalmente camiseta amarilla, pues los punteros ya le sacan 4  minutos 20 al lote principal. Ya en cercanías del Biche la distancia ha aumentado hasta 5 minutos y medio. Al pasar el gran premio de montaña, la distancia se acerca ya a los 6 minutos. Ha empezado a lloviznar y el pelotón no ha llegado aún a la cima. Ninguno de los favoritos se ha quedado en el grupo principal, que sigue compacto. Cuando llegan a la cima la distancia es ya de casi siete minutos, lo que demuestra que su ritmo es de cautela y ahorro de energía.

Ahora habrá que encarar la subida al Colombier. Herrada se cae en la carretera húmeda del descenso y así el gregario de Quintana, además de cansado, queda también golpeado y atrasado. Faltan 105 kilómetros para llegar a meta, y dos cuestas durísimas. En el descenso la distancia baja de nuevo a los seis minutos. Los lotes grandes se cortan mejor el viento y pueden turnarse más ciclistas para tirar en las rectas. Pero arriesgan, y Froome pierde a uno de sus mejores gregarios, Geraint Thomas, que se cae, y era segundo en la general. Varios ciclistas pierden el equilibrio en las curvas y la situación es la más tensa posible. La carnicería del descenso va juntando víctimas. Froome, que baja muy bien, saca una luz al lote principal. La distancia es de 6 minutos y 15 segundos al llegar a la base del Colombier. Pantano es el colombiano que mejor llega allí. Betancur ha bajado con más prudencia después de la caída de su coequipero Herrada.

Froome no se ve con tantos escuderos a la base del Grand Colombier: le queda su colombiano, Henao, que lleva nuestra bandera en los riñones, para que no se nos olvide de dónde es. Y dos más. Contador, que se había quedado en el descenso, logra reconectar, haciendo un gran esfuerzo, en las primeras rampas hacia arriba; si Pantano estuviera allí, le habría podido ayudar. Cuando faltan 5 km para la cima se empieza a ver el cansancio de Betancur, que pierde metros respecto a los punteros. Su sueño amarillo duró pocos kilómetros y ya se empieza a disolver. Pantano aguanta mejor, así sea con la lengua afuera, pero cuando faltan 3 km. pierde la rueda de los punteros. Contador se cae en la subida después de patadas con el público. Nada muy grave, pero muy molesto y no es fácil recuperar el paso. Quintana sigue a la sombra de Froome, pero sin ayuda, y Henao se va quedando en el Colombier. Froome no está solo, todavía le quedan dos escuderos. La distancia se ha reducido a 5 minutos y 45 segundos. Aru se sitúa a la sombra de Nairo, con rostro seco, sereno. En la cima del Colombier, los primeros son Benout y Barguil; tras ellos Mollema y Roglic.

Se preparan para la cuesta definitiva en el Mont du Chat; la distancia entre los punteros y el lote principal se ha reducido a 3 minutos gracias al trabajo de los hombres de Sky. Quintana está solo y nos asusta con un problema mecánico. Espera al carro y parecen poder arreglarlo. Aru tiene ayuda; incluso Rigo la tiene un coequipero, pero Nairo está solo y solo debe regresar al lote, con alguna ayuda del aire que cortan los carros. Faltan 50 kilómetros para llegar, pero 9 serán de gran subida, al 10%, con puntas del 15%, otro premio de montaña fuera de categoría, el último, el definitivo. Hay cuatro colombianos que siguen combatiendo: adelante, Pantano y Betancur, en la fuga todavía incomprensible; en el pelotón, Nairo y Rigo. Habrá que ver qué tienen en las piernas estos cuatro.

El primero en ceder es Betancur, no se sabe si para ayudarle a Nairo o porque las piernas no le dan. Ya lo veremos. Rigo, con un equipo menos sólido, tiene más ayuda que Quintana. Fabio Aru ataca en el mismo momento en que Froome alza la mano porque tiene un problema mecánico. Nairo se pega a la rueda de Aru. Un poco más atrás sigue Rigo. El ataque de Aru es lo menos elegante del mundo pues lo hace exactamente cuando Froome pedía ayuda. Cuando Froome los alcanza Aru se enoja con Quintana. Barguill va adelante, dos minutos antes que los favoritos. Faltando treinta kilómetros alcanzan a Betancur y lo pasan de largo. No es de ninguna ayuda para Nairo. Su fuga no tuvo nunca ningún sentido y el equipo de Movistar debería explicar lo que buscaban. Poco después se queda Contador sin poder aguantar el ritmo del pelotón que ahora es un pequeño lote. También su coequipero, Pantano, perdió rueda y no le pudo ayudar.

Ataca Aru y al fin Froome se queda solo. Responden Nairo y Rigo. Contraataca Aru; siguen Froome y Rigo. Urán se anima y coge un mejor lugar. Se le ve buena cara, serena, fresca. Martin prueba una aceleración. Richie Porte lo intenta otra vez. Fromme responde; también Rigo, Quintana y Aru. Por cuarta vez lo intenta Porte. Al fin ataca Froome. Rigo resiste. Quintana se queda. Aru cede un poco, pero se recupera. Aguanta Rigo. Capturan a Fugsland. Nairo queda más solo que nunca. Glorioso Rigoberto Urán, sigue adelante con los mejores.

En la cima Barguill tiene 25 segundos sobre el grupito de Froome. Nairo ya va a 47 segundos. Contador más atrás. Rigo es capaz de llegar con los mejores. El descenso es vertiginoso; se arriesga la vida; no hay descanso. Porte pierde el equilibrio, se sale en una curva a la izquierda y salta como un torpedo hasta la derecha; Martin cae sobre él y con un pie toca a Rico, que consigue esquivarlo. La caída es una terrible, a más de 70 km por hora. Más sangre y más dolor en el Tour. Terrible golpe. Ambulancia para Richie Porte, a quien lo inmovilizan con un cuello ortopédico. El golpe parece grave; el Tour llega hasta ahí para él.

En el descenso Barguill gana algunos pocos segundos. Urán tiene un problema mecánico, por el golpe con Martin. El tensor no funciona y no puede cambiar. Tiene la relación más dura, atrás. Desde un carro tratan de arreglarle el tensor, pero no lo consiguen. Bardet ataca a Barguill y lo deja atrás a los 11 km de meta. Pero mantener medio minuto a diez km, solo, será muy difícil. Rigo no puede cambiar: el cambio electrónico ya no funciona y deberá correr estos kilómetros en una bicicleta fija, sin cambios, como si fuera de pista.

Tiene el coraje de jalar el lote de los cuatro sobrevivientes, para alcanzar a Barguill y a Bardet. Está concentrado, y aunque tiene que arrastrar una relación que rompería las piernas de cualquiera, aguanta. Llegamos a las últimas curvas antes de la meta. El ritmo es frenético. Froome ataca dos veces desde lejos, pues sabe que lo suyo no es el embalaje, Rigo lo neutraliza. Última curva, últimos cien metros, la hora de la verdad. Rigo se lanza de primero: tiene que coger todo el impulso posible para poder arrastrar semejante relación; es su única oportunidad, de lejos.

Parece que va a ganar, pero en el último instante, desde la derecha, llega su karma, Barguill, que celebra la victoria. Rigo piensa, y dice después: "Qué güevonada, me volvió a ganar Barguill en el último centímetro, como en España". Los franceses celebran, Barguill es izado al pódium del ganador. Llora de dicha. Rigo va a orinar al control antidoping. Sale la foto finish: los organizadores del Tour, sin mucho entusiasmo, lo deben reconocer: no ganó el francés, sino el colombiano ese, el de Urrao, el que se parece a Mick Jagger. Se lo dicen a la salida de la prueba antidoping. Urán, que es como de Urano, un astro, no lo cree, piensa que le están mamando gallo otra vez. Y en cambio es verdad, es verdad. Urán acaba de ganar la etapa más dura del Tour de Francia. ¡Y toda Colombia celebra con él! Nosotros, aquí en el Tour, también. Una etapa durísima; unas caídas crueles; un comportamiento errático de Movistar con Nairo. Pero al fin una gran recompensa: ganó este gran corredor, el duro, el constante, el sufrido Rigoberto Urán.  

Por Héctor Abad Faciolince - Enviado especial de Caracol TV al Tour de Francia

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.